La negligencia para atender con prontitud el problema de la seguridad en Zacatelco que no sólo desatendió el nefasto alcalde Hildeberto Pérez Álvarez, sino las autoridades estatales que se retrasaron en declarar el mando coordinado para tomar el control de la seguridad del municipio, derivó en el asesinato de un ciudadano y de un elemento de la policía estatal que fue prácticamente linchado por los vecinos.
De nada sirve que durante los primeros minutos de este martes 9 de abril se haya sostenido una reunión extraordinaria para que el Consejo Estatal de Seguridad “adelantara” la decisión de declarar el mando coordinado para tomar el control de la seguridad del municipio de Zacatelco, como una consecuencia de los disturbios ocasionados por un grupo de pobladores de la colonia Xitototla por la falta de atención de la policía municipal y ante la omisión del alcalde Hildeberto Pérez y del comisario de dicha demarcación Javier Mendieta.
Aunque hoy nos quieren engañar con el hecho de que adelantaron la decisión, la realidad es que el mentado mando debió haberse instalado después del 19 de marzo, fecha en que venció el plazo que otorgó el titular de la Secretaría de Gobierno, Luis Antonio Ramírez Hernández, al presidente municipal para atender y responder a las observaciones y señalamientos que le hicieron sobre el problema de la inseguridad, pero como el funcionario estatal estuvo más ocupado en sus labores de operador político se olvidó del tema que terminó en una tragedia.
Lo grave, es que desde noviembre del año pasado la policía estatal se hacía cargo de la seguridad en Zacatelco, ya que sencillamente ese ayuntamiento dejó de tener policías municipales al comprobarse que la mayoría de uniformados no estaba certificado y que mantenía nexos con presuntas bandas de delincuentes como “Los Colombianos”.
Por esa razón, los diputados locales aprobaron fast track y en dos ocasiones reformas a la Ley de Seguridad para que el gobierno estatal pudiera arrebatar a los presidentes municipales la seguridad sin que se interpretara como una violación a la Constitución.
Hoy después de una evidente negligencia y una clara omisión por parte del gobierno del estado y del alcalde Hildeberto Pérez, se pude llegar a la conclusión que las mencionadas reformas no sirvieron de nada y que el mando coordinado para tomar el control de la seguridad en Zacatelco está manchado de sangre de un ciudadano y un policía estatal.
El malestar e inconformidad por la inseguridad en ese municipio no es algo nuevo ni reciente, sino que desde hace meses los habitantes venían quejándose de los constantes atracos, de los asaltos violentos y del imparable robo de automóviles que desde septiembre del 2021 a la fecha ya suman casi 300 unidades.
De acuerdo con la información disponible, se sabe que elementos de la Dirección de Investigación de la Secretaría de Seguridad Ciudadana hacían un recorrido por Zacatelco cuando observaron un remolque que tenía las característica de uno que había sido robado la mañana del lunes, el cual estaba siendo resguardado, con la ayuda de una grúa, en un predio bardeado, por lo que decidieron intervenir.
Lo anterior desató una persecución y en la ruta de escape los ladrones robaron un taxi, pero para conseguirlo atacaron y mataron al conductor que se opuso al atraco, situación que provocó la molestia de los ciudadanos que de inmediato la emprendieron con golpes contra los elementos de la Policía Estatal.
Y mientras eso pasaba, los delincuentes lograron escapar sin dejar rastro, tal y como sucede siempre en Tlaxcala.
Los vecinos lincharon y mataron al policía Rubén N. y otro elemento de nombre Antonio N., se encuentra entubado debatiéndose entre la vida y la muerte en un nosocomio.
Para rescatar a los uniformados, el secretario de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala, Alberto Martín Perea Marrufo, se olvidó de los abrazos y recurrió nuevamente a los gases lacrimógenos y a tirar balazos al aire para dispersar a los habitantes que ya estaban tocando las campañas para llamar a más personas.
Perea Marrufo es quizá el peor secretario de Seguridad que ha tenido el actual gobierno, porque desde su llegada se incrementó la presencia de criminales y los delitos van a la alza como los homicidios dolosos y los asaltos violentos que se cometen prácticamente en todo el territorio tlaxcalteca.
Si ese capitán de la Marina es incapaz de cuidar y defender a los policías que trabajan para él, usted cree que tiene la capacidad para garantizar la seguridad de los tlaxcaltecas.
Lo mejor que puede hacer es renunciar para que llegue un secretario de Seguridad con ganas de trabajar y combatir a los delincuentes.
Lamentable, penoso y vergonzoso lo que está pasando en Tlaxcala, sí, uno de los estados más seguros del país.
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