Los operadores de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros fallaron y ahora buscan corregir su error.

 

 

No aceptan que Marcela González Castillo no haya sido reelecta como diputada local y que no tenga un lugar en la próxima legislatura para desde ahí construir, según ella y su aliado el secretario de Gobierno, Luis Antonio Ramírez Hernández, su candidatura al gobierno del estado o la de su marido que en unos meses más se desempeñará como presidente municipal de Tlaxcala.

 

Ese par de “brillantes” operadores nunca pensó que Morena y sus aliados ganaría los 15 distritos de mayoría y que por esa razón el partido guinda perdería la posibilidad de tener diputados plurinominales, cuya lista era encabezada por Marcela González, nuera del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya y Rubén Terán Águila.

 

Y tan es así, que en pleno proceso electoral estos operadores se dieron a la tarea de presionar a ciertos candidatos de partidos aliados a declinar a favor de los abanderados de Morena, porque pensaban que era la única forma de garantizar su triunfo electoral el pasado 2 de junio.

 

El viernes el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones empezó el análisis del reparto de las diez diputaciones plurinominales y llegó a la conclusión que Morena quedaría excluido de esas posiciones y aunque los consejeros electorales trataron de encontrar la forma de asignar un lugar, la realidad es que fracasaron en su intento y optaron por cerrar la puerta definitivamente a la “operadora estrella” del lorenismo Marcela González.

 

Por esa razón, desde el mismo viernes Luis Antonio Ramírez y su séquito de colaboradores se dieron a la tarea de contactar al candidato que se ubicó en el segundo lugar de la elección de diputado en el distrito 15, Guillermo Jorge Hueyotlipan Barrón, quien abanderó al Partido Movimiento Ciudadano, para ofrecerle la ayuda legal y política a fin de que impugnara los resultados y pudiera revertir el triunfo de la morenista Ana Bertha Mastranzo Corona.

 

De los 15 distritos locales, el de San Pablo del Monte es el más cerrado y en donde Morena obtuvo la más baja votación. La diferencia entre Mastranzo Corona y Hueyotlipan Barrón es de menos de 20 votos.

 

Los inexpertos empleados del secretario de Gobierno han sido descuidados y han dejado evidencias (hay fotografías, videos y audios) de su abierta intervención para perjudicar a Mastranzo Corona, quien en la legislatura pasada demostró ser una leal defensora e impulsora del proyecto que encabezaba Lorena Cuéllar para convertirse en gobernadora de Tlaxcala en el 2021.

 

Se dice que Luis Antonio Ramírez sencillamente no quiere compartir el poder que actualmente detenta con Marcela González, quien de quedarse fuera del Congreso del Estado podría incorporarse al gabinete estatal y en unos meses aspirar a la Secretaría de Gobierno que hoy está en manos del morelense.

 

Están tan nerviosos en el primer círculo de la mandataria, que se menciona que Ramírez Hernández anda tan ocupado en el tema de hacer perder a Ana Bertha Mastranzo que incluso ayer habría sostenido en la ciudad de Puebla una disque discreta reunión con la virtual líder de Movimiento Ciudadano en Tlaxcala y próxima diputada local, Sandra Aguilar Vega, a quien le habría ofrecido todo el respaldo para que la impugnación contra la elección del distrito 15 con cabecera en San Pablo del Monte prospere.

 

Si Morena perdiera en la mesa la diputación local de Mastranzo Corona, el ITE se vería obligado a reasignar las diez posiciones plurinominales porque se alteraría la votación y el partido guinda estaría en condiciones se reclamar una que sería para la caprichosa y ambiciosa Marcela González que se la ha pasado haciendo berrinches porque no fue reelecta como legisladora.

 

Grave que en Morena y en el círculo cercano a la gobernadora Cuéllar no exista lealtad, disciplina y respeto a los principios de no robar, no mentir y no traicionar, porque me parece una bajeza que haya una estúpida operación para sacrificar a una morenista que ganó legítimamente su distrito para facilitar la llegada de una soberbia mujer que sólo ve su interés, el de su esposo y el de su familia.

 

Además, es mentira que sea una gran operada y estratega electoral, pues los resultados de los pasados comicios demuestran todo lo contrario. Su esposo Alfonso Sánchez García ganó de panzazo la presidencia municipal de Tlaxcala con más de 16 mil votos y con dos años de abierta promoción y respaldo oficial, mientras que el distrito de la capital la neo morenista Madaí Pérez Carrillo lo superó por mucho al sumar más de 21 mil sufragios, cuando es una desconocida y una inexperta política.

 

Tal vez, Marcela González ya vio que su marido es un fiasco como político y ahora pretende asumir su lugar de aspirante a la candidatura de Morena a la gubernatura, sobre todo porque ella percibe que la caballada de la mandataria Lorena Cuéllar para la sucesión está flaca.

 

Veremos si se consuma la operación bajeza o aceptan que Marcela González se dedique a gobernar la capital a través de su sumiso y castrado marido.

 

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