La decisión de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros de seguir interviniendo en asuntos electorales sin la experiencia y pulcritud que para eso se requiere y se exige, le puede salir muy caro porque no sólo da elementos a la oposición para que le documenten su ilegal operación, sino para que enfrente una denuncia ante la Fiscalía General de la República y ante el Instituto Nacional Electoral.

 

 

Su afán de ser en todo la primera y obtener las estrellas que reparte el presidente de México Andrés Manuel López Obrador y ahora la virtual candidata presidencial, Claudia Sheinbaum Pardo, la está llevando a cometer graves errores que tarde o temprano le provocará una nueva crisis mediática que terminará por golpear y desgastar aún más su vapuleado gobierno.

 

La mandataria ya cometió la torpeza de citar y reunirse con los aspirantes morenistas al Senado y a las diputaciones federales en la Casa de Gobierno, donde hizo un llamado a la unidad y presumió a Madaí Pérez Carrillo, quien aún era directora del Instituto del Deporte de Tlaxcala, como su candidata a ganar la nominación de Morena para la Cámara Alta del Congreso de la Unión.

 

Y por si eso no fuera suficiente, su administración a través de su área de comunicación no deja de promover a funcionarios lorenistas que buscan ser candidatos al Senado y a la diputación federal, como es el caso del poblano Ramiro Vivanco Chedraui y la soberbia Eréndira Cova Brindis, Oficial Mayor de Gobierno y titular de la Secretaría de la Función Pública, respectivamente.

 

El pasado domingo 19 de noviembre, día en que se registró Claudia Sheinbaum como precandidata única de la alianza Morena-PT-PVEM para la presidencia de México, se llevó a cabo una reunión donde la mandataria tlaxcalteca salió muy, pero muy mal evaluada, ya que Tlaxcala se ubicó en el último lugar de promovidos, es decir, el levantamiento de un padrón que lleva a cabo ese partido para asegurar los votos que requiere para ganar los comicios del próximo 2 de junio.

 

Los asistentes, entre gobernadores, aspirantes a las próximas nueve gubernaturas y la estructura electoral de la dirigencia nacional de Morena percibieron la enorme incomodidad de Lorena Cuéllar al enterarse del pésimo sitio que ocupaba, pues pareciera que la intención fue exhibirla y exponerla ante Sheinbaum Pardo.

 

Quizá por esa razón la gobernadora no fue ubicada en un lugar cercano a la virtual candidata presidencial como sucede con López Obrador, de ahí que nunca apareció en las fotos ni en las transmisiones en vivo que se llevaron a cabo ese día.

 

Dicen que su molestia fue tan grande que de inmediato llamó a su audaz secretario de Gobierno, Luis Antonio Ramírez Hernández, para que convocara ese mismo domingo a una reunión urgente a los integrantes del gabinete legal y ampliado, la cual se realizó a las 18 horas en el hotel restaurante Xiadani, su antiguo centro de operación.

 

Al encuentro sólo asistió la mitad de los funcionarios convocados, quienes llegaron a bordo de los vehículos oficiales que tienen asignados. Ahí se enteraron que la dirigencia estatal de Morena en manos del ex priista Carlos Augusto Pérez Hernández era un fiasco y un fracaso porque no estaba ejecutando la labor de levantar el listado de ciudadanos promovidos, por lo que Lorena Cuéllar encargó a sus subordinados esa tarea y empezó a imponer la cuota de acuerdo al tamaño de la dependencia y a la capacidad de sus titulares.

 

La cuota mínima fue de doscientos ciudadanos, pero hubo a quienes les pidieron quinientos y a unos más mil y hasta mil quinientos, de ahí que desde la semana pasada los impolutos funcionarios lorenistas andan metidos en asuntos políticos electorales, lo que echa a la basura las declaraciones de la gobernadora tlaxcalteca de que vigilaría que nadie de su administración desvíe recursos o intervenga de manera ilegal en los comicios.

 

Se dice que esa reunión fue boicoteada por un ex funcionario metido en campaña por el Senado a quien no le pareció justa esa decisión, debido a que para esa tarea si se convoca a los tlaxcaltecas, pero se les excluye para asumir posiciones relevantes dentro del gabinete, razón por la que habría operado para que algunos no asistieran.

 

Se rumora que esa fue una de las razones por las que varios funcionarios no acudieron al llamado urgente que hizo Luis Antonio Ramírez, situación que de ser cierta, evidenciaría que el secretario de Gobierno no trae el control ni el respaldo de todos los funcionarios lorenistas.

 

Por el momento se desconoce si a los funcionarios foráneos que pululan en la actual administración estatal también se les pidió una cuota de ciudadanos promovidos o por ser de otras entidades se les exentó de esa labor política electoral.

 

Pocos conocen cual es la meta de ciudadanos promovidos que el equipo de Claudia Sheinbaum fijó para Tlaxcala, pero según lo que se sabe es que hasta el pasado 19 de noviembre sólo se llevaba un 10 por ciento de esa cifra, de ahí que Lorena Cuéllar dio un plazo de 15 días a sus funcionarios para entregar la lista de tlaxcaltecas que estarían comprometidos a respaldar con su voto a Morena.

 

Seguramente Tlaxcala dejará el último lugar y la mandataria volverá a presumir que es una extraordinaria operadora cuando interviene y se lo propone, sin embargo lo que no ha medido ni considerado la mandataria es que pronto podría enfrentar serias acusaciones que en caso de comprobarse la dejarán muy mal parada ante la opinión pública y sus líderes Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo.

 

Morena réplica y hace lo mismo que tanto criticó al PRI y al PAN.

 

Por lo cual es una gran decepción.

 

Qué pena.

 

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