Mensajes contradictorios son lo que está enviando el gobierno estatal y que empiezan a confundir a los y las tlaxcaltecas que no saben si creer en los llamados al diálogo, a la colaboración y participación con las autoridades o el de la represión e intimidación que en los últimos se ha hecho presente para dejar claro quién es el que manda.

 

 

En los últimos días vimos varios vídeos de funcionarios estatales destacando las acciones emprendidas para atender y resolver la problemática que enfrentan las mujeres, en los cuales siempre se hacía mención que las autoridades están abiertas y dispuestas a trabajar coordinadamente con toda la sociedad.

 

Y obviamente ayudaron porque en la marcha del pasado 8 de Marzo en que se conmemoró en la capital tlaxcalteca el Día Internacional de la Mujer hubo menos participantes en la marcha y menos acusaciones y quejas sobre falta de resultados, de atención y de acoso sexual y laboral.

 

La violencia de un sector de feministas se esperaba y ésta se hizo evidente cuando un reducido contingente de mujeres y hombres empezó agredir las ventanas del Palacio de Gobierno que fue resguardado por una muralla metálica de 4 millones de pesos.

 

Todo iba bien, pero el nuevo secretario de Seguridad Ciudadana, Ramón Celaya Gamboa, tenía deseos de mostrar su cara represora y ordenó a un policía estatal, lanzar desde la azotea del inmueble, las bombas de gas lacrimógeno que enfurecieron a los manifestantes y que terminaron por encenderse más cuando se hizo presente un camión blindado que arrojaba chorros de agua.

 

Al funcionario poco le importó que entre los manifestantes hubiera mamás, niñas y niños, mujeres y hombres de la tercera edad. Simplemente lanzó el gas y provocó la percepción de que el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros es represor, lo cual es totalmente falso porque sencillamente la mandataria no cree en la violencia ni en esa forma para arreglar los problemas.

 

Si bien ya existía un rostro represor en el actual gobierno que dio un policía de medio pelo llamado Guadalupe Ballesteros Arellano, quien recibió la oportunidad de dirigir varios operativos con resultados desastrosos, porque en uno de esos se conoció el fallecimiento de una alumna de la normal de Panotla, lo cierto es que nadie pensaba que esa actitud intolerante y agresiva se fuera a incrementar con Ramón Celaya que presume un perfil académico más que policíaco.

 

Y para no dejar dudas de cómo operará de ahora en adelante la policía estatal, el secretario de Seguridad ordenó la tarde noche del pasado sábado a uno de sus escoltas realizar disparos al aire para rescatar a unos supuestos maleantes que estaban resguardados en una camioneta del transporte público, mismos que enfrentaban el riesgo de ser golpeados y linchados por habitantes de Zacatelco tras enterarse que habían asaltado a un joven en la ciudad de Tlaxcala.

 

Los elementos de la policía estatal y municipal antes que verse rebasados por la multitud lanzaron nuevamente gas lacrimógeno y detonaron un arma de fuego para disuadir y despejar el área del conflicto, porque el rescate se les había complicado y más la detención de los supuestos asaltantes.

 

Al final se sabe que los supuestos asaltantes fueron detenidos, sin embargo se desconoce si la Procuraduría General de Justicia en el Estado procedió penalmente, porque nunca confirmó a través de un comunicado de prensa que los maleantes fueron puestos a disposición del agente del Ministerio Público.

 

Ramón Celaya y las autoridades estatales y defensoras de los derechos humanos saldrán a decir que la acción de la policía se justificó, pero su proceder y actitud molestó de más a los ciudadanos y a las ciudadanas que hoy se sienten agredidos por el gobierno del estado.

 

 

La percepción de que la delincuencia sigue avanzando y ganando terreno en Tlaxcala no se ha podido mejorar pese a que Celaya Gamboa ya tiene casi dos meses en el cargo. El ex vicefiscal de Guerrero no conoce la entidad ni a los tlaxcaltecas. Piensa que si se comporta como lo hacía en su antiguo trabajo va a dar resultados o que si porta un rifle de grueso calibre va a intimidar a los ciudadanos.

 

Los tlaxcaltecas son tolerantes pero eso no quiere decir que no estén dispuestos a mostrar el Tlaxcala bronco que existe y que llegado el momento se podría hacer presente de continuar los arrebatos de bravucón e intolerante de Ramón Celaya, pues sencillamente a las personas no le gusta sentirse intimidadas y menos reprimidas como lo hace ese funcionario estatal.

 

Si la estrategia del gobierno lorenista para controlar de ahora en adelante las marchas y protestas será mostrar un rostro represor, me parece que cometerá un error porque tarde o temprano un conflicto se saldrá de control y seguramente dejará lamentables consecuencias.

 

Al tiempo.

 

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