En Tlaxcala todas y todos se equivocaron. Las mujeres se sintieron agredidas y hasta provocadas por las tontas y exageradas medidas de las autoridades estatales para tratar de resguardar principalmente la restauración del Palacio de Gobierno, situación que derivó en una marcha violenta que evidenció la inoperancia del equipo de inteligencia, la tibieza del secretario de Gobierno, Sergio González Hernández y lo mal asesorada que está la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros.
La marcha de ayer por el Día Internacional de la Mujer fue diferente a las anteriores. Hoy la violencia se desbordó y al parecer nadie quiere asumir su responsabilidad en los lamentables hechos.
Si ha habido una mujer violentada políticamente ha sido Lorena Cuéllar que entiende y comparte las exigencias de las mujeres, sin embargo la gobernadora lejos de encabezar una de las marchas que se llevan a cabo el 8 de marzo y mostrar apertura para escuchar y atender los reclamos de las feministas tlaxcaltecas, optó por aislarse, recurrir a láminas, hules y vallas para resguardar su renovada oficina, lo cual se interpretó como un acto de provocación que terminó por alentar los desmanes registrados la tarde de ayer.
Al final de nada sirvió el exagerado “resguardo” del Palacio de Gobierno que terminó pintarrajeado con acusaciones y demandas de las mujeres, lo que finalmente mandó a la basura los tres millones de pesos que la actual administración había pagado al INAH para restaurar la fachada de ese inmueble histórico.
Las feministas aprovechan el 8 de marzo para salir a las calles y protestar por los asesinatos de sus hermanas, amigas o familiares, por la desigualdad que aún prevalece en los salarios, por la falta de resultados de las autoridades para castigar a acosadores y violadores, así como por otras arbitrariedades e injusticias que se cometen contra ellas.
En Tlaxcala sólo se requería sensibilidad e inteligencia para generar las condiciones que permitieran realizar las marchas por el Día Internacional de la Mujer sin sobresaltos y sin vandalismo, pero es obvio que algo está fallando en el gobierno del estado al que no sólo se le percibe débil y mal informado, sino que también evidencia una falta de capacidad para mostrar firmeza y hacer valer el Estado de Derecho.
De acuerdo con un comunicado oficial del gobierno estatal, “Durante las manifestaciones realizadas en conmemoración del Día Internacional de la Mujer en la ciudad capital de Tlaxcala, en todo momento se garantizó el derecho a la libre expresión de las participantes y se dispusieron espacios para que expusieran sus inconformidades”.
“Nunca existió represión por parte de las autoridades, los elementos de seguridad pública protegieron la integridad física de las mujeres y únicamente intervinieron cuando las inconformes intentaron derribar la puerta de Palacio de Gobierno; no existe reporte de lesionadas, denuncias de agresiones o detenciones de mujeres por algún delito, a pesar de los actos vandálicos”.
Si al final la administración de Lorena Cuéllar se iba a mostrar en exceso tolerante y blandengue porque aun cuando se cometieron delitos y destrozos no aplicaría la ley a las responsables, entonces para qué hacer el ridículo y poner láminas, hules y vallas en la fachada del Palacio de Gobierno cuando está visto que, al menos el género femenino, sí tiene permiso de atentar contra el patrimonio histórico de los tlaxcaltecas sin enfrentar ninguna consecuencia legal.
Según ese comunicado, “los destrozos al edificio (Palacio de Gobierno) también provocaron daños irreparables a los murales del maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, el quiosco, las fuentes, la sede del Poder Judicial, el Museo de Arte de Tlaxcala (MAT), los pisos de la explanada de la Plaza de la Constitución y el acceso principal de la Plaza de Toros Jorge “El Ranchero” Aguilar”.
Increíble, pero cierto. La incongruencia de las autoridades es mayúscula y la decepción hacia el gobierno es monumental.
Ni hablar.
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