Al inepto y negligente presidente municipal de Zacatelco, Hildeberto Pérez Álvarez alías “El Cachorro”, le quedan tres días para decir si acepta el Mando Coordinado para que las labores de seguridad las siga ejerciendo los elementos estatales de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, lo cual sucede desde el pasado mes de noviembre cuando se comprobó que los uniformados municipales estaban rebasados, mantenían nexos con presuntos grupos criminales y la mayoría de los integrantes de esa corporación carecía de la certificación correspondiente.

 

 

 

Durante la Primera Sesión del Consejo Estatal de Seguridad Ciudadana celebrada el lunes, los integrantes de la mesa analizaron la propuesta de establecer el Mando Coordinado en el municipio de Zacatelco, con el propósito de regularizar la presencia de la policía estatal en esa población, porque de no ser así su estancia y operación sería considerada ilegal de acuerdo con la nueva Ley de Seguridad Pública y Ciudadana.

 

Ante el permanente incremento en los delitos en esa población del sur del estado y las quejas constantes que había contra los elementos municipales por abusos y la protección que otorgaban a “colombianos” dedicados a la extorsión y al cobro de piso, el gobierno lorenista decidió asumir el control de la seguridad en noviembre del año pasado tras la agresión que recibió un grupo de habitantes que se manifestaba contra el edil Hildeberto Pérez, quien contrató a golpeadores para agredir a los quejosos y disolver la protesta.

 

Desde que “El Cachorro” asumió el control de Zacatelco los índices de inseguridad se dispararon, se descuidó la policía municipal y se permitió la operación de los colombianos, lo cual alteró la paz social en la población que en unos días más podría quedar en desamparo si Hildeberto Pérez insiste en negarse a firmar la solicitud para que opere el Mando Coordinado.

 

Hasta ayer el secretario de Gobierno de Tlaxcala, Luis Antonio Ramírez Hernández, no había podido convencer al presidente municipal de Zacatelco de mantener la presencia de la policía estatal, de ahí que si para el viernes no existe una respuesta favorable, los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana serán retirados dejando en manos del ayuntamiento la seguridad que actualmente sólo tiene dos elementos.

 

No se trata de un capricho del gobierno estatal, sino que sencillamente se tienen los elementos y las características que se establecen en la nueva ley para poner en marcha el Mando Coordinado en Zacatelco.

 

La actitud negligente del alcalde es inexplicable, sobre todo porque ante las próximas elecciones es necesario garantizar la paz y la tranquilidad en Zacatelco donde hay un marcado malestar hacia el edil la que pretende heredar el puesto a su hijo Hildeberto Pérez Maldonado en contubernio con los colombianos que le habrían ayudado a comprar o conseguir la candidatura del PT.

 

Lo que pasa en Zacatelco es grave y preocupante.

 

Ojalá se imponga la ley, el sentido común y la razón, para que después no existan quejas de que el crimen organizado ya tiene alcaldes que puso y controla a su antojo.

 

El despido de Gwendoline Amaro Ramírez

 

En las próximas horas y días veremos en qué deriva el despido de la intransigente ex líder sindical de la Delegación D-III-I de Personal de Apoyo y Asistencia Educativa de la Sección 31 del SNTE, Gwendoline Amaro Ramírez, quien estiró tanto la liga que terminó por romperse.

 

Aunque su baja de la nómina de la Secretaría de Educación Pública de Tlaxcala se le da a conocer el pasado lunes, es hasta ayer que se hace pública luego que miembros de su delegación asistieron a las instalaciones del SNTE para exponer la problemática de su ex dirigente y de otros trabajadores.

 

El gobierno estatal sólo aplicó la ley e inició el procedimiento para despedir a Gwendoline Amaro que al parecer incurrió en varias anomalías administrativas al cerrar arbitrariamente las instalaciones de la dependencia.

 

No es la primera dirigente sindical que es despedida por encabezar acciones contra la administración de Lorena Cuéllar Cisneros, pues en septiembre del año pasado el ex líder del sindicato de burócratas 7 de Mayo, Enrique Escobar Cortez, también fue cesado luego de encabezar una marcha de protesta mientras se llevaba a cabo un evento oficial por la celebración del segundo aniversario del triunfo de la actual gobernadora.

 

Gwendoline Amaro nunca aceptó que con la llegada del gobierno morenista a Tlaxcala las cosas cambiarían, de ahí que asumió un papel opositor que terminó por encaminarla a su despido que muchos creían que sería imposible.

 

Se dice que la ex dirigente sindical ayer buscó a la gobernadora Lorena Cuéllar y que habría tenido un encuentro con ella por el municipio de Ixtacuixtla. No se sabe de qué hablaron y si hubo o no acuerdos, pero lo que sí se tiene seguro es que ya dejó de ser trabajadora de la Secretaría de Educación Pública de Tlaxcala.

 

Veremos en qué termina este caso.

 

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