Hoy vence febrero y quizá para la mayoría represente el segundo mes del nuevo año, pero para los y las presidentas municipales tlaxcaltecas deberá tener una connotación más relevante e importante, porque cumplieron en el cargo la mitad de su periodo para el que fueron designados y a partir de mañana comenzará la cuenta regresiva para dejar el poder.
Muy pocos alcaldes y alcaldesas han demostrado con hechos capacidad para resolver problemas y atender las necesidades de sus poblaciones. La escasez de recursos económicos ha sido la constante y comparadas las actuales administraciones municipales con las que se fueron, es evidente que la falta de obra pública y la inversión en materia de seguridad sobresalen, de ahí que los ciudadanos y las ciudadanas están decepcionadas de sus autoridades.
Las y los presidentes municipales han apostado por invertir grandes cantidades de fondos públicos en ferias y en carnavales para tratar de distraer y tener contentos a sus gobernados, pero quizá esa idea no resulte la mejor porque después de las pachangas siempre vuelve a golpear la cruda realidad y se comprueba que la prestación de servicios públicos es deficiente, hay falta de agua potable, la recolección de basura falla, la seguridad es mala y escasa, las obras avanzan lento y éstas se realizan en ciertas zonas de la población y lo peor es que no han rendición de cuentas ni transparencia en el manejo de los recursos.
Los conflictos al interior de los Cabildos existen y seguramente no tardarán en explotar en algunos ayuntamientos, debido a que los presidentes municipales insisten en manejar discrecionalmente los recursos públicos sin llevar a cabo una planeación que garantice no sólo los sueldos y prestaciones de los empleados, sino el correcto funcionamiento de los servicios públicos.
La gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros ya dejó entrever que los ayuntamientos dejarán de recibir recursos para seguridad para este año, si es que los y las alcaldesas no cumplen con la norma y lo pactado para mejorar ese rubro, pues para nadie es un secreto que las autoridades municipales se han desatendido del problema porque comprobaron que la administración estatal lo está cargando y solucionando sin que a ellas les cueste un peso.
Hay voces acreditadas que empiezan a alertar sobre los problemas económicos que este año podrían enfrentar los 60 presidentes municipales tlaxcaltecas, lo cual no debería ser minimizado porque en agosto las y los alcaldes tlaxcaltecas tendrán dos años en el cargo y para diciembre del 2023 habrán consumido cuatro de los últimos doce meses que les restan en el cargo.
Una de esas voces autorizadas es la de la senadora panista, Minerva Hernández Ramos, quien ayer en una rueda de prensa advirtió que las finanzas municipales de los distintos ayuntamientos que conforman la entidad están al borde del colapso.
La ex secretaria de Finanzas lamentó los abusos, excesos e incumplimiento de disposiciones legales en las que está incurriendo la administración estatal, lo cual deja entrever que las actuales autoridades no están realizando bien su trabajo.
No dudo que pronto se empiecen a documentar las fallas y errores, así como los excesos en los que se están cayendo, sobre todo porque hay evidencias para probarlos. Pero no sólo se hablará de las anomalías del gobierno estatal, sino de los y las presidentas municipales que les gusta asumir también el rol de factureras, comercializadoras y de constructoras.
El primer año y medio de los alcaldes y alcaldesas será muy diferente al que empezarán a vivir a partir de mañana. La escasez de fondos públicos se agudizará, los conflictos internos en los Cabildos se incrementarán y los reclamos de los ciudadanos se multiplicarán. Las desavenencias serán la constante al grado que se pondrá en riesgo la gobernabilidad en varios municipios de la entidad.
Los presidentes municipales en funciones hoy deberían concentrarse más en tratar de atender y resolver la problemática de sus poblaciones que en pensar en la posibilidad de reelegirse o buscar otro cargo de elección popular. Uno que otro logra aceptables niveles de aprobación ciudadana, pero en general la mayoría goza del rechazo de sus gobernados.
Este año será complicado para los y las alcaldesas. Al tiempo.
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