En un país tan polarizado y dividido los actores políticos y sociales deberían ser prudentes en declarar y en hacer llamados para mostrar la inconformidad contra ciertas acciones o programas gubernamentales, porque a nadie le conviene la violencia y generar un clima de confrontación.

 

Desde hace unos meses le he venido comentando que puede o no gustar el estilo de gobernar de Lorena Cuéllar Cisneros, sin embargo tratar de aprovechar ciertas actitudes de los funcionarios estatales o algunas decisiones que se han tomado para desacreditar a la actual administración al acusarla de represora, intolerante, cerrada al diálogo y de insensible me parece no sólo una exageración, sino un error porque sencillamente se equivocan al hablar de algo o de alguien que no conocen.

 

A la mandataria jamás la verán lanzando amenazas o incitando a sus seguidores a salir a apoyar su gobierno y su proyecto político. Ejerce el poder sin rencores y sin venganzas y eso ha quedado más que claro. Todos los que han querido hablar con ella lo han hecho, incluso sus adversarios políticos que en privado muestran una cara y en público otra, como la actual líder estatal del PRI y ex candidata a la gubernatura de ese partido, Anabell Ávalos Zempoalteca.

 

La ex presidenta municipal de Tlaxcala ayer decidió asumir un papel crítico sobre las comparecencias de los funcionarios lorenistas ante el Congreso del Estado. En su actitud de “opositora” lanzó críticas y acusaciones que ojalá las lleve a las instancias legales correspondientes para que sean investigadas, porque de lo contrario será considerada una golpeadora más del proyecto de Lorena Cuéllar.

 

Pero en realidad habrá alguien que le pueda creer su falsa postura de ser honesta y defensora de las mujeres cuando hay evidencias que la contradicen, sobre todo por los abusos y excesos en los que incurrió cuando se desempeñó como alcaldesa capitalina.

 

Ávalos Zempoalteca dijo “es tiempo de hablar fuerte”. A la par de esa postura ofreció abrir las puertas del “nuevo” PRI a los grupos feministas de Tlaxcala para asesorarlas y darles acompañamiento rumbo a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer que se realiza el 8 de Marzo.

 

Quizá la Presidenta del tricolor al ubicar la realidad a tiempos donde hay que hilar los discursos con las acciones, lo mismo aplica para los funcionarios que comparecieron que para cualquier actor político que esté libre de culpa, a la hora de hablar sobre derechos de mujeres, grupos minoritarios, de la comunidad LGTB, ambientalistas, entre otros.

 

Como no recordarle a la priísta que en su gestión como alcaldesa de la capital, por ejemplo, mandó a correr a una guapa chica por el hecho de haber cometido el grave error de darse un beso con su novio, en los pasillos de la sede del ayuntamiento de Tlaxcala.

 

O qué nos podrá decir de las maniobras que aplicó para impedir que la ex regidora Irma Pluma Cabrera asumiera el cargo de alcaldesa ante la licencia que solicitó para separarse de su responsabilidad, pues es obvio que ejerció violencia política al no dejarla ejercer el puesto cuando por derecho le correspondía.

 

Anabell Ávalos tiene varios pendientes y muchos estarían relacionados con el presunto desvío de recursos de las arcas municipales para su campaña a la gubernatura.

 

Resulta absurdo que la ex candidata perdedora al gobierno de Tlaxcala hable de la supuesta corrupción en el actual gobierno estatal cuando ella fue incapaz de investigar y castigar el saqueo en la CAPAM.

 

Se equivoca la ex alcaldesa capitalina si piensa que arengando a las feministas para que se manifiesten en contra del gobierno va a desgastar a la mandataria Lorena Cuéllar.

 

La gobernadora es una mujer que sabe operar y que tiene tablas y experiencia. No caerá en provocaciones ni en excesos de fuerza, porque si hay alguien convencido en proteger, ayudar y en cuidar a su género es ella.

 

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