Desde el 31 de agosto de 2021, fecha en que Lorena Cuéllar Cisneros asumió la gubernatura de Tlaxcala, se empezaron a registrar signos de debilidad e inconsistencia que no auguraban una buena administración.
La exclusión de morenistas en el gabinete legal y sólo entregar una posición a un militante de ese partido que la llevó al poder como fue el caso de Homero Meneses Hernández que quedó al frente de la Secretaría de Educación Pública encendió los focos de alarma, los cuales tomaron más brillo con la incorporación de funcionarios poblanos, morelenses y de la Ciudad de México, pues era claro que había una preferencia por personas ajenas y que nunca trabajaron por el proyecto.
Las dudas mostradas por la mandataria tlaxcalteca para ejercer el poder y la percepción que se empezaba a tener de que la gubernatura le había quedado muy grande a la mujer que presume ser la más votada del estado, la llevaron a iniciar un cogobierno con el ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya, quien aprovechó esa marcada debilidad para no sólo promover política y electoralmente a su hijo Alfonso Sánchez García, sino para incrustar como una dizque “eficiente” operadora a su nuera Marcela González Castillo, presidenta de la Junta de Coordinación y Concertación Política del Congreso del Estado, así como lograr posiciones en la administración.
Sin embargo, después de dos años se ha evidenciado que el gobierno lorenista sencillamente no ha cuajado y sigue en la ineficiencia y la ineptitud, sin ocultar su enorme voracidad para beneficiarse de los recursos públicos.
Por esa razón, Lorena Cuéllar optó por establecer en Tlaxcala un triunvirato, es decir, una forma de gobierno ejercida por tres personas, normalmente aliadas entre sí. Ella sería la principal, la segunda sería el ex mandatario Alfonso Sánchez Anaya y la tercera el morelense Rabindranath Salazar Solorio, quien opera a través de su paisano que fue designado secretario de Gobierno, Luis Antonio Ramírez Hernández.
Pero como esos dos aliados ya vieron que la gobernadora está dispuesta a ceder más poder, iniciaron con la incorporación de marianistas, que según ellos, rescatarán la mala imagen de la insegura Cuéllar Cisneros y garantizarán la gobernabilidad del estado.
El fin de semana fue presentado el nuevo director de Gobierno, el priista marianista Emilio Minor Molina, quien con sobrada actitud despreció al personal que ya está bajo sus órdenes con el pueril argumento de que él era un conocedor del estado, de sus poblaciones y de sus actores políticos, por lo que nadie lo podría engañar.
Si la mandataria Cuéllar no despreciara tanto a los tlaxcaltecas y a los políticos de su grupo político, a lo mejor tendría mejores resultados y acciones, porque se ve muy mal que lejos de hablar de alguna obra emblemática o programa exitoso de su gobierno utilice las redes sociales para promocionar un restaurante de birria llamado “Los Periquitos”, exhibiendo su ligereza y su incapacidad para ejercer el poder, porque calla cuando asesinan a una mujer, cuando un funcionario es acusado de acoso, cuando unas mujeres son asaltadas violentamente en sus casas y cuando incumple con las medidas contenidas en la declaratoria de la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres.
No es broma cuando le comento que este gobierno es ineficiente, pues sabe usted cuánto tiempo tuvo que pasar para que el DIF Estatal pudiera enviar el primer tráiler con víveres a Acapulco, Guerrero, cuyos habitantes sufrieron el embate de un huracán, ocho días. Y lo peor es que se obligó al personal de las dependencias estatales a armar los paquetes y cargarlos a la pesada unidad porque a la administración lorenista no se le dio la gana para pagar realizar esa maniobra.
Pero si usted fuera a las ridículas e inservibles reuniones semanales del gabinete legal y ampliado, comprobaría que hay pantallas, bocadillos, aguas, refrescos y todo lo que se requiera para consentir a la burocracia dorada.
Otro ejemplo del agotamiento y la debilidad del gobierno lorenista tiene que ver con el valemadrismo de algunos presidentes municipales que fueron dotados con equipo para instalar en sus demarcaciones un C2, pues las cámaras nuevas que fueron colocadas fueron robadas la semana pasada por personal de la Comisión Federal de Electricidad, según ellos, para presionar a los alcaldes de Ixtacuixtla y Nativitas a que paguen el consumo de energía eléctrica.
Lejos de exigir a los alcaldes de Ixtacuixtla y Nativitas, Jesús Rolando Pérez Saavedra y Carlos García Sampedro, respectivamente, que paguen sus adeudos y garanticen el funcionamiento de los C2, se les solapa sus omisiones y se opta por negociar con la CFE para que el personal no vaya a la cárcel por el delito que cometió, evidenciando que en Tlaxcala es posible torcer la ley para los amigos.
Para finalizar le cuento que las cosas andan tan mal en esta administración estatal que la encargada del despacho de la Universidad Politécnica de Tlaxcala, la priista Rosalía Nayeli Pérez Estrada, obligó a la planta académica de la Institución a acudir el fin de semana que pasó a cortar el pasto, los árboles y a barrer las instalaciones porque la gobernadora Lorena Cuéllar acudirá entre el lunes y martes para encabezar un evento y era necesario presumir el buen estado del inmueble.
No puede ser que haya tanta miseria del gobierno estatal.
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