Ana Lilia Rivera Rivera, la senadora que busca la reelección por Morena, confirmó ayer lo que era un secreto a voces en Tlaxcala, la ruptura y distanciamiento que existe entre ese partido y la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros.

 

 

 

Durante un acto de campaña que realizó por Yauhquemehcan, la campesina y disque luchadora social no pudo contener más su envidia y recelo y soltó el veneno que por años ha guardado para tratar de desacreditar el gobierno de la también morenista Lorena Cuéllar.

 

«Que me escuche el que quiera, que se enoje el que se enoje, pero el pueblo consciente de Tlaxcala me dice todos los días, muy bien por nuestro presidente (Andrés Manuel López Obrador), pero aquí (Tlaxcala) todavía queremos sentir lo que se siente tener un gobierno que no falle, que no traicione, que no robe y que no engañe a su pueblo».

 

Para empezar dudo que el pueblo tlaxcalteca exprese todos los días ese supuesto malestar porque la flamante senadora sólo viene hacer campaña los fines de semana y recorre unas calles de unos que otro municipio de la entidad, en segundo lugar si recibe las quejas también debería pedir las pruebas y evidencias de que la mandataria traiciona, roba y miente para que ella que se siente la única mujer impoluta de Tlaxcala presente las denuncias y pida al presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que deje de presumir a Lorena Cuéllar como una de las mejores gobernadoras del país.

 

No estoy diciendo que el gobierno de Cuéllar Cisneros sea el mejor en la historia de Tlaxcala, pues es un hecho que los resultados logrados hasta ahora no son los esperados y que tiene sus altibajos que dibujan una administración inconsistente, sin rumbo y sin un proyecto definido, donde ha faltado combatir la corrupción, abrir los principales espacios del poder a los tlaxcaltecas y transparentar el uso de los recursos públicos.

 

Si de por sí existía una mala relación entre los actuales senadores reeleccionistas Ana Lilia Rivera y José Antonio Álvarez Lima con la mandataria tlaxcalteca, la disputa por las candidaturas a la Cámara Alta del Congreso de la Unión acentuó aún más sus diferencias políticas e ideológicas, pues los simpatizantes del grupo de “Los Claudios” despojó de las nominaciones a su rival, a quien sólo le dejaron designar a los suplentes que fueron Eréndira Cova Brindis y Luis Vargas González.

 

Lorena Cuéllar se movió y empujó sus propuestas representadas por Alfonso Sánchez García y Madaí Pérez Carrillo, sin embargo éstas fueron desechadas inmediatamente porque políticamente no representaban nada, de ahí que en respuesta decidió apoderarse de la candidatura al Senado del PVEM para imponer a su ex secretario de Gobierno, Sergio González Hernández.

 

De ese forma, el ex panista se convirtió en el plan “C” de la gobernadora, quien ordenó a la estructura del gobierno estatal y al lorenismo trabajar por el proyecto de Sergio González, para lo cual se la han pasado las últimas semanas pidiendo el voto diferenciado, es decir, para el Senado votar por el PVEM y para el resto de los cargos de elección popular por Morena.

 

Lo anterior trascendió inmediatamente y Ana Lilia Rivera y José Antonio Álvarez detectaron en sus pocos días que hacen proselitismo en la entidad el abandono de la gobernadora Lorena Cuéllar y de su grupo político.

 

La molestia de la senadora Rivera es entendible, pero su actitud belicosa sólo viene a complicar más la meta de conseguir en los comicios del próximo 2 de junio 550 mil votos para el proyecto de la candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, quien ya consumió la mitad de sus días de campaña y aún no se digna a visitar Tlaxcala, la entidad que después de Tabasco aportó más sufragios al triunfo de López Obrador.

 

El ataque de Ana Lilia Rivera será personal o será un mensaje de “Los Claudios” y de la misma Sheinbaum Pardo.

 

Será que el sector radical de Morena al que pertenece la senadora campesina está armando un expediente negro contra Lorena Cuéllar para llegado el momento exhibirla y evidenciar que la gobernadora mintió, robó y traicionó.

 

Me queda claro que a la aprendiz de política y luchadora social como ella se auto describe le falta mucho camino por recorrer. Su agresividad quizá impresiona a sus exagerados 500 seguidores, pero es un hecho que su falta de prudencia y sensibilidad la deja mal parada porque no puedes estar pidiendo el voto para Morena y por el otro lado descalificando a una gobernadora emanada de ese partido que según ella y el pueblo está haciendo un pésimo papel.

 

A la senadora reeleccionista Ana Lilia Rivera le conviene serenarse y mostrar congruencia con lo que hace y dice.

 

Le comparto una parte del mensaje de la senadora Rivera, presidenta de la Mesa Directiva del Senado de la República, el cual emitió el pasado 21 de marzo al recibir el Reconocimiento a la mujer 2024 por parte del International Parliament of Educations (https://comunicacionsocial.senado.gob.mx/informacion/prensa/8524-version-estenografica-del-mensaje-de-la-senadora-ana-lilia-rivera-rivera-presidenta-de-la-mesa-directiva-del-senado-de-la-republica-al-recibir-el-reconocimiento-a-la-mujer-2024-por-parte-del-international-parliament-of-educations).

 

“La primera vez que yo fui candidata, en el 2007, acabábamos de vivir un proceso difícil. Él (AMLO) me conoce cuando era yo candidata a diputada en mi Distrito local y me ve y me dice, “es usted muy joven”. Le dije “no soy tan joven. La juventud no debe de ser un obstáculo para medir nuestras capacidades”. Y me dijo “tiene usted razón”.

 

Terminamos nuestra gira y me dio un consejo, que lo llevo en lo más profundo de mi corazón, porque eso equivale a ser un modelo de ejercicio del poder, distinto. Cuando se despidió de mí, me dijo “si gana usted, cumpla. Y si no, no guarde rencor en su corazón, porque la gente, nuestro pueblo, apenas está aprendiendo a defender su libertad de votar en un país democrático, que ha simulado democracia durante tantos años”.

 

Me dijo “no se llene de rencor, porque un político y un líder rencoroso no le sirve a su pueblo. Siempre hay que mirar al pueblo con ternura y con amor, lo más sublime, los valores más grandes están en esa masa, donde todavía en México hay una generosidad muy grande en el pueblo”.

 

Primera lección. Se gobierna con amor, no con rencor, no con odio. Así debemos gobernar las mujeres.

 

Y la segunda enseñanza, pues son muchas, tuvo que ver en un momento muy difícil, cuando iniciábamos la lucha en la defensa del petróleo, en la reforma energética, en la que no coincidíamos y yo ofrezco disculpas a quien tiene otra ideología; tuvo un infarto, pero regresó, gracias a Dios. Y él nos dijo, “regresen a sus estados y siembren una clase política distinta. El cambio generacional tiene que nacer pronto y este nuevo grupo de personas que deben tomar los liderazgos, deben aprender lo primero: desde que Dios se hizo hombre, no hay otra forma de amar a Dios, que amar al hombre. Pongan el servicio del poder a favor del pueblo y de la gente, nunca se van a equivocar y habrá valido la pena vivir”.

 

Eso es tomar el poder como una mujer: no reproducir los esquemas de poder que nos han lastimado tanto. El tener el poder hoy en la representación femenina, no implica que hayas roto con esa manera de hacer poder; todavía aquí en el Senado todos los días me enfrento con mujeres atacando a mujeres; con mujeres difamando mujeres y con mujeres haciendo política de la forma patriarcal que tanto nos ha lastimado”.

 

Hasta aquí la cita.

 

Ahora saque usted sus conclusiones.

 

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