Por los indicios y señales que se empiezan a observar, serán los priistas ataviados de morenos lo que sigan manteniendo el control y el negocio de los recursos que se destinan al campo tlaxcalteca.

 

 

La llegada de Morena y Lorena Cuéllar Cisneros al gobierno de Tlaxcala al parecer no implicará poner fin a la hegemonía del poderoso grupo del PRI que por más de once años ha controlado el lucrativo negocio que implica el programa de entrega de fertilizantes, así como el de apoyo para la compra de semillas y otros insumos que utilizan los productores para cosechar sus tierras.

 

En teoría las licitaciones para comprar esos insumos están en marcha y en breve se conocerá quiénes serán los proveedores consentidos que serán contratados, sin embargo el proceso ha sido tan opaco y cargado para beneficiar a ciertas empresas que ningún otro distribuidor ajeno al grupo controlado por el priista Gustavo Eduardo Vargas Farías, ex titular de la Secretaría de Fomento Agropecuario, ha podido ofrecer sus mercancías, pese a que éstas garantizan un mejor precio.

 

Los campesinos tlaxcaltecas están decepcionados porque en el sector agrícola no existe ninguna novedad por parte del gobierno lorenista, más que haber autorizado por decreto el cambio del nombre de la Secretaría de Fomento Agropecuario que hoy se denomina como Secretaría de Impulso Agropecuario.

 

En esa dependencia siguen incrustados los operadores del PRI que manipulan y lucran con los programas del sector y, lo que es peor, los que se dedican a alterar el padrón de beneficiarios para esconder entregas fantasmas de apoyos, tal y como está documentado en varios expedientes que se armaron el año pasado y que están por darse a conocer.

 

Rafael de la Peña Bernal, responsable de la Secretaría de Impulso Agropecuario, se ha encerrado en su burbuja y junto con su convenenciero aliado Gustavo Eduardo Vargas, quien operó esa dependencia en la administración del gobierno priista de Marco Antonio Mena Rodríguez, se alistan para acaparar los negocios que cada año realiza esa área del gobierno de Tlaxcala.

 

Proveedores han ido y venido en las oficinas de esa dependencia estatal para tratar de ofrecer sus productos que, en algunos casos son de mejor precio y calidad, pero que no tienen la suerte de hablar con los jefes porque al parecer existe la instrucción de asignar los contratados a ciertas empresas tal y como sucede en otras áreas de la administración donde hay distribuidores consentidos y favorecidos.

 

Vargas Farías a la vez que se desempeñaba como funcionario estatal nunca habría dejado de administrar y manejar su empresa AgroBiorgánica, la cual ya estaría lista para comercializar alrededor de 10 mil toneladas de fertilizante orgánico, cuando está comprobado que los campesinos no optan por ese producto porque es caro y su uso implica un proceso que lleva más tiempo en dar resultados.

 

A parte de este producto, también se adquieren otras miles de toneladas de fertilizante mineral que es más popular, el cual obviamente es un buen negocio y sobre todo para la estructura priista incrustada en la Secretaría de Impulso Agropecuario.

 

Lo opaco y el tufo de corrupción que algunos empresarios han empezado a padecer y a oler, ya está generando molestia y por esa razón han comenzado a recabar la información de cómo se estarían llevando las licitaciones y las compras de ciertos productos agropecuarios para documentar las anomalías, los sobreprecios y la complicidad entre funcionarios encabezados por Rafael de la Peña con ciertos proveedores.

 

El asunto no será menor y podría convertirse en un nuevo escándalo para la actual administración estatal, sobre todo porque existen muchos detalles y casos documentados que evidenciarán claramente cómo la mafia del PRI lucró en los últimos años con esos programas y cómo pretende mantener esa misma práctica en un gobierno que prometió combatir y acabar con la corrupción.

 

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