El mediocre gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros que ya no puede esconder más la improvisación y el bajísimo nivel de sus funcionarios, sigue demostrando que carece de criterio y estrategia propia y que sólo es un ente reactivo que toma decisiones para salir del paso de los problemas que cada vez lo inundan más.
Tuvieron que pasar varios días y que la presión mediática aumentara para que el titular del Instituto Tlaxcalteca de la Juventud (ITJ), Edgar Martínez Bermúdez, fuera separado del cargo y sometido a una investigación tras señalamientos de haber cometido una violación contra una mujer.
Ese hecho al igual que otras denuncias de acoso sexual y abuso cometidos por otros influyentes funcionarios lorenistas se conoció la semana pasada, luego de la marcha que jóvenes tlaxcaltecas llevaron a cabo el pasado 8 de marzo en la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, sin embargo hasta ahora sólo se sabe de una o dos consecuencias derivadas de esa protesta y de las denuncias que fueron colocadas y pintadas en los tendederos, mamparas, paredes y suelo del Palacio de Gobierno.
Lorena Cuéllar sabe los nombres de los funcionarios que fueron señalados o acusados, pero su evidente falta de carácter, liderazgo, firmeza y congruencia la están llevando a simular y aparentar una rudeza y determinación que sólo existe en sus cansadas neuronas, razón por la cual decidió remover ayer de su puesto a Edgar Martínez cuando el lunes lo consideraba víctima de una difamación de una ex pareja sentimental que tuvo, según ella, ese simpático servidor público.
Para desgracia de los tlaxcaltecas, a la mandataria la está moviendo la conveniencia y no la razón y menos la congruencia, porque si fuera auténtica ya habría suspendido o separado de sus cargos a funcionarios lorenistas que hoy pareciera gozan su manto protector.
No es la primera vez que la blanducha gobernadora morenista muestra su debilidad e incongruencia. Ella designó a todos los funcionarios que la acompañan y en algunos casos tenía conocimiento que éstos enfrentaban acusaciones graves de acoso sexual como el ex secretario de Seguridad Ciudadana, Alfredo Álvarez Valenzuela, prófugo de la justicia, cuyos antecedentes fueron aprovechados por el secretario técnico de la dependencia, José Guadalupe Ballesteros Arellano, para exhibir a ese policía federal y a su jefa Cuéllar por contratar a un presunto agresor de mujeres.
De acuerdo con la información disponible, ayer fue removido de la dirección del Instituto Tlaxcalteca de la Juventud, Edgar Martínez, pero también se supo que otro funcionario lorenista acosador habría sido despedido. Se trataría del titular del Instituto Tlaxcalteca para la Educación de los Adultos (ITEA), Prisciliano Carro Córdova, quien fue dado de baja del grupo de chat de whatsapp del gobierno estatal.
Se dice que sobre Prisciliano Carro pesaban varias denuncias y señalamientos de empleadas del ITEA y de otras áreas del gobierno, por lo que no sería extraño que se confirmara su baja dentro de la administración estatal.
Lo que uno no se explica es por qué para algunos lorenistas si son enviados al sacrificio para tratar de salvar la imagen de una blandengue gobernadora y por qué otros son cuidados y hasta protegidos.
Por ejemplo, Sergio González Hernández, secretario de Gobierno y consejero de Lorena Cuéllar fue señalado como un probable abusador. Hay mantas, cartas y otras evidencias que lo involucran en esa tema, vaya hasta se dice que existen fotos de internet en donde el galán funcionario estaría mostrando algunas partes de su cuerpo.
Pero no es el único lorenista que por alguna extraña razón está siendo protegido, porque también se habla del supuesto compadre de la mandataria, el director general del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado (Cecyte), José Luis Flores Aguilar, quien habría recibido varios señalamientos de presunto acosador.
Las acusaciones contra José Luis Flores no son nuevas y éstas se han venido presentando desde hace tiempo, pero como él y su poderosa familia son amigos de Cuéllar Cisneros, lo que les ha permitido ese y otros excesos que el secretario de Educación de Tlaxcala, Homero Meneses Hernández, puede dar a conocer y confirmar, ya que tuvo que lidiar con las hermanas Flores Aguilar que sencillamente no encontraban en la dependencia ni el puesto ni el salario que según ellas merecían por ser “las super” recomendadas de la gobernadora.
Otro caso sería el de Víctor Enrique Montiel Ramos, el inútil director de la Policía de Investigación, quien hizo cambios en esa área de la Procuraduría General de Justicia para allegarse de las policías con buen cuerpo y atractivas, mismas que están en su oficina y que lo acompañan, sobre todo si su compadre y amigo que lo recomendó para ese puesto, Salvador Ballesteros Rodríguez, esposo de la mandataria tlaxcalteca, lo visita o se lo encuentra en el camino.
Las policías de investigación han externado en varias ocasiones su molestia por ser tratadas como simples acompañantes, porque no realizan ningún trabajo para el que están capacitadas o recorrido, pero eso sí deben estar pendiente de su jefe y sus amigos, entre los que destacan uno que otro mantenido.
Tanta incongruencia y simulación ofenden, pero lo que es peor decepciona porque en verdad Lorena Cuéllar parecía auténtica.
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