Ernestina Carro Roldán, la cuestionada procuradora de Justicia de Tlaxcala, lejos de buscar un camino que le permitiera encontrar tierra firme para tratar de limpiar su imagen y la de la dependencia que encabeza, optó por sumergirse más en las aguas pantanosas del descrédito, la opacidad, la complicidad y el encubrimiento que terminarán por arrastrarla hasta el fondo a fin de ser considerada como una abogada sin prestigio y credibilidad.
Nadie se hubiera imaginado que un caso de desaparición de una joven de Huamantla de nombre Ana Laura N. llevara a cometer tantas pifias a la hoy inexperta ex magistrada del Poder Judicial, no sólo porque ha fracasado en la ubicación de la mujer, sino porque en la investigación sus agentes provocaron la muerte a Juan Carlos N., considerado como el principal sospechoso luego de ser sometido a tortura.
Trascendió que si bien al principio se detuvo a seis u ocho elementos por ese asunto de brutalidad policiaca, resulta que en la puesta a disposición sólo se consideró a un agente de la policía de Investigación por su responsabilidad en la muerte de Juan Carlos N., lo que obviamente demuestra que tal procedimiento se encuentra dolosamente mal hecho.
Fíjese que tal acción se señala cómo hecho con apariencia de delito de homicidio y sólo involucra a una persona, quien declaró que le dio un codazo en la cabeza al detenido, lo cual resulta absurdo porque no fue el único que lanzó golpes a Juan Carlos N. porque hay más implicados en ese comportamiento ilegal que en todo momento avaló el hoy ex director de la Policía de Investigación de la Procuraduría General de Justicia en el Estado, Víctor Enrique Montiel Ramos.
En realidad y si la actuación de la procuradora de Justicia Ernestina Carro fuera justa y apegada a derecho, el delito por el cual se le abrió proceso penal al ex agente de Investigación que se le está cargando toda la responsabilidad, debió incluir la tortura y el homicidio doloso, calificado y agravado.
Los demás agentes que viajaban en la unidad que se usó para ejecutar la orden de aprehensión y la tortura que ocasionó la muerte cerebral de Juan Carlos N., tienen el grado de copartícipes porque están dentro de su radio de acción detener la tortura a la que venía siendo sometido la persona detenida y fallecida. Así de simple y claro.
Otro asunto que está resultando grave y preocupante, es que la necropsia de la PGJE oculta los golpes internos que Juan Carlos N. presentó posteriormente a la detención. A la familia del occiso la están amenazando con involucrarla en la desaparición de la señorita originaria de la comunidad de Galeana perteneciente al municipio de Huamantla, Ana Laura N., quien está ausente desde el pasado 4 de abril, si es que buscan abogado o reclaman el fallecimiento del presunto sospechoso.
Hasta ahora nadie ha aclarado por qué fue despedida Paula Elizabeth Juárez Santoyo, encargada de la Fiscalía Especializada en Combate al Secuestro si la responsable de investigar ese caso era la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas y No Localizadas.
Lo que está pasando en la Procuraduría General de Justicia en el Estado de Tlaxcala tiene preocupados a los ciudadanos, abogados y a defensores de derechos humanos, porque nunca se había visto tanta porquería en la actuación y proceder de una dependencia que hoy sólo genera desconfianza y miedo.
La ausencia de Ana Laura N. está muy lejos de aclararse, al igual que otros seis casos de mujeres que desaparecieron en lo que va de la actual administración estatal.
La desesperación de las familias tlaxcaltecas que no han tenido noticias favorables es tan grande que muchas se están organizando para emprender una serie de protestas y exigir al gobierno de Tlaxcala resultados claros y palpables.
Los amigos y parientes de Ana Guadalupe Mendieta, una joven mujer de 22 años de edad desaparecida desde el pasado 21 de febrero afuera de su casa en el municipio de Santa Isabel Xiloxoxtla, ya han amenazado con cerrar la vía corta Puebla-Chiautempan ante la incapacidad de la PGJE para mostrar avances reales en su investigación.
En radio pasillo de la PGJE se comenta ya la salida de la chafa procuradora, tanto que aseguran que sus más cercanos colaboradores ya preguntaron sobre los trámites a seguir sobre la licencia de Ernestina Carro y de su reingreso al Poder Judicial de Tlaxcala.
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