A más de un mes de la dolorosa derrota que obtuvo el PRI y su candidata a la gubernatura de Tlaxcala, Anabell Ávalos Zempoalteca, el malestar y enojo de la militancia con el actual mandatario, Marco Antonio Mena Rodríguez, y su dirigencia estatal encabezada por Noé Rodríguez Roldán, van en aumento y pronto podrían registrarse públicamente muestras de rechazo.

 

 

La gran mayoría de los candidatos del PRI que participaron en los pasados comicios del 6 de junio se sienten traicionados y utilizados, porque nunca llegaron los apoyos prometidos y tampoco se observó por ningún lado la operación de la estructura del ex partidazo.

 

Si Marco Mena hubiera asumido desde el principio de las elecciones la actitud que mostró casi al final de las campañas de amagar a la maquinaria priista con iniciar procesos penales y administrativos si se involucraban en los comicios para renovar la gubernatura, las diputaciones federales y locales, así como las alcaldías y las presidencia de comunidad, seguramente muchos priistas no hubieran aceptado las candidaturas porque era obvio que estaban siendo enviados a fracasar.

 

El trabajo y la movilización priista que se llevó a cabo sin el respaldo del gobernador Mena y su grupo político se tradujo en una suma importante de votos, los cuales sólo sirvieron para conseguir nueve municipios y tres diputaciones locales (Una de mayoría y dos plurinominales), las cuales quedaron en manos de la bisoña priista Diana Torrejón Rodríguez, otra para la conflictiva dirigente del sindicato de la Sesa, Blanca Águila Lima, y una más para el hermano del mandatario estatal, Fabricio Mena Rodríguez, también cuñado de la gobernadora electa, Lorena Cuéllar Cisneros.

 

Fabricio Mena está muy lejos de representar a la militancia priista pese a que durante los últimos casi cinco años se desempeñó como integrante del Comité Directivo Estatal del PRI. Para nadie es un secreto que recientemente buscó la reconciliación con Lorena Cuéllar y se puso a sus órdenes al auto presentarse como el mejor aliado que ella tendrá en la próxima legislatura local.

 

Los priistas tlaxcaltecas han esperado un tiempo prudente la postura del gobernador Mena sobre la dolorosa derrota que sufrieron, pero ante tanta indiferencia del primer priista del estado pronto empezarán a surgir voces críticas que lo harán responsable del fracaso electoral y exigirán su salida del partido. Los marianistas ya se preparan para quedarse con la dirigencia y expulsar todo lo que huela o tenga el sello menista.

 

Los menistas que viven un franco proceso de extinción pretenden prolongar su permanencia en la dirigencia del ex partidazo, sin embargo ya no tienen ni la fuerza ni el empuje que se requiere para seguir dominado al PRI en Tlaxcala, de ahí que en pocas semanas se verá una reestructuración de ese instituto político donde marianistas y el grupo de Anabell Ávalos llevarán mano para tratar de rescatar al debilitado instituto político.

 

Los priistas se encuentran dolidos y encabronados, de ahí que sólo están buscando cualquier pretexto para reprochar a Marco Mena lo que ellos consideran su traición que impidió mantener por seis años más el poder y la gubernatura de Tlaxcala.

 

Diputados locales contra Fernando Bernal

 

Los diputados locales al parecer tienen la intención de presionar y desgastar al presidente del Tribunal Superior de Justicia, Fernando Bernal Salazar, quien al parecer ha perdido el respaldo tanto interno como externo que se requiere para mantenerse en ese importante cargo.

 

Ayer, los legisladores en sesión ordinaria, aprobaron bajo la batuta del morenista Ramiro Vivanco Chedrui la comparecencia del magistrado Fernando Bernal, quien deberá aclarar y explicar algunas presuntas irregularidades.

 

La primera tiene que ver con un juicio de protección constitucional que una particular promovió contra la designación de magistrados, el cual debió ser desechado y sin embargo el presidente del TSJE le dio trámite.

 

Otra está relacionada con el juicio de protección constitucional que Bernal Salazar otorgó al entonces presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, Víctor Manuel Cid del Prado Pineda.

 

El tercer caso se concentra en la designación del representante del Poder Ejecutivo ante el Consejo de la Judicatura, el priista Leonel Ramírez Zamora, quien presuntamente no cumple con los requisitos que marca la ley para desempeñar el cargo, específicamente en la antigüedad que se pide de la cédula profesional que lo acredita como licenciado.

 

El cuarto asunto sería por el manejo del recurso extraordinario obtenido a través del ajuste trimestral, pues éste fue utilizado para el capítulo 1000 y pagar la contratación de 120 personas. Finalmente el último estaría relacionado con la designación del juez de Tlaxco, Alejandro Pereda Vega, procedimiento que se habría realizado sin cumplir con todos los aspectos legales.

 

Se sabe que los legisladores tienen documentadas esas irregularidades y que su intención es presionar a Fernando Bernal para que deje la presidencia del TSJE y los magistrados puedan designar a un nuevo representante del Poder Judicial de Tlaxcala.

 

En unas horas o días veremos si la intención de los diputados locales se cumple o el abogado Fernando Bernal sale bien librado de esa comparecencia que es la primera que se hace en muchos años a un presidente del TSJE.