Varias son las lecturas que se obtienen una vez que la mayoría de los partidos de oposición dio a conocer su lista de candidatos a diputados plurinominales.

 

 

 

De entrada el PRI, el PAN y el PRD decidieron mandar a candidatos opositores que difícilmente entrarán en la órbita de influencia y sometimiento de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, como pasó con algunos diputados de la actual legislatura como el panista José Gilberto Termotlzin Martínez, el perredista Ever Alejandro Campech Avelar y los priistas Fabricio Mena Rodríguez y Diana Torrejón Rodríguez.

 

No me cabe la menor duda que el bloque opositor busca arrebatar a la mandataria tlaxcalteca el control del Congreso del Estado, por lo que créame que la disputa principal en los comicios del próximo 2 de junio se centrará en las quince diputaciones de mayoría.

 

Y pareciera que la ex gobernadora priista de Tlaxcala, Beatriz Paredes Rangel, es la encargada de coordinar esa hazaña tras romper con la mandataria Lorena Cuéllar que optó por echar de su administración a Enrique Padilla Sánchez y a Elia Sánchez González.

 

Las razones por las cuales despidió al primero no están claras, mientras que la segunda fue removida de la Dirección de la Coordinación de Radio, Cine y Televisión (Coracyt) por varias fallas administrativas y de trabajo.

 

Fiel a su estilo, Beatriz Paredes optó por la discreción y la operación fina. Primero recuperó el control del PRI en Tlaxcala con Anabell Ávalos Zempoalteca, quien finalmente logró quedarse con la primera candidatura al Senado de la coalición integrada por el PRI, el PAN y el PRD.

 

Después bloqueó el arribo de Mariano González Aguirre a la presidencia del ex partidazo y su designación como candidato a diputado plurinominal, posición que terminó siendo para Enrique Padilla, uno de los operadores más cercanos a la senadora.

 

Si hay alguien en Tlaxcala que conoce los tiempos para armar grupos opositores capaces de acceder al poder es ella. En 1998 hizo lo propio para que Alfonso Sánchez Anaya abandonara el PRI y buscara la gubernatura de la entidad bajo el cobijo del PRD, lo cual consiguió al derrotar al hoy tío de la mandataria, el priista Joaquín Cisneros Fernández.

 

Seis años después, volvió a armar otra rebelión al interior del PRI y apoyar las aspiraciones del ex priista Héctor Ortiz Ortiz que contendió con el respaldo del PAN y otros partidos locales, quienes lograron el control del Poder Ejecutivo al vencer al priista Mariano González Zarur.

 

En el 2010, Beatriz Paredes logra un acuerdo con el hacendado Mariano González y éste finalmente cumple su sueño de gobernar Tlaxcala.

 

En las elecciones del 2016, Mariano González impone candidato al neo priista Marco Antonio Mena Rodríguez y vence en las urnas a Lorena Cuéllar que en ese entonces fue arropada por el PRD.

 

En el 2021 Beatriz Paredes decidió respaldar a la actual mandataria que ya estaba en Morena, a cambio de hacer algunas recomendaciones de funcionarios estatales, sin embargo el acuerdo y la relación se rompió en el 2023 con el despido de Enrique Padilla y Elia Sánchez.

 

La ex gobernadora tiene buen olfato político y sabe leer muy bien los tiempos y las condiciones electorales de Tlaxcala. Hoy seguramente intuye que el grupo en el poder se ha equivocado y que no existe un liderazgo y control que haga invencible a Morena y a sus aliados, de ahí que está sentando las bases para conformar el verdadero bloque opositor que en el 2027 buscará recuperar la gubernatura.

 

De entrada, está garantizada la independencia de los futuros diputados plurinominales del PRI, PAN, y PRD, Enrique Padilla, Miriam Martínez Sánchez y Laura Flores Lozano. Y ese grupo opositor seguramente crecerá cuando se sume el legislador del PT que muy probablemente será Silvano Garay junior y el del PAC que aún no ha dado a conocer su nombre.

 

La ruptura del PT con Morena y sus aliados en los comicios para las diputaciones de mayoría no fue casualidad, porque es obvio que el partido que controla Silvano Garay Ulloa está más que dispuesto a jugar en la próxima legislatura como opositor.

 

Como tampoco fue el hecho que el PAC, el partido bajo el control del ex gobernador Héctor Ortiz, decidiera ir sólo en los actuales comicios, pese al coqueteo que recibió del lorenismo y de Morena.

 

El bloque opositor que se está armando para llegar al Congreso del Estado no debe minimizarse, porque en un descuido se puede convertir en un grave dolor de cabeza, sobre todo si logran un número importante de diputados.

 

Al tiempo.

 

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