He aquí la historia de Ricardo García Portilla, un diputado federal que dejó su brillante carrera parlamentaria para venir, de mal modo, a ayudar en la campaña de gobernador

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Se trata de una especie de yupi haciendo números alegres porque así le conviene. Haber truncado su carrera de diputado federal porque no tuvo opción –le habría costado la peor ración de zapes.

Además, qué mala onda que las otras dos compañeras suyas carezcan de compromiso alguno porque lo suyo se dio merced a la querencia con sendos influyentes (al menos en la voluntad del señor manchis)  y se la pasan nadando de muertito, o más bien como maniquíes viejos, de esos medio gordos que nada más se usan para hacer bulto.

Ricardo García Portilla recurre entonces a la aritmética electoral. Y aplica la ecuación –que tanto se le da- para ponerla de ejemplo aunque el entendimiento pleno de ello, ni él lo tenga. Ese término en el Congreso significa la suma de los votos de los partidos minoritarios con algún fin. Hoy nos lo viene a presumir.

Seguramente se refirió a los miles de votos que conseguirá Rosalía Peredo Aguilar (el barril sin fondo), sumados a los de los vivales, que cierran circos para que no exploten a los pobres animalitos, pero explotan la imagen de un tucán para darnos la idea de que no son unos oportunistas sino todos unos ambientalistas. O de los maestros, bien enojados con el tirano Aurelio Nuño, pero con buena cara para no quedarse sin chamba.

Sí, porque solo el PRI no puede con el paquete. En ese sentido va la idea del ex de los zapes. Y además nos advierte que en el caso (aquí se le nota un… en el remoto caso) de que triunfe Mena el cinco de junio, no piensa regresar a San Lázaro… allá que le aproveche a Teodardo Muñoz, otro cuate a quien la fortuna hoy le permite comer con manteca.

Es la soberbia de la nueva generación.

Sí, porque la de los que apestan a cadáver es la siguiente: “todo lo tenemos bajo control, el triunfo está garantizado, ya hasta repartimos los puestos”.

Y claro, necesitan a uno que parezca candidato, fuerte, alto, de espalda ancha…

Pero también ignoran sus capacidades.

O sea, estos genios de la aritmética electoral, y de todo bajo control, actúan con base en el manual de triunfos de un tricolor incapaz de pensar en la alternancia.

De manera muy curiosa, el diputado defenestrado coloca lo que entiende como fortaleza del tricolor por encima del abanderado, que dicho sea de paso ya lo imagino haciendo lo mismo si el candidato hubiese sido García Portilla.

Pues qué mal andan.

Sus apuestas no son en favor de la persona, sino de las ruedotas y los rielesotes de la locomotora, sobre cuyos lomos se han asido con la idea de haber aportado la parte proporcional de ideas, porque a quien piensan llevar al triunfo, para ellos no dispone del suficiente cacumen.

En eso consiste la dificultad para que Marco Antonio Mena ascienda en las encuestas.

Es un ramillete de flores negras; fuego amigo disfrazado de chispas de chocolate… la conjunción de irresponsabilidad, soberbia, sobredad, y mamonería cuyo cociente es: ausencia de liderazgo.

Bien verdad… para la aritmética electoral de García Portilla, el resultado de su división: fra-ca-so.

Por eso el señor manchis los reunió la semana antepasada en la casa de gobierno y casi como Peña Nieto lo hizo anteayer con su gabinete, los puso como lazo de cochino: “nos va a allevar”.

En otras palabras, el peor enemigo del PRI… ¡es el PRI!

Deshojando (a) la Margarita

Como era de esperarse vino muy propia a respaldar las aspiraciones de su afanosa pupila, Adriana Dávila Fernández.

Y lo primero que hizo fue usar el tono mesiánico de la mujer sin glamour para lanzar pedradotas al mal gobierno del inocente señor manchis.

Pues qué mala voluntad de los escribanos adrianistas y hacedores de análisis como en forma de textos motivacionales, porque no advirtieron a Margarita Zavala, que ese mal gobierno al que se refiere, contó con el concurso de Adriana y sus individualidades.

Que gracias a esa mancuerna hoy tenemos la peor Ley Electoral del país, mala no por chueca sino por atestada de hoyos negros. Bueno para alcanzar esa proeza hasta contó con la destacada actuación del PRD y la seño Eréndira.

Hay que voltear a ver a Rafael Moreno Valle, como quien dice el anticristo de los Calderón Zavala, quien les lleva bastantes puntos porque al menos se muestra cauto a la hora de aventar madrazos… hoy lo vemos muy recatado con su escoba, barriendo las toneladas de ceniza que al tal Gregorio le dio por arrojar la madrugada de ayer.

El doloroso pendiente

¿Por qué Margarita Zavala no usó el mismo maso para sonarle a Guadalupe Sánchez Santiago y su cínico desmarque del panismo a cuyos principios no tiene cara para hacerles el desplante, porque así lo firmó en la carta compromiso mediante la cual fue a pedir al PAN la oportunidad?

¿Son tan elevados los costos de la radiodusora apizaquense que, superaron el malestar de la militancia enterita, a favor y en contra de la seño Adri, como para haber pagado con la plurinominal de su partido un convenio de publicidad?

Tienen, Margarita, Adriana, Felipe y Juanito, que sentarse a arrastrar el lápiz, porque de aquella fortuna traficada en 2010 y usada parcialmente (¿por eso perdieron?) poco sabe el Sistema de Administración Tributaria (SAT), digo, Hacienda tiene ahí un trabajo bien interesante para realizar, ahora que una chamba periodística nos dejó con la boca abierta al publicar el caso Panamá Papers.

Hoy resulta insuficiente la marmaja para que operan los candidatos, unos que de plano convencieron porque ya no tenían más de dónde escoger, pero, ¿y esos sobrantes, quiero decir, ese cofre del cual nada se informó en la farsa hoy conocida como 3 de 3?