Como los funcionarios estatales están metidos en el segundo informe de gobierno que busca describir una “lorelandia” que sólo la mandataria morenista Lorena Cuéllar Cisneros y se séquito de lambiscones ven y describen, así como en actividades políticas electorales de su partido Morena, en Tlaxcala no existe nadie que solucione los conflictos y haga valer el estado de derecho en lo que ellos consideran una isla o un paraíso.

 

 

Están más concentrados en la manipulación de cifras oficiales y en tratar de resaltar supuestas acciones que, en muchos de los casos, corresponden al tercer año de gobierno y no al segundo cómo debería ser. Si son tan eficientes y han logrado cambios transformadores dignos de presumir, entonces por qué dar cifras acumuladas que no permiten llevar a cabo un análisis serio del trabajo de la gobernadora y su equipo.

 

Por mencionar un ejemplo, en su primer informe la morenista presumió 540 obras realizadas en los 60 municipios de la entidad, muchas de las cuales fueron terminadas en este año o están en ese proceso, mismas que fueron liquidadas a las empresas “amigas o recomendadas” a pesar de que éstas carecían a de expedientes y de otras anomalías administrativas más.

 

Hoy no se sabe cuántas obras se llevaron a cabo en el segundo año porque mágicamente esa cifra desapareció de la promoción oficial del segundo informe de gobierno, pero eso sí incluyeron trabajos que forman parte del tercer año como la Clínica de Bienestar Animal, el Centro de Alto Rendimiento Deportivo, la Clínica de las Emociones, la Ciudad de la Seguridad y la Ciudad Administrativa.

 

Nadie podrá negar que todas esas trascendentales obras se pusieron en marcha a partir de septiembre de 2023, es decir, forman parte de la relatoría del tercer año y no del segundo como tramposamente está siendo manejado porque además ninguna está terminada.

 

Y si no me cree cómo manipulan y manejan la información a su conveniencia, por ejemplo a finales de mayo de este 2023 la mandataria Lorena Cuéllar y el entonces secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, inauguraron el Centro de Control, Comando, Comunicaciones, Cómputo, Coordinación e Inteligencia dándole el rango de C5i, cuando en realidad se trataba de un nuevo C4, porque en ese entonces no operaban ni estaban conectados los C2 que controlan los ayuntamientos y que es un requisito indispensable para tener el rango de C5i.

 

El C5i realmente adquirió ese nivel en octubre pasado cuando 13 ayuntamientos tlaxcaltecas empezaron a operar sus C2 y sus cámaras de video vigilancia fueron vinculadas a ese centro.

 

Pronto la mandataria entregará al Congreso del Estado su segundo informe y veremos si los datos que maneja realmente reflejan la realidad, porque es obvio que se perciben muchas inconsistencias y una manipulación de datos oficiales.

 

Ayer, la mandataria que anda muy activa dando entrevistas para aprovechar el tiempo que le queda para hablar su segundo informe se aventó la puntada de asegurar que Tlaxcala es un paraíso donde está garantizada la seguridad de los ciudadanos y las ciudadanas, declaración que fue severamente criticada por los usuarios de las redes sociales porque la gobernadora insiste en describir “lorelandia”, un estado que sólo ella ve junto con sus ineficientes funcionarios.

 

Si saliera de su burbuja o tan sólo un día leyera cosas importantes como los estudios de opinión, comprobaría que casi la mitad de los tlaxcaltecas se queja de la inseguridad y que la entidad que ella considera un paraíso porque siempre está custodiada por guardias, al igual que sus hijas, esposo y otros familiares, entendería que no es así y que las personas tienen miedo y que están lejos de compartir su visión.

 

Vaya, si Lorena Cuéllar cree que Tlaxcala es un paraíso, entonces porque tanta seguridad a su alrededor. Por qué no visita a las familias que han llorado por el reciente asesinato de un familiar o acude a las casas donde los propietarios han sido robados con lujo de violencia para preguntarles si están contentos o no con la fantasiosa seguridad que presume.

 

Si las autoridades quieren seguir en “lorenadia” es su problema, sin embargo eso no las exime de su responsabilidad de resolver los conflictos y problemas que existen.

 

El paro y cierre de las oficinas de la Contraloría Interna de la Secretaría de Educación Pública de Tlaxcala hoy cumplió su quinta semana. Sencillamente las trabajadores no quieren al acosador y maltratador de mujeres que se ostenta como su jefe Edmundo Vázquez José.

 

Otro asunto pendiente es el cierre de la Escuela Normal Rural “Benito Juárez” de Panotla. Bajo el pretexto de que hay alumnas que recurren a la violencia contra las estudiantes de nuevo ingreso, el personal administrativo y los maestros, los directivos decidieron arbitrariamente cerrar las instalaciones y suspender las clases.

 

El gobierno lo sabe, pero es la fecha que no ha hecho nada para solucionar el problema, como si la educación de las futuras maestras no importara o fuera algo que puede esperar.

 

En fin, así las cosas.

 

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