El próximo domingo por fin se verá si los dos encargados visibles de la operación para llevar a los simpatizantes del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a las mesas receptoras de votos, cumplieron con su trabajo y abarrotan las urnas para demostrar que en Tlaxcala sí se quiere que el tabasqueño siga en el cargo y termine su mandato en el 2024.

 

 

Sergio González Hernández, secretario de Gobierno y la diputada fifí Marcela González Castillo, nuera del ex gobernador de Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya, son los responsables de la movilización y operación de la horda lopezobradorista, por lo que esa dupla busca entregar excelentes resultados en la consulta popular de revocación de mandato del 10 de abril para estar en posibilidades de alzar la mano para ser considerados los aspirantes lorenistas al Senado en las próximas elecciones.

 

Ambos personajes han asignado las cuotas a la estructura gubernamental, a los diputados locales afines a la Cuarta Transformación y a los presidentes municipales simpatizantes de Morena, quienes deberán seguir la dizque estrategia para llevar a los tlaxcaltecas a las 605 mesas receptoras que se instalarán en Tlaxcala.

 

Su objetivo es lograr que las 750 boletas que habrá en cada centro de votación se utilicen y se logre una mayoría aplastante por el sí queremos que López Obrador se mantenga como presidente de México.

 

Sergio González aprovechó los domingos para exigir a los funcionarios estatales el número de votantes que deberían movilizar y llevar este 10 de abril, pero la que de plano se montó en las reuniones del gabinete estatal para realizar su “fina operación” fue la legisladora plurinominal de Morena, Marcela González, quien se aventó la puntada de pedir cifras alegres o carentes de lógica, evidenciando que es una inexperta en el trabajo electoral.

 

Según los operadores lorenistas su trabajo es tan bueno que sin problemas superarán la cifra de más de 305 mil votos que alcanzó la actual gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros en los comicios del año pasado, sin embargo los que conocen la realidad electoral y la operación en el territorio tlaxcalteca estiman que a lo mucho la entidad aportará 200 mil sufragios, de los cuales una tercera parte llegará a las mesas receptoras por voluntad propia y porque está convencida de que debe respaldar a López Obrador.

 

Los que saben y conocen de la operación electoral en Tlaxcala no han dejado de mostrar preocupación por el pobre trabajo que se ha hecho y con el cual se pretende abarrotar las urnas. Al interior del gobierno existe malestar por el nuevo horario laboral, los bajos salarios y las medidas de austeridad que han trastocado los intereses de la burocracia, mientras que al exterior la estructura lorenista que ha sido excluida y relegada de las posiciones en el aparato gubernamental se encuentra desanimada e indiferente a participar en la consulta nacional de revocación de mandato.

 

En Tlaxcala realmente el apoyo de la estructura del poder para la revocación de mandato ha sido nulo o escaso. En la administración estatal se percibe una tímida operación electoral que hasta ahora no muestra ni músculo ni firmeza, tal y como suele comportarse Sergio González y la gris diputada local Marcela González.

 

Los diputados locales afines a la Cuarta Transformación han optado por mantener su zona de confort y muchos simulan que apoyan esa consulta nacional, porque en los hechos a ninguno se le ha visto gastando suelas para fomentar ese ejercicio que tanto ha promocionado el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien busca conseguir una alta participación para sentirse querido y respaldado por los mexicanos.

 

Y qué decir de los cuatro diputados federales afines a la Cuarta Transformación (Carlos Augusto Pérez Hernández, Irma Garay Loredo, Alejandro Aguilar López y Dulce Silva Hernández) y de los senadores por Tlaxcala (José Antonio Álvarez Lima y Ana Lilia Rivera Rivera). De ellos se sabe muy poco y es evidente que han dejado toda la responsabilidad de esa consulta al gobierno de Lorena Cuéllar.

 

Tal postura también ya fue asumida por uno que otro presidente municipal, como el de Tlaxcala, el morenista de apariencia, Jorge Corichi Fragoso, quien de plano mantiene una huelga de brazos caídos sobre ese tema y es la fecha que ninguno de sus colabores ha sido molestado para pedirle que el próximo domingo por lo menos lleve a su familia a votar en la consulta de revocación de mandato, quizá porque su equipo de trabajo está conformado por panistas y militantes de otros partidos menos de Morena.

 

En fin, el próximo domingo veremos si se logra una participación histórica o sólo una mediocre suma de votos que demostrará que los aspirantes del lorenismo al Senado son chafas y que será necesario buscar otras opciones que sean más populares y efectivas.

 

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