Después de las elecciones del pasado 6 de junio donde Tlaxcala registró una alternancia en el poder luego que Morena y sus aliados ganaran la gubernatura al derrotar al PRI y sus amigos del PAN y el PRD, la oposición luce fragmentada, sin liderazgo, dividida, sin rumbo y sin la capacidad de convertirse en el corto plazo un real contrapeso para quién actualmente ejerce  el mando y el dominio en la entidad.

 

El único partido que trata de recomponer su rumbo y renovar sus liderazgos es el PAN, el cual vive un proceso interno para elegir a su nueva dirigencia estatal, mismo que no estará exento de las divisiones entre los grupos.

 

Aunque habrá varias tiradoras a la presidencia del Comité Directivo Estatal del PAN en Tlaxcala, en los hechos la que llega con más fuerza y respaldo de la reducida militancia es Miriam Martínez Sánchez, quien es impulsada por los panistas que han y saben ganar elecciones y procesos internos como es el grupo del actual alcalde de Apetatitlán, Ángelo Gutiérrez Hernández, y el que encabeza el aguerrido ex presidente municipal de Apizaco y ex diputado local, Julio Cesar Hernández Mejía.

 

También buscan esa posición la senadora y ex perredista Minerva Hernández Ramos que sólo lo hace para ver que negocia en el camino. La ex dueña del partido en la entidad, Adriana Dávila Fernández, impulsa a la desconocida Leticia Varela, mientras que el aún líder estatal, José Gilberto Temoltzin Martínez, jugaría con la diputada federal, Lilia Caritina Olvera Coronel, que sencillamente carece de presencia y liderazgo.

 

Pase lo que pase en el PAN en Tlaxcala no es un asunto que preocupe demasiado al actual grupo en el poder, porque ese partido ha venido perdiendo  fuerza y presencia, de ahí que llevará tiempo recomponer las cosas y organizarse para tratar de llegar con cierta fortaleza para los comicios presidenciales e intermedios del 2024.

 

El PRI está domesticado y sometido a la órbita del poder de Lorena Cuéllar Cisneros, pues su dirigente estatal, el castrado y tonto Noé Rodríguez Roldán, resultó ser un fiel mayordomo que sólo hace lo que se le ordena desde el Palacio de Gobierno.

 

El ex subordinado del menismo y del marianismo no tuvo el valor para iniciar el procedimiento de expulsión de la diputada local y líder del sindicato de la Sesa, Blanca Águila Lima, por lo que recurrió  a un grupo de inconformes para tratar de justificar esa acción, sólo por el hecho de que  la hoy legisladora apoyó en los pasados comicios a ex candidatos de otros partidos políticos en sus campañas a diputados, presidentes municipales y de comunidad como en Teolocholco, Nativitas, Santa Cruz Tlaxcala y San Pablo del Monte, entre otras poblaciones.

 

De aplicarse e investigarse ese burdo y tonto pretexto, entonces también debería involucrar a la ex candidata a la gubernatura de la coalición “Unidos por Tlaxcala”, Anabell Ávalos Zempoalteca, pues respaldó a candidatos a alcaldes del PAN y de otros partidos en municipios donde no se concretó la alianza electoral que el ex partidazo encabezó como fue el caso de Apizaco y Tlaxcala, sólo por mencionar dos claros ejemplos.

 

Hasta ahora el único priista que abiertamente ha denunciado y ha exigido que se investiguen las traiciones al interior del ex partidazo es el ex candidato a la alcaldía de Apizaco y ex líder del PRI en Tlaxcala, José Luis Ramírez Conde, quien a diferencia del eunuco Noé Rodríguez si ha dado la cara sobre ese espinoso y delicado tema.

 

El PRI con Noé Rodríguez está muerto y sólo si ese partido pasa a un verdadero liderazgo podría revivir o iniciar su proceso de transformación, por lo que habrá que ver si no en unas semanas más la militancia tlaxcalteca de ese instituto político no termina por pedir un cambio de dirigente.

 

Por lo que toca al PRD, su dirigente y diputados locales, Julio César Pérez González y Juan Manuel Cambrón Soria junto con Ever Alejandro Campech Avelar, respectivamente, mantienen una presencia aceptable y una estrategia que les ha permitido figurar, en gran medida porque han contado con el respaldo de su aliado y amigo, Rubén Terán Águila, presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política del Congreso del Estado.

 

Aunque parezca difícil de creer, en la agenda mediática que se ha construido en los últimos días y semanas el PRD ha impuesto y ha obligado a otros actores, incluido a la gobernadora Lorena Cuéllar, a ajustarse a temas propuestos por ese partido, como es el caso de la comparecencia  o no del secretario de Seguridad Ciudadana, Alfredo Álvarez Valenzuela y a llevar a debate la estrategia para combatir a los delincuentes.

 

Pese a todo, la realidad es que la oposición en Tlaxcala luce fragmentada y sin mucha fuerza en estos momentos, de ahí que la gobernadora Cuéllar no debe preocuparse mucho por sus adversarios que de seguir ese rumbo no implicarán mucha competencia para los comicios del 2024.

 

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