Si la designación de los funcionarios que integran el gabinete legal y ampliado a muchos ha decepcionado, los nombramientos que están siendo palomeados para asumir el control de los cargos de segundo y tercer nivel en las dependencias estatales también están generando molestia y hasta inconformidad entre lorenistas, morenistas y ciudadanos, porque la promesa y el compromiso de que habría una administración diferentes y honrada sólo se quedó en el discurso.
En los hechos priistas, marianistas, orticistas y hasta menistas con malos antecedentes son los que están logrando posiciones en el gobierno de la Cuarta Transformación que encabeza Lorena Cuéllar Cisneros.
Hoy funcionarios disque de izquierda como Homero Meneses Hernández que se la pasaba quejando de los corruptos priistas simplemente calla y acepta trabajar con ellos en la Secretaría de Educación Pública.
Por ejemplo Víctor Manuel Báez Alvarado que se hará cargo del Departamento de Educación Media Superior en un rancio priista que dirigió la CNOP y siempre tuvo fuertes vínculos con el extinto Federico Barbosa Gutiérrez. Se le ubica como un líder caciquil del transporte público en el municipio de Tepetitla.
Se le conoce por ser un morenista de conveniencia y un maestro que ha estado comisionado, es decir, cobraba sin trabajar. Además, cuentan que tiene una pendiente en el Cobat, pues al parecer nunca entregó un automóvil Jetta que se le asignó, por lo cual tiene un procedimiento abierto.
Rafael Bañuelos Flores, director de Relaciones Laborales, es un marianista, mientras que Julio Ángel Becerra que asumió la Contraloría Interna es un orticista. Sara Ruiz Venzor que despachará como secretaría particular es una priista de hueso colorado que ha recorrido varios departamentos de la Secretaría de Educación Pública, puestos en los que ha sido señalado de incurrir en un supuesto tráfico de influencias y de tener en trato déspota y altanero con las maestras y maestros.
También está el caso de Magdaleno Trejo Meneses, jefe del Departamento de Telesecundarias. Es un auténtico chapulín de la política y un maestro conflictivo que suele generar problemas para obtener beneficios. Es gente de Jacob Hernández, líder del STE (Sindicato de Trabajadores para la Educación) y su llegada a la nómina es un pago de facturas a Carlos Jongitud.
Sergio Reséndiz Juárez, director de Educación Básica es otro militante distinguido del ex partidazo y se encuentra ligado a los intereses del delicado Tomás Munive Osorno, ex secretario de Educación con el ex gobernador Mariano González Zarur.
El caso más emblemático de que en la Secretaría de Educación Pública se premió el compadrazgo y el amiguismo es el de María del Consuelo Carro González, jefa del Departamento de Educación Preescolar.
Esa mujer es la mamá de Ulises Hernández Carro que tiene plaza en el ayuntamiento de Tlaxcala ahora también cobrará en el gobierno del estado. El marido de Carro González es Antonio Hernández Villafaña, ex jefe del Departamento de Educación Especial de la Unidad de Servicios Educativos de Tlaxcala, cargo que desempeñó en las administraciones de Marco Mena y Mariano González, donde sus familiares obtuvieron grandes beneficios.
Curiosamente cuando el maestro Antonio Hernández Villafana asumió su puesto su segundo hijo, Erick Hernández Carro, empezó a cubrir interinatos y al final de la gestión de ese “honesto y dedicado profesor” su vástago adquirió doble plaza, una con clave de director. Y por si eso no fuera poco, su nuera también se hizo de una plaza y clave de directora. Además se dice que ambos trabajan en el municipio de Tlaxcala.
La maestra María del Consuelo Carro González se jubiló hace tiempo por problemas de salud, pero alguien con poder la rescata y le asigna la jefatura del Departamento de Educación Preescolar.
Hay que tener presente que nadie se explica cómo Érick Hernández Carro ha logrado avanzar en tampoco tiempo cuando nunca se han esclarecieron los resultados de la Unidad para el Sistema de la Carrera de las Maestras y de los Maestros para la promoción vertical, pues ese recomendado ya obtuvo su segunda dirección y de paso benefició a su sobrina Marilu Carro Meneses.
Pero no crea que la lista de recomendados y que carecen de experiencia administrativa ya se terminó, pues están los casos de Sandra Corona Padilla que fue designada como directora de Educación Media Superior y Superior. Su único mérito es haber sido líder estatal del partido Nueva Alianza e hija del ex líder de la Sección 31 del SNTE, J. Carmen Corona. Su arrogancia es tal que dicen que será la Claudia Xochipa de la nueva administración.
Javier Fragoso Ramírez despachará en la Dirección de Cultura Recreación y Deporte. Es considerado otro vividor de la política y carece de antecedentes en el sector educativo y administrativo. Dicen que es tan arrogante que todo lo quiere arreglar con alcohol y gratificaciones. Su llegada se da por recomendación de Gelacio Montiel Fuentes.
Para cerrar con broche de oro le informo que al parecer ese choro de no robar, no mentir y no traicionar que tanto presume el gobierno de Morena pronto quedará en el olvido, porque resulta que un nombramiento que recayó en la persona de Laurencio Marco Antonio Castillo Hernández, como encargado de la Universidad Tecnológica de Tlaxcala es ilegal, debido a que éste compadre del nefasto ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya incumpliría los requisitos que exige la ley para asumir esa posición.
No sólo estaría en duda su trayectoria como docente sino que el rango de edad que se requiere para tomar el control de esa Universidad que es de 35 a 65 años. El susodicho supera el tope, lo que obviamente representa una clara violación a la ley.
Veremos si se corrige esa anomalía o se impone ese capricho y recomendación.
Y si hay alguien que está molesto con los nuevos funcionarios de la Secretaría de Educación Pública en Tlaxcala es el SNTE, el cual esperará el momento y la circunstancia adecuada para mostrar su inconformidad. Al Tiempo
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