El prolongado silencio de González Zarur, dio vida a personajes tan ilusionados con incrustarse en el poder, pero con perfiles tan faltos de actualización que, en cuanto hable el próximo gobernador, se derrumbarán como momias sustraídas en alguna excavación.
Encabezado por Anabel Ávalos Zempoalteca, el equipo marianista de transición, se apersonó en Palacio, para comenzar con la entrega-recepción.
El evento se dio en un marco de absoluta discreción y volvió a evidenciar el nerviosismo de las huestes de González, desesperadas porque fiel a su palabra, el gobernador electo no se ha pronunciado por personaje alguno para los puestos claves de su administración.
Y en estos lapsos de incertidumbre es, cuando personajes con los antecedentes de Rubén Flores Leal, filtran por donde pueden lo que estiman como inexorable protagonismo en el régimen por comenzar el 15 de enero del año entrante.
“Lo menos que voy a ser es, secretario de gobierno o procurador”, se le ha escuchado a quien sin embargo, detentaba el puesto de coordinador de asesores de Héctor Ortiz Ortiz.
Si bien Mariano, ha preferido el mutismo respecto a quienes configurarán, “el retorno del PRI de antes al poder”, debiera también pensar en parar en seco este tipo de versiones, a las que se suman otros personajes con reputación, digamos relajada.
Tal es el caso del aún diputado José Juan Temoltzin, de quien sus críticos condenan el insistir en su inminente llegada a la Procuraduría General de Justicia.
En las mismas anda el ex alcalde interino Rogelio Camarillo, quien hace poco sufriese una violenta agresión en su propio domicilio, atribuido a supuestos desencuentros con el gobernador aún en funciones.
Camarillo difunde que será el próximo secretario de Turismo.
Igual que el actual, Daniel Herrera Murga, para quien unas palabras cruzadas con Mariano, su familiar político, le sobraron para ufanarse ante sus subordinados, sobre lo que llamó su inminente inclusión en el nuevo gobierno.
De hechuras muy medianas, de desafortunada apariencia y con un antecedente pletórico de abyección, el ex alcalde chiautempense, Femín Sánchez Varela es otro de los sedicentes funcionarios de alto nivel en el gobierno de González Zarur.
Habría que observarlo en desafortunadas actuaciones en sitios públicos.
Todos ellos deberían considerar las posibilidades reales de su inclusión, basados en sus obscuros expedientes. Pero con el triunfo tricolor del pasado cuatro de julio, parecen vivir la mejor etapa de sus respectivas carreras, sustraídas de un prolongado ayuno y dependientes de una fuerza superior como la lograda por el hoy gobernador electo.
Sus propios subordinados lo describen con talento: “Mariano como causa alcanzó un nivel tan poderoso que, hasta a la basura arrastró”.
Habría que sumar a las decenas de orticistas, gracias a cuya operación al priísta le fue posible proclamarse triunfador.
Muchos de ellos tienen puesta la mira en la diputada federal Perla López Loyo, su contacto con la nueva versión de poder tlaxcalteca.
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