De nada sirve que los funcionarios se comprometan a cumplir y hacer valer la ley cuando lo primero que hacen es pisotearla, como sucede con el titular de la Secretaría de Educación Pública, Manuel Camacho Higareda, quien resultó ser un tipo que su único interés es su promoción personal.

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El doctor en en Sociolingüística por la Universidad de Essex del Reino Unido, Manuel Camacho Higareda, en sesis meses se ha convertido en todo experto priísta que entendió perfectamente el lenguaje y comportamiento de los funcionarios que pertenecen al partidazo, porque lejos de velar por la legalidad que debe imperar en el sistema educativo tlaxcalteca, es el primero en avalar la simulación y el desorden financiero.

Adicto al reflector y al buen trato mediático por medios sumisos al poder, el aspirante a poeta que se encarga de la Secretaría de Educación Pública permite que tres universidades, tres organismos como el Itife, ITC y el Icatlax, así como una institución de educación media superior (Cecyte) operen al margen de la ley, lo cual resulta grave porque el gasto que realizan lejos de someterse a sus respectivos consejos se ejerce de manera discrecional.

El comportamiento patológico de Manuel Camacho de verse todos los días en las páginas de medios impresos o en portales de noticias de internet lo ha llevado a descuidar su verdadero trabajo, porque no creo que desconozca que esas universidades y organismos tienen un consejo que preside y que por ley debe sesionar cuatro veces al año.

Esos consejos son los responsables de autorizar el gasto que realizan esas universidades y organismos, pero si en seis meses no se ha llevado a cabo ninguna sesión de esos órganos de gobierno quiere decir que los responsables de esas instituciones efectúan una manejo discrecional de los recursos que reciben y administran, irregularidad que es solapada por el titular de la SEP tlaxcalteca.

Lo grave es que Narciso Xicohténcatl Rojas, rector de la Universidad  Politécnica de Tlaxcala, Leoncio González Fernández, rector de la Universidad Politécnica Región Poniente y Humberto Becerril Acoltzi, rector de la Universidad Tencológica de Tlaxcala saben de las sesiones que deben celebrar sus consejos, porque para mala suerte de los tlaxcaltecas son funcionarios que forman parte de la herencia de la pasada administración que encabezó Mariano González Zarur.

Lo mismo sucede en el Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado (Cecyte) que encabeza José Luis González Cuéllar, así como en el Instituto Tlaxcalteca de la Infraestuctura Educativa (Itife) donde despacha Anahí Gutiérrez Hernández, el Instituto Tlaxcalteca de la Cultura (ITC) que preside el frustrado Jua Antonio González Necoechea -su sueño es convertirse en secretario de Gobernación- y el Instituto de Capacitación para el Trabajo en el Estado de Tlaxcala (Icatlax) bajo la responsabilidad de Luis Vargas González.

El desorden administrativo y la ilegalidad con que dirige Camacho Higareda el sector educativo en Tlaxcala demuestra su novatez y su falta de experiencia, sin embargo él percibe otra realidad y se asume como el ejemplo del relevo generacional de la clase política del estado, lo cual resulta patético y poco profesional porque es notorio que anda tras un cargo de elección popular.

No se lo cuente a nadie, pero resulta que en el escritorio de ese intelectual funcionario se acumulan ya varios convenios que por una u otra razón se niega a firmar, actitud que ha frenado la ejecución de diferentes programas y acciones del sector educativo donde se alienta una parálisis selectiva.

El diputado federal del PAN, Juan Corral Mier, ayer puso el dedo en la llaga y acusó a Manuel Camacho de obstaculizar la aplicación de 300 millones de pesos que se destinaron al programa “Escuelas al Cien” y que por una extraña razón no se han empezado a aplicar en las instituciones educativas de los 60 municipios de la entidad.

Hay escuelas que se encuentran en lamentables condiciones y resulta increíble que el titular de la SEP se muestre indiferente para aprovechar esos recursos que buscan mejorar las condiciones de los planteles de la entidad.

Manuel Camacho se convierte en otra lamentable decepción, pero ni hablar lo tendremos que seguir aguantando hasta ver si se le hace un cargo de elección popular en el 2018.

Mal por la educación.