Después de prolongar la agonía del ex partidazo hasta llevarlo a la inanición, parece que ahora si el PRI tratará de revivir en Tlaxcala y para eso inició los preparativos para imponer a la ex candidata perdedora al gobierno de estado, Anabell Ávalos Zempoalteca, como su próxima dirigente bajo el argumento de que es una figura con arrastre y con posicionamiento.
Después de que por años se avergonzó de su militancia priista que ocultaba para presentarse como una opción ciudadana que no perdía oportunidad para apapachar al PAN y al PRD, la ex presidenta municipal de Tlaxcala hoy se alista para tomar las riendas del PRI bajo el respaldo y cobijo de la ex gobernadora Beatriz Paredes Rangel.
Los priístas vuelven a sus orígenes y sin dejar la simulación y la conveniencia, tratan de revivir en la entidad al ex partidazo, cuando por años a Beatriz Paredes nunca le importó la consolidación de mismo y la generación de nuevos cuadros, pues siempre y en cada sucesión o proceso electoral jugaba para sus intereses y no para los del instituto político, tal y como hizo Anabell Ávalos que desde el ayuntamiento capitalino fortaleció su relación con el PAN y el PRD y optó por despreciar y marginar a sus compañeros de partido.
La ex mandataria tlaxcalteca no podrá negar que estableció acuerdos y negociaciones con la actual gobernadora morenista Lorena Cuéllar Cisneros, toda vez que en la administración estatal tiene posiciones como la de Elia Sánchez González, quien se desempeña como directora de la Coracyt.
Los tiempos cambian y los intereses y las circunstancias también. Beatriz Paredes está decidida en buscar la candidatura del PRI a la presidencia de México y por esa razón empezó a tejer una red de complicidades. Se dice que habló con Alejandro Moreno Cárdenas “Alito”, el maltratado y golpeado dirigente nacional de su partido, para pedirle que pusiera orden en Tlaxcala.
Al valorar los perfiles de los priistas y las condiciones que prevalecen en la entidad que está gobernadora por la popular Lorena Cuéllar, se llegó a la conclusión que Anabell Ávalos sería la mejor opción para encargarle la dirigencia estatal, borrando definitivamente la posibilidad de entregar esa posición al diputado federal Mariano González Aguirre, hijo de ex gobernador Mariano González Zarur.
Ávalos Zempoalteca ya estaría enterada de tal decisión y sin importar la traición que cometió en las elecciones del 2021 cuando siendo candidata a la gubernatura de la coalición Unidos por Tlaxcala integrada por el PRI, PAN, PRD, PAC y el PS decidió ocultar su trayectoria tricolor para mostrarse como “ciudadana”, está buscando a los liderazgos estatales, regionales y municipales para solicitarles que se sumen a su proyecto.
Atrás dejó su doble discurso y su doble cara, pues muchos priistas no tendrían ningún problema para decirle en su cara que los traicionó al igual que el ex gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, porque lejos de apoyar a los abanderados del ex partidazo optaron por financiar y respaldar a los candidatos del PAN o del PRD o lo que es peor los dejaron en el abandono.
La versión de que la ex alcaldesa se perfila para asumir las riendas del PRI en Tlaxcala ha generado molestia entre varios grupos políticos como el que encabeza el ex gobernador Mariano González y el del ex dirigente de partido, José Luis Ramírez Conde, quien siempre se ha mantenido en contacto con la estructura que opera y trabaja en cada proceso electoral.
El PRI en la entidad es una caricatura que sabemos que existe pero que en los hechos nadie ve porque está entregado a Morena y desde que perdió la gubernatura no ha asumido su papel de convertirse en un auténtico opositar al proyecto de la Cuarta Transformación que encabeza el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.
Muy pronto se confirmará o sé desmentirá que Anabell Ávalos busca la dirigencia del ex partidazo en Tlaxcala. A algunos seguramente les parecerá formidable, pero obviamente a otros les parecerá un insulto y una pésima decisión.
En fin, habrá que esperar a que termine la tragicomedia priista.
Sin freno la violencia en Tlaxcala
Para mala suerte de las autoridades estatales que se empeñan en sostener la versión de que Tlaxcala es uno de los estados más seguros del país, la realidad insiste en contradecirlas porque nuevamente la entidad enfrentó un fin de semana violento como el resto de México.
Datos de la Comisión Nacional de Seguridad indican que en siete ocasiones se ha rebasado la cifra de 250 homicidios dolosos durante el asueto de viernes-sábado y domingo, lo que representa 83 asesinatos, en promedio, para cada uno de esos días.
El pasado fin de semana que fue del 5, 6 y 7 de agosto se registró a nivel nacional 263 homicidios dolosos y el que recientemente terminó arrojó cifras muy similares.
En Tlaxcala se supo de una mujer con signos de violencia y embolsada que fue localizada en el municipio de Nativitas, así como también se registró el intento de un secuestro de un empresario en la población de Apetatitlán, el asalto a una joyería en la capital del estado y el robo con violencia en un domicilio de Apizaco.
La ola delictiva no se contiene y la percepción de que la seguridad sigue empeorando es un hecho innegable. Y ante este gris por no decir negro panorama, resulta que el general retirado encargado de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, Raúl Ruiz García, quien asumió el cargo en los primeros días de mayo de este año, decidió tomarse una vacaciones y dejar como encargado al soberbio pero efectivo represor de manifestaciones José Guadalupe Ballesteros Arellano.
Aunque no lo crea, Ballesteros Arellano fue el encargado de revelar que su jefe se fue de vacaciones, pues ahora que al interior de esa dependencia saben que el ex soldadito no está presente todos se cuadran con el que sueña ocupar un día de estos la oficina principal de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.
Ahora entiende usted porque la seguridad sigue siendo el talón de Aquiles de esta administración.
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