El pasajero es lo que menos interesa a camioneros y autoridades, lo que vale son las rutas, ¿no?


Es necesario que las autoridades de Tlaxcala pongan orden en el rubro del transporte de pasajeros porque estos son, según se ve, lo que menos interesa a empresarios y sus empleados los choferes cuyo comportamiento es muy preocupante.

Si el director del Centro SCT, Marco Tulio Munive Temoltzin, pusiera un mayor empeño en su labor, estos episodios no se darían. Pero actuar privilegiando a las empresas sin considerar la obligación que tienen hacia los usuarios es la causa del hartazgo social contra este tipo de servidores.

Y luego nos preguntamos por qué se prevé tan baja la participación de los votantes en la elección del cinco de julio. ¿Quiere usted más razones?, ¿Le parece poco que, viajando con su familia en un autobús, de ATAH o Flecha Verde, de repente se encuentre en medio de una lluvia de proyectiles porque a los choferes les dio por evocar los tiempos en que se mataban cetemistas y cromistas o croquistas?

Estamos en 2009. Esos corporativos se encuentran tres metros bajo tierra (políticamente hablando) pero, la inconsciencia del personal, animado por sus patrones, nos exhibe como un pueblo bárbaro, en el cual, uno viaja bajo su propio riesgo porque no existen reglas ni autoridades capaces de aplicarlas.

Menos de una agresión a un autobús en servicio se requiere para aplicar todo el peso de la ley a los responsables. Mucho más si se ha puesto en riesgo la integridad de los pasajeros.

Pero, y en el fondo, qué origen tiene este caos.

Según nuestras fuentes, personajes infiltrados recurren cíclicamente a causar desórdenes en empresas tan emblemáticas como estas, dedicadas a transportar pasajeros entre Puebla y Tlaxcala. Y hoy, que estamos a un mes de la elección, el encargo de esos bichos es más vigente que nunca.

Pero, cuando estos alborotadores cuentan con la ventaja del ambiente propicio para aplicar sus conocimientos en la agresión, el terror y, sobre todo el cumplimiento de las órdenes de quienes ocultos en las naguas de la cobardía no dan la cara como empresarios responsables de todas estas trifulcas, no queda otra que demandar de las autoridades que despierten de su letargo y se apliquen a fondo, antes de que haya un muerto.

Esto es algo comparable con la reprobable acción atribuida a un diputado priísta, capaz de despertar la ira colectiva en la comunidad de San José Teacalco para encauzar ese odio en contra de una candidata panista a diputada.

Claro, el susodicho lo niega. Ni modo que sea de manera contraria.

Pues igualito sucede con esta crisis de transportistas. Una élite de empresarios, cuales dioses del Olimpo, acompañados por el Júpiter Munive Temoltzin del transporte, lanzan rayos a placer a una turba de apasionados chafiretes, unos subvencionados para mantener ese ánimo hostil y otros, los más, apasionados por hacerla de caudillos con camisa de manga corta y corbatita estilo Vitor, el popular microbusero de la tele.

En una hora se han de reunir. Ya se ha de ver qué intereses les asisten. Pareciera como si ATAH tuviera la calidad moral para arrojar piedras, luego de los problemas y el luto que ha llevado a los hogares tlaxcaltecas.

De veras, otros empresarios, menos frívolos y más responsables ya lo hubieran pensado bien. Es tiempo de que la SCT meta orden ya que su representante en Tlaxcala no puede.