Solo alguien tan obtuso como el secretario de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala, Alberto Martín Perea Marrufo, no reconocerá que los hechos violentos generados por la delincuencia van a la alza en la entidad y que las chafas estrategias para combatir a inhibir a los criminales son un absoluto fracaso.

 

 

Desde el viernes pasado la entidad está sumida en una nueva ola de hechos violentos como ataques a balazos a personas, la aparición de cadáveres con señales de haber sido ejecutados y la operación con total impunidad de comandos armados que entran a casas a robar, pero que ya no recurren a la oscuridad, sino que ya llevan a cabo sus atracos a plena luz del día y en la capital del estado.

 

Con casi más de cuatro meses en el cargo, Martín Alberto Perea no ha demostrado ningún cambio y ninguna mejora en la seguridad. Simplemente se dejó llevar por la inercia de la ineficiencia y la ineptitud de los tres titulares que han pasado a lo largo de dos años por la Secretaría de Seguridad Ciudadana como el policía federal prófugo de la justicia Alfredo Álvarez Valenzuela, seguido por el general Raúl Ruiz García y el ex fiscal de Guerrero Ramón Celaya Gamboa, luego de que se supo que mandos de esa corporación estaban inmiscuidos en actividades ilícitas como la extorsión.

 

Perea Marrufo es un miembro de la Marina a quien le sale tan mal la tonada de que Tlaxcala es el estado más seguro del país que nadie cree esa absurda frase, porque los hechos revelan que no es así y que hoy la entidad vive una de sus peores crisis de seguridad, pues sólo pregunten a los ciudadanos y a las ciudadanas qué piensan de esa jalada y verá sus respuestas.

 

La realidad es que el nuevo secretario de Seguridad Ciudadana llega a Tlaxcala sin contar con una trayectoria que respalde su trabajo. Los medios de comunicación de Chetumal, Quintana Roo, lo describen como un pésimo jefe que bajo su mando eran común el acoso y los abusos sexuales entre los elementos.

 

Su incapacidad ya se percibe y nadie puede ocultarla, pues sus tontas declaraciones lo delatan, como el hecho de describir un proyecto para interconectar los Centros de Control, Comando, Comunicación, Cómputo, Coordinación e Inteligencia (C5i) de siete estados con la intención de reforzar las acciones de vigilancia, cuando está claro que hasta ahora ese centro en nada o en muy poco ha servido para detener a las bandas criminales que operan con total impunidad en Tlaxcala.

 

Urgen resultados porque es un hecho que en Tlaxcala nadie se siente seguro.

 

La red de poblanos que controlan negocios

 

A continuación me permito compartirle un texto que describe otra mafia de poblanos que operaba en la Secretaría de Bienestar de Tlaxcala y que amenaza con desplazar a más tlaxcaltecas.

 

“La Red Gustavo Romero Ramos en la Secretaría de Bienestar Tlaxcala

 

 

Continúa operando la Red de Gustavo Romero Ramos, quien maneja la Secretaría de Bienestar de Tlaxcala a su gusto desde la comodidad de sus oficinas en Puebla, todo ello gracias a su cercanía con la hija de la gobernadora, María Fernanda Espinosa de los Monteros Cuéllar, presidenta del Comité de Bienestar y verdadera jefa de la Secretaría de Bienestar.

 

Gustavo Romero Ramos es el operador político del diputado poblano Toño López, quien desde lo oscurito pone y quita proveedores de los principales programas donde se mueven millones de pesos. Solo el programa de nutrición, que lleva la Lic. Benel Espinosa Cruz, Directora de Bienestar Integral y el Programa Banco de Alimentos, que lleva la Lic. Denise Hernández, Directora de Desarrollo Comunitario y pareja sentimental de Alejandro Atilano, arroja millones de pesos en comisiones.

 

Pero eso no es todo, también está el caso del Lic. Javier Muñoz Torres, Director de Infraestructura Social, quien dirige los programas donde más se inflan los costos como son los programas de calentadores solares, energía para tu vivienda, captación de agua y estufas ahorradoras de leña, todo con la respectiva aprobación de proveedores poblanos a modo y aprobados por Gustavo Romero, quien solo se dedica a estirar la mano para cobrar su porcentaje correspondiente.

 

Pero la cosa no acaba allí, Alejandro Atilano, Jefe del Departamento Técnico y principal “prestanombres” es quien se encarga del armado de las requisiciones para que estos puedan ser “ganados” en la licitación por los proveedores aprobados por Romero Ramos. Por ello, Alejandro Atilano, a pesar de haber sido señalado de acoso sexual y de haber chocado en estado de ebriedad un vehículo oficial del Gobierno de Tlaxcala no haya sido despedido ni sancionado, es más, se montó una “supuesta investigación” la cual sirvió para que todas las empleadas a las que supuestamente acosó este pervertido pasaran a ofrecerles disculpas, siendo testigo un representante de la Secretaría de la Función Pública.

 

Es el mismo caso del Lic. José García Macías, amigo íntimo del grupo Puebla, quien sólo trabaja para encubrir las fechorías mediante la elaboración de padrones de beneficiarios, cuadrar las cifras y capacitar a los directores para que las evaluaciones y auditorías salgan sin contratiempo y no se destape la cloaca que tienen en la mayoría de los programas que se supone “ayudan a los más necesitados”. Cuando alguna auditoría no sale como se esperaba, los directores tienen que poner de sus “comisiones” las bolsas el dinero para tranquilizar a los auditores del Órgano de Fiscalización Superior.

 

Esta red continúa fortaleciéndose, hace unos días se anunció nuevos cambios en la dependencia donde muchos tlaxcaltecas serán despedidos para hacerle más espacio a la gente de Puebla y específicamente la de Gustavo Romero. Todo con la aprobación y en el silencio de la Lic. Estela Álvarez Corona, a quien solo le queda sonreír pues aunque ella es la Secretaria quien toma decisiones es otro. Pobre María Estela Álvarez Corona tan cerca del poder y tan lejos de las riendas de su dependencia.

 

Ojalá que en el informe de gobierno también sirvieran para dar a conocer a la población Tlaxcalteca de los verdaderos beneficiarios de los programas de bienestar. Ellos, los poblanos con gustos por el alcohol y el acoso a las mujeres, si pasarán una muy buena navidad”.

 

Hasta aquí el texto, el cual describe claramente lo que pasa en esa dependencia estatal del gobierno lorenista.

 

Cómo se podrá dar cuenta amable lector los acosadores son protegidos y premiados.

 

Y los negocios que se hacen al amparo del poder están saliendo a la luz y pronto se documentarán los sobreprecios que existen en la compra de calentadores solares y estufas ahorradoras de leña, pues prácticamente están inflados en un cien por ciento.

 

Pero eso será en otra entrega.

 

Por cierto, este día la gobernadora Lorena Cuéllar tendrá su cena navideña con los funcionarios estatales, a quienes por cierto les pidió ayer por la mañana en las instalaciones del Centro de Control, Comando, Comunicación, Cómputo, Coordinación e Inteligencia (C5i) que lleven su cuota de acarreados al evento que la virtual candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo, encabezará el próximo domingo en el municipio de Huamantla, cuya parte de la organización está en manos de Gelacio Montiel Fuentes, secretario particular de la mandataria.

 

Lo anterior tira al cagadero las declaraciones de que el gobierno lorenista es respetuoso de la ley, porque está interviniendo sin ningún pudor en cuestiones políticas electorales.

 

Finalmente, le cuento que el miércoles por la noche la gobernadora también sostendrá un convivio de fin de año con los obedientes y dóciles diputados locales, quienes andan locos de contentos de que tendrán por tercer año consecutivo su festejo navideño con la mujer más votada de Tlaxcala.

 

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