A las autoridades en nada les ha ayudado el hecho de negar una y otra vez la presencia del crimen organizado en Tlaxcala, porque su postura resulta absurda y hasta tonta cuando se observa que en la entidad operan libremente bandas de maleantes que gozarían de la protección de la policía estatal y municipal.

 

 

Si las áreas de inteligencia del gobierno funcionaran adecuadamente, quizás ya hubiera detectado a más funcionarios estatales y municipales involucrados en actividades ilícitas, tal y como pasó hace unos días con la detención de dos mandos y tres elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, quienes hoy enfrentan un proceso penal al ser señalados de cometer el delito de extorsión agravada.

 

La aparición de una manta en Zacatelco que fue colocada en un puente peatonal a la altura del mercado municipal y en la que un supuesto cártel le exige al voraz alcalde Hidelberto Pérez Álvarez, alias “El Cachorro”, las cabezas” de cuatro de sus colaboradores por no cumplir acuerdos, no es un asunto menor porque existen evidencias de las anomalías e irregularidades que presuntamente estarían llevando a cabo esos servidores públicos.

 

Hidelberto Pérez habría estafado y engañado a quienes financiaron su campaña para ganar la presidencia municipal en el 2021. Sencillamente desconoció acuerdos y habría optado por auto contratarse la obra pública y las compras a fin de hacer más lucrativo el negocio de administrar el ayuntamiento.

 

El alcalde junto con un reducido séquito de funcionarios controlaría la red de negocios y de corrupción en ese municipio considerado como el corazón del sur, de ahí que en la manta colocada fueron exhibidos Óscar Saldaña, quien formó parte de la Comisión de Hidelberto Pérez Álvarez para el proceso entrega-recepción con la administración pasada encabezada por Tomás Orea Albarrán y Javier Mendieta Mendieta, quien se desempeña como titular de la Dirección de Seguridad Pública Municipal.

 

A ese par hay que sumar a Ricardo Sarmiento, quien funge como director de Relaciones Exteriores del Ayuntamiento y a Alán Salgado, secretario particular del alcalde emanado del Partido Nueva Alianza Tlaxcala.

 

Se dice que todos estarían involucrados en la red de protección a “los colombianos”, un grupo criminal que ha expandido su presencia y poder no sólo en este municipio, sino en otros más gracias a que las corporaciones policiacas los encubren, razón por la cual pueden realizar sin ningún problema las extorsiones a los ciudadanos que deciden aceptar préstamos que se vuelven impagables por los elevados intereses que cobran.

 

Hay familias y propietarios de negocios de Zacatelco que hoy no saben cómo salir de ese problema. “Los colombianos” operan con total impunidad porque estarían siendo protegidos por la policía municipal a cargo de Javier Mendieta que mantiene al tanto a su jefe Hidelberto Pérez.

 

Aunque el insaciable “cachorro” se apresuró a minimizar la acusación y la colocación de la manta con el pueril argumento de que es una campaña de sus adversarios para desacreditar a su administración, no se descarta que el mensaje sea real y que una célula delictiva del Cártel Jalisco Nueva Generación quiera disputar la plaza.

 

En contraste, la inútil Secretaría de Gobierno a cargo del ex panista, Sergio González Hernández, salió con la cantaleta de siempre, es decir, que el hecho sería investigado a fin de esclarecerlo y garantizar la seguridad de la población, lo cual nunca sucederá porque esa dependencia ni indaga ni resuelve nada.

 

Si ese funcionario y el resto de las autoridades estatales se pusieran realmente a trabajar, comprobarían que “los colombianos” ya penetraron varias corporaciones municipales, como la de Tlaxcala donde se rumora que el director, Gabriel Cisneros Mogica, designado a finales de mayo por el alcalde Jorge Corichi Fragoso, ya habría llegado a acuerdos a espaldas de su jefe, hecho que no tarda en hacerse público por el malestar de ciertos elementos que ya están reuniendo las pruebas.

 

Por ejemplo, quién podría explicar porque “Los Brujos” operan junto con “los colombianos” con total impunidad en Apizaco y sus alrededores o por qué la banda de “La Tuza” hace y deshace en El Carmen Tequexquitla sin que nadie haga el menor intento por detenerla y por qué los narcomenudistas operan en total libertad de Tetla de la Solidaridad hasta llegar a Tlaxco y en la región de Calpulalpan y de Chiautempan.

 

La debilidad y la falta de liderazgo alientan al desorden y dan elementos para que algunas autoridades decidan quebrar la ley.

 

No es casual que algunos alcaldes y varias corporaciones de la policía municipal anden metidas en malos pasos, pues sólo es cuestión de tiempo para que sus movimientos salgan a la luz pública como ya empezó en Zacatelco.

 

Sólo es cuestión de tiempo.

 

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