El rompecabezas de lo que es el gobierno de la Cuarta Transformación sigue armándose y al parecer aún falta colocar algunas piezas que le permitan a la actual mandataria, Lorena Cuéllar Cisneros, tener el control absoluto de las dependencias para establecer el rumbo y cumplir los objetivos trazados.
En los últimos días se han registrado cambios, reacomodos y también la salida de algunos discretos pero eficientes colaboradores que en los últimos seis meses no recibieron el trato o el nivel prometido, de ahí que para evitarse problemas han presentado su renuncia para retomar sus actividades profesionales o sus negocios.
Los cambios más significativos se dieron en la poderosa Oficialía Mayor de Gobierno donde despacha el ex diputado local de Morena y ex aliado del PRI, Ramiro Vivanco Chedraui, quien no sólo estrenó nuevo director Administrativo de nombre José Antonio Roldán Fuentes, de quien se sabe muy poco, sino que además llegó a la dependencia Ángel Monez Torre que fungirá como Director de Bienes y Servicios.
Lo que llama la atención es que esa área del gobierno lorenista va por su segundo Director Administrativo y que a la fecha se ha acumulado la asignación directa de compras y obras por cerca de 600 millones de pesos, cantidad que tendrá que justificarse y documentarse debidamente para que los órganos encargados de revisar los procedimientos legales y contables no observen esas operaciones que debieron realizarse a través de concursos o licitaciones.
Y la llegada de Ángel Monez a la Dirección de Bienes y Servicios de la Oficialía Mayor de Gobierno no debe minimizarse o pasarse por alto, porque prácticamente ese funcionaria llegó a restarle el poder absoluto que tenía Edna Oded Pérez García, directora de Recursos Materiales que decidía no sólo el proveedor a contratar sino los precios que se deberían pagar por el bien o el servicio contratado.
Oded Pérez había concentrado en los últimos meses un exagerado poder porque sencillamente por ella tenía que pasar cualquier compra o adquisición del gobierno lorenista. Su labor es respaldada y apoyada por un personaje muy cercano a la mandataria morenista que sin tener cargo oficial ha sido visto en negociaciones y en la toma de decisiones.
A lo mejor pronto dejamos de escuchar las quejas de Ramiro Vivanco, quien en público y privado no deja de reconocer que él sólo firma y hace lo que se le ordena, situación que reiteró una y otra vez con el escándalo generado con la apertura de un antro en la azotea del Museo de Arte de Tlaxcala.
Por cierto, la evaluación a los funcionarios del gabinete legal y ampliado se mantiene y no descarte que se realicen ajustes o cambios, sobre todo ahora que está próxima la presentación del Plan Estatal de Desarrollo.
Hay funcionarios que tienen un marcado protagonismo como el secretario de Cultura, Antonio Martínez Velázquez y el titular de la Secretaría de Salud, Rigoberto Zamudio Meneses, pero también hay otros que nadan de a muertito y no hacen nada más que cobrar, de ahí que no sería extraño verlos que son relevados ante sus escasos resultados.
Ayer, la gobernadora Lorena Cuéllar celebró su cumpleaños y se dejó consentir por su familia, amigos y colaboradores cercanos, pero el evento también fue aprovechado por algunos miembros de su gabinete para presumir cercanía, como fue el caso de Homero Meneses Hernández, quien tras pedir coperacha y citar a la burocracia dorada de la Secretaría de Educación Pública acudió a las seis de la mañana a cantar las tradicionales mañanitas a la mandataria tlaxcalteca.
La gobernadora está disfrutando el poder y lo está ejerciendo a su estilo. Sigue siendo una política querida y las muestras de afecto y buenos deseos que recibió ayer siguen siendo el mejor regalo para ella.
Su proceso de empoderamiento no la ha alejado de los ciudadanos y las ciudadanas.
Sigue siendo la mujer sensible, carismática y guerrera que pese al poder que detenta no deja de abrazar y sonreír a todos.
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