Tal y como está pasando en los procesos que lleva a cabo Morena para elegir a nueve candidatos a gobernador, incluida la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, la disputa por el poder es real y por eso existen riesgos de división y fractura, tal y como se visualiza que sucederá en Tlaxcala, donde la pelea por las candidaturas al Senado es verdadera.
Y la confrontación se dará específicamente por la candidatura que será asignada a los varones, pues en el caso de las mujeres no se percibe la misma rivalidad y encono que se observa entre los aspirantes a ocupar un lugar en la Cámara Alta del Congreso de la Unión.
Bajo la tutela y aliento del gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros, dos aspirantes del gabinete empezaron a tejer alianzas y a crear sus estructuras para competir por el Senado. Su rivalidad fue creciendo al igual que sus diferencias, por lo que ahora se enfrentarán en el proceso interno de Morena.
Los rivales son los ex secretarios de Gobierno e Infraestructura, Sergio González Hernández y Alfonso Sánchez García, respectivamente. El primero representa al grupo de los lorenistas y el segundo a la corriente de los anayistas que encabeza el ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya.
Ayer cuando se confirmó la renuncia de Sergio González en la reunión del gabinete legal y ampliado, no faltó el ingenuo funcionario lorenista que preguntó a la gobernadora Cuéllar que cuál era la línea a seguir, es decir, si se cargaban para el ex secretario de Gobierno o con el ex titular de la Secretaría de Infraestructura, interrogante que de inmediato obtuvo la respuesta: “La línea es que no hay línea”, frase que desconcertó a más de uno que no sabe interpretar el lenguaje político.
La mandataria tlaxcalteca es una política con experiencia que jamás cometería el error de llevar a cabo una cargada burda y rupestre que atente contra el desarrollo del proceso interno de su partido, cuando sabe que se debe garantizar la unidad en Morena y sus aliados a fin de llegar fortalecidos a los comicios del 2024.
Está claro que en Tlaxcala hay rivalidad y que habrá una competencia real por el Senado, a la cual se podría sumar Oscar Flores Jiménez, titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la Secretaría de Educación Pública, la carta que está impulsado el grupo de la virtual candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo.
Pero es obvio que los hechos hablan más que las palabras. Mientras el junior Alfonso Sánchez renunció a su cargo al amparo de la oscuridad y no se le permitió despedirse, al ex panista Sergio González se le autorizó acudir a la mesa de seguridad y a la reunión del gabinete para dar a conocer su salida de la Secretaría de Gobierno y recibir el reconocimiento de los funcionarios y de su jefa.
Dirán misa, pero el trato que recibió el hijo del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya no fue igual al que obtuvo Sergio González, quien desde el 2015 se sumó al equipo de la gobernadora Lorena Cuéllar.
Me parece que la mandataria quiere que la candidatura de Morena al Senado la gane Sergio González, no sólo porque se sentiría más cómoda con él en esa posición, sino porque su grupo se fortalecería ante las versiones crecientes de que en Tlaxcala hay un cogobierno donde ella comparte el poder con Sánchez Anaya.
Si el junior Alfonso Sánchez logra concretar su aspiración sobre el grupo lorenistas que lo cobijó y le permitió su incursión en la política local, no sólo se fortalecerá su corriente, sino su proyecto de convertirse en el sucesor de Lorena Cuéllar, un escenario que adelantará con mucha anticipación la sucesión, sobre todo si la hoy diputada federal Dulce Silva Hernández se convierte en candidata al Senado o la actual senadora Ana Lilia Rivera Rivera obtiene el aval para buscar su reelección.
La polarización en Morena será inevitable al igual que la disputa entre los grupos que en este mes empezarán a pelearse por las candidaturas por las presidencias municipales y las diputaciones locales, pues según el líder nacional del partido, Mario Delgado Carrillo, la convocatoria para elegir a los aspirantes a esos cargos saldrá en los próximos días.
En Tlaxcala ya se calentó el ambiente electoral.
La guerra entre lorenistas y anayistas es inevitable.
Veremos en qué termina y quién es el ganador.
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