Las campañas de las candidatas y el candidato a la gubernatura de Tlaxcala fueron descarriladas por una declinación intrascendente y escándalos inflados que carecen de contenido pero que mediáticamente atrajeron más que el interés, el morbo de los ciudadanos y de las ciudadanas.
Esta semana que era clave para apuntalar y crecer en las preferencias electorales fue desaprovechada por los aspirantes a dirigir los destinos del estado en los próximos seis años, quienes no supieron superar la crisis que provocó la renuncia de la candidata del PES, Liliana Becerril Rojas, a favor de la abanderada priista de la coalición “Unidos por Tlaxcala”, Anabell Ávalos Zempoalteca, así como la supuesta cancelación de su Visa para viajar a los Estados Unidos y el contagio de Covid-19 que dio a conocer la primera mujer mencionada y que los medios de comunicación y uno que otro columnistas utilizaron para generar una alarma donde no la debe de haber.
Las campañas y propuestas dejaron de tener importancia y la cobertura mediática se centró en descalificar el actuar de la mediocre Liliana Becerril y en su contagio de coronavirus. También se mantuvo vigente el tema de la Visa cancelada de Anabell Ávalos que se dice fue sustraída en noviembre pasado cuando un comando armado ingresó a su casa para llevar a cabo un robo.
El PES y su dirigencia estatal y nacional siguen sin poder legalmente cambiar a su candidata a la gubernatura de Tlaxcala, pues desde el domingo pasado en que Becerril Rojas declinó hasta la fecha, la empresaria no ha presentado su renuncia y para el Instituto Tlaxcalteca de Elecciones sigue siendo la abanderada aunque ese partido ya la haya desconocido y diga que su nueva candidata es la desconocida Marly Juárez Flores.
La estrategia del equipo de Anabell Ávalos de abrir el segundo debate de las candidatas y el candidato a la gubernatura con la declinación de Liliana Becerril a su proyecto que es respaldado por el PRI, PAN, PRD, PAC y el PS, no salió conforme a lo planeado y ni tuvo un efecto positivo entre el electorado.
Ese escándalo sumado al de la Visa cancelada descarriló la estrategia aplicada desde el principio, en el sentido de que la ex alcaldesa capitalina venía ganando terreno y ya había alcanzado y superado en las preferencias electorales a su rival morenista Lorena Cuéllar Cisneros.
También dejaron de tener impacto mediático las adhesiones a su proyecto, sobre todo cuando presumió el apoyo de devaluados políticos que gozan de mala fama y enfrentan acusaciones de fraude como la del candidato de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Tzompantepec, Christian Cervantes Rojas.
Habrá que ver cuáles serán los efectos negativos que dejarán esos días perdidos en tontos e intrascendentes escándalos, pues es obvio que los ciudadanos y las ciudadanas perdieron interés en las campañas debido a que quizá la gran mayoría ya tiene definido o claro por quién irá a votar el próximo 6 de junio.
Seguramente en los próximos días se darán a conocer nuevas encuestas que revelarán quién se perfila para ganar la gubernatura de Tlaxcala.
Restan 13 días de campaña y las candidatas y el candidato deben aprovecharlos para dar el último jalón.
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