Marcela González Castillo, Alejandra Ramírez Ortiz, Jaciel González Herrera y Fabricio Mena Rodríguez fueron las diputadas y los diputados que se negaron a acatar la instrucción de designar a Rubén Terán Águila como próximo presidente de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, grilla que fue avalada por el secretario de Gobierno Luis Antonio Ramírez Hernández.
En su lugar, los morenistas y sus aliados como el PT y el Verde Ecologista se decantaron por el panista José Gilberto Temoltzin Martínez. Increíble, pero cierto, en pleno proceso electoral los legisladores decidieron entregar el reflector a su principal adversario político.
Reunidos en la Casa de Gobierno, el morelense que funge como el número dos en el estado, dejó caer sobre la mesa la propuesta del morenista Rubén Terán, nombre que de inmediato fue cuestionado por la diputada del PAC, Alejandra Ramírez, quien consideró que era una mala decisión porque siempre filtraba información a los medios de comunicación y porque no garantizaba la unidad de Congreso de Estado.
Y remató, si Terán está muerto políticamente, para qué revivirlo si ya perdió la confianza de todos.
Los pobres argumentos de la diputada del PAC fundados más en resentimientos y en ánimos de venganza para Rubén Terán que fungió al inicio de la actual legislatura como presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política, fueron respaldados por el gris legislador del Verde Ecologista, Jaciel González Herrera y el priista Fabricio Mena Rodríguez, quienes lanzaron una perorata que sólo convenció a la morenista Marcela González que no ocultó fue alegría porque su estrategia de entregar esa posición a su compañero de partido funcionó.
Dicen que Marcela González desobedeció la sugerencia que recibió del más alto nivel, en venganza porque su marido, el ex secretario de Infraestructura, Alfonso Sánchez García, no será candidato al Senado de Morena.
El secretario de Gobierno, Luis Antonio Ramírez, se limitó a escuchar y se negó a considerar los argumentos de otros diputados y diputadas que se pronunciaron a favor de aceptar la indicación, porque a lo mejor se trataba de un compromiso que ya estaba pactado.
Sin embargo, pudo más la venganza y el odio, porque Rubén Terán fue despreciado y en su lugar se espera que hoy sea designado un panista como presidente de la Mesa Directiva que fungirá del 15 de enero al último día de mayo, aunque no descarte que de última hora pudiera existir un cambio.
Por cierto, en la mencionada reunión entre el secretario de Gobierno y los legisladores y las legisladoras también se acordaron cinco comparecencias de funcionarios ante el Congreso del Estado, pero no crea que serán abiertas, sino que éstas llevarán a cabo en sesión de las comisiones unidas y a puerta cerrada para garantizar el control de las mismas.
Los funcionarios que serán citados al Congreso del Estado son Luis Antonio Ramírez como encargado de la Segob, Alberto Perea Marrufo, titular de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Ernestina Carro Roldán, procuradora de Justicia, María Estela Álvarez Corona, responsable de la Secretaría de Bienestar y Antonio Martínez Velázquez jefe de la Secretaría de Cultura.
Hasta aquí mi reporte del legislativo.
Nada para nadie
El conflicto que se prolongó por más de dos meses y que derivó en los últimos días en la toma de las oficinas de la Secretaría de Educación Pública concluyó ayer sin que hubiera vencidos ni ganadores, porque las cosas siguen igual y lo único que se evidenció es la debilidad del gobierno lorenista que ni con la amenaza de una orden de aprehensión pudo doblar a dirigente de la delegación D-III-1 del SNTE, Gwendolyn Amaro Ramírez, quien junto con 45 trabajadores sindicalizados que, se destacan por ser flojos, conflictivos e improductivos, es capaz de hacer y deshacer en la dependencia que controla Homero Meneses Hernández.
Después de los acuerdos a los que llegaron los trabajadores sindicalizados con el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros, la lideresa Gwendolyn Amaro festejó su supuesto triunfo y se pavoneó de haber ganado, según ella, este nuevo round contra las autoridades estatales, lo cual es totalmente falso porque su lucha y movimiento no logró nada, excepto que se frenaran los procedimientos penales y administrativos que pomposamente se ordenaron desde la segunda oficina de importancia del Palacio de Gobierno.
Uno de los acuerdos fue sacar las oficinas de la Contraloría Interna de la SEP, lo cual ya se había decidido desde hace días. El otro punto fue que el personal basificado que laboraba en esa área será reubicado en otras oficinas de la dependencia, dejando sin efecto las acusaciones de acoso y hostigamiento contra el titular de esa área, Edmundo Vázquez José, quien resultó protegido y solapado por su influyente y poderosa hada madrina Eréndira Cova Brindis, titular de la Secretaría de la Función Pública que se salió con la suya.
Cómo se podrá dar cuenta, nadie ganó, ni nadie perdió. Después de protestas, paros y el cierre de la Secretaría de Educación Pública todo quedó igual, lo que al final demuestra una vez más que el gobierno lorenista es débil e incapaz de hacer valer su autoridad y lo que es peor el Estado de Derecho.
Bueno la que quizá perdió un poco o mucho es Gwendolyn Amaro porque los trabajadores administrativos que la siguen se sintieron usados y entre ellos prevalece la idea de que su lideresa negoció sólo para su beneficio y no para los sindicalizados que respaldaron la protesta, de ahí que no descartan solicitar al dirigente de la Sección 31 del SNTE, Cutberto Chávez de la Rosa, que expida la convocatoria para renovar la cabeza de la delegación D-III-1, proceso que se debió llevar a cabo desde hace meses y que por alguna extraña razón se encuentra detenido.
El movimiento de Gwendolyn Amaro fue una burda cortina de humo que no consiguió absolutamente nada, pues el contralor interno, Edmundo Vázquez, acusado de acoso y hostigamiento seguirá en su puesto.
No dudo que el conflicto haya sido alentado para golpear y desacreditar la gestión de Homero Meneses frente a la Secretaría de Educación Pública, pero no creo que esa estrategia haya cumplido su cometido porque es obvio que la gobernadora Lorena Cuéllar sabe cómo están las cosas en esa dependencia y sobre todo conoce a detalle los expedientes del personal sindicalizado que es flojo, abusa de los permisos para ausentarse y se niega a realizar su trabajo porque es solapado por su dirigente.
Estoy seguro que a la mandataria tlaxcalteca no le gustaron los acuerdos alcanzados, porque es evidente que los trabajadores sindicalizados de la SEP los utilizarán para decir que vencieron a la autoridad cuando no es así.
Al gobierno le urge un cambio de estrategia para atender y resolver los problemas y conflictos, ya que no se puede dar el lujo de seguir perdiendo credibilidad y menos con situaciones caseras como la de la SEP, porque el tiempo avanza y los ciudadanos y las ciudadanas quieren resultados.
Por lo pronto se cierra el telón de esta novela y habrá que ver qué tiempo pasa para que vuelva a surgir un nuevo conflicto en la Secretaría de Educación Pública, sobre todo porque al parecer a algunos les urge ver la caída de Homero Meneses.
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