Hasta ahora resulta inexplicable las propuestas de presupuestos de egresos que solicitaron algunas dependencias, poderes, tribunales y organismos del estado para el 2020, porque su trabajo y la enorme cantidad de recursos públicos que manejan no se justifican en ningún momento, por lo que valdría la pena que los diputados locales revisaran realmente esos planes financieros y llevarán a cabo los ajustes que impidan esos excesos.

Un claro ejemplo de lo anterior son los casi 16 millones de pesos que para el siguiente año se pretenden canalizar al Sistema Estatal Anticorrupción que resultó ser un organismo inservible y opaco, donde el personal que lo integra cobra atractivos salarios sin hacer absolutamente nada para combatir ese fenómeno que no sólo existen en los ayuntamientos, sino en la administración de Marco Antonio Mena Rodríguez.

Este año, a ese bodrio de sistema se le destinaron casi nueve millones de pesos, los cuales en su gran mayoría se fueron para pagar la nómina de los cinco integrantes del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Anticorrupción del Estado de Tlaxcala y de los ocho burócratas que dicen laborar y auxiliar a la Secretaría Ejecutiva del organismo.

Esa instancia gubernamental es un adorno y una carga para los tlaxcaltecas. Si uno revisa su trabajo de inmediato llegará a la conclusión que representa un oneroso adorno que está más para encubrir y solapar la corrupción que en emprender acciones o proponer políticas públicas para enfrentar y castigar el desvío y manipulación de los recursos públicos que comenten las autoridades estatales y municipales.

En estén año, el Sistema Estatal Anticorrupción sólo elaboró el Informe del Comité Coordinador y el Informe del Comité de Participación Ciudadana que no aportan nada y hablan de lugares comunes.

Los resultados obtenidos no justifican el salario de 50 mil pesos que cobra mensualmente José Justino Pérez Romano como presidente del Comité de Participación Ciudadana y los 45 mil pesos que reciben cada uno de los otros integrantes de ese comité como Isabel Romano Hernández, Rumel Hernández Avendaño, Erika Montiel Pérez y Lucero Romero Mora.

Esos son los inútiles burócratas de ese sistema que cuesta a los tlaxcaltecas casi 9 millones de pesos en sueldos al año, más la ineficaz e inoperante plantilla de personal que encabeza Julio Caporal Flores como Secretario Ejecutivo del Sistema Anticorrupción de Tlaxcala, Cirilo Rosalio Espejel Velazco que se desempeña como Contralor Interno y Bernardino Santracruz Vázquez que presume ser el honesto director administrativo.

También cobran como parte del equipo jurídico Arturo Flores López y Monserrat Pérez García. Luis Enrique Bermúdez Cruz, se desempeña y no es broma, como jefe del Departamento de Riesgos y Políticas Públicas, mientras que Luis Ernesto Pérez Ramírez, dice controlar la inútil área de comunicación y Esteban García López es el responsable de la Oficialía de Partes.

Y por si no fuera poco mantener a esa bola de zánganos, el Sistema Estatal Anticorrupción quiere casi duplicar para el 2020 su presupuesto y disponer de 16 millones de pesos, pues su intención es contratar más personal que ayude a los que están contratados a echar mejor la hueva y tal vez acomodar a sus recomendados y novias que están a la espera de ser incluidos en la nómina oficial.

Pero no crea que es el único organismo donde pretenden consentirse y darse vida de “Godínez Fifí”, ya que también en el Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Tlaxcala quieren un incremento sustancial en su presupuesto al intentar ejercer para el siguiente año más de 43 millones de pesos, los cuales pronto se lo desglosaremos para que vea como en esa instancia se dan la buena vida los magistrados, sus recomendados y sus protegidos.

Si los diputados aprueban tales presupuestos, es decir, 16 millones de pesos para el Sistema Estatal Anticorrupción y 43 millones de pesos para el Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Tlaxcala, prácticamente estarán tirando al cagadero casi 60 millones de pesos porque esas dos áreas encargadas de combatir la corrupción no sirven para nada.

O alguien pensará lo contrario.