Además con la cobertura exclusiva de Coracyt y el parcial Héctor Párker; a cada candidato le darán menos de 5 minutos para exposición, réplica y contrarréplica
Sesenta minutos son un impensable lapso, cuando en ese tiempo han de confrontar ideas y razones ocho candidatos a la gubernatura de Tlaxcala.
Pero así lo determinó la autoridad electoral.
El debate, primero de dos que por Ley deben ser organizados en este proceso, tendrá lugar en el Teatro Xicohtencatl, el próximo domingo 24 de abril a partir de las diecinueve horas, y será trasmitido por las radiofifusoras y televisora de la Coordinación de Radio, Cine y Televisión (Coracyt).
¿Quién tomó esta decisión?
Pues seguramente aquellos preocupados en no exponer demasiado a un candidato, fácil presa de sus competidores. Pero en ahí va implícito el tomar uno de los avances más notorios de la democracia, pisotearlo, neutralizarlo, pero sin omitirlo.
Aunque su cumplimiento es mediocre, nadie podrá reclamar al árbitro electoral haber pasado por alto dicha actividad.
Es una prueba más del distanciamiento entre aquellos que se sienten dueños del estado y los ciudadanos.
Tenemos derecho a ver, a escuchar, a analizar las capacidades de Adriana Dávila, Martha Palafox, Lorena Cuéllar, Marco Antonio Mena, Felipe Hernández, Edilberto Algredo y Jacob Hernández.
La Ley les da dos oportunidades para aparecer en igualdad de condiciones.
Esta vez la Ley ha pasado por el filtro autoritario apanicado por una posible sobre exposición de su abanderado. Y ha movido sus influencias para impedirlo. Y nos volvió a mandar un mensaje: manejo a conveniencia la conducta de los consejeros, solo un milagro me podría doblar, y como no creo en los milagros… se friegan.
Simulacro
19:00 horas, el (o la) moderador del debate saluda: muy buenas noches a los ciudadanos de Tlaxcala, bienvenidos a este primer acto de confrontación de ideas, parte fundamental del ambiente democrático que se respira en el estado libre y soberano de Tlaxcala. (ya va un minuto, pues suponemos que este saludo se mezcla con algún fondo musical y seguramente se valdrá de tomas de los participantes, paneos aprovechando la belleza del recinto y el característico ritmo de una institución de gobierno bajo el mando de un Héctor Párker Vazquez, vetusto, lerdo, pasado de moda.
19:04 (moderador) Doy la bienvenida a las y los candidatos (sí tiene que acentuar el respeto a la paridad) (luego los nombra uno por uno y hace referencia a los partidos por los cuales participan).
19:10 (moderador) Esta es la temática y estas las oportunidades que tendrán nuestros participantes de exponerlas: tema uno: sociedad (esto es ficción) tema dos: seguridad pública (también) tema tres: compromiso de gobierno (digo, se trata de hacer tiempo).
19: 20: (moderador) Comenzaremos estrictamente por orden alfabético y sin ventaja alguna a los participantes. Tiene la palabra la candidata del Partido Acción Nacional Adriana Dávila Fernández. Tiene la palabra hasta por cinco minutos. Le tiene que echar ganas porque en ese tiempo ha de caber exposición, réplica y contrarréplica, además deberá estar muy atenta al tiempo porque si no, la cortamos.
Así que ni siquiera son sesenta minutos. El formato consistente en saludo, presentación y demás cosas que salgan de la brillante mente del añoso Parker, reducen el tiempo de cada abanderado, al grado de contar con un minuto para réplica. Y eso si bien le va.
¡Por Dios! Esto no es un debate. Es un remedo de pasarela en el cual el moderador deberá tener un látigo para apresurar a los participantes. Ellos, han de saber que un cada renglón, con cuarenta golpes (entre palabras y silencios) equivale a un cuarto de minuto. Así que ocho candidatos no nos van a explicar cómo le piensan hacer en tan breve espacio.
¿Por qué el regateo de tiempo?, ¿Por qué la intervención de Coracyt y el parcial Párker?, ¿Por qué despojar a los candidatos de la oportunidad de mostrarse a los tlaxcaltecas en igualdad de condiciones que los demás?
Eso es parte de aquello a lo que llamaremos fraude anticipado, una estela de colusiones y complicidades entre un despreciable marianismo, cuyo rehén el PRI y demás acompañantes, gozan del privilegio de consejeros vendidos y medios oficiales.
Estimamos que el debate solo tendrá éxito con base en la intervención de candidatas y candidatos. Serán ellos, su concepto del tiempo y apego a la claridad de sus ideas lo que puedan dar un poco de dignidad a este remedo de pasarela.
Vino Graco a apoyar a Lorena
Y se dio cuenta que en Tlaxcala la gente no lo abuchea, como seguido le pasa en su estado, Morelos, donde Presidencia determinó dejar de enviar representante de Peña Nieto, para evitar desaguisados como el del diez de abril del año pasado, cuando Graco cayó con todo y su pelona, cuando huía de Chinameca –al lado del secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza– al helicóptero que los salvó de una turba, por cierto encabezada por el bisnieto de Emiliano Zapata, un joven normalista que logró burlar todos los cercos de seguridad en torno a la conmemoración de un aniversario más del asesinato del Caudillo del Sur.
La referencia es porque este 10 de abril, la ex hacienda de Chinameca se perdió de la presencia de tan destacada figura, Graco, quien prefirió mandar un mensaje –ese sí con más abucheos- desde Cuautla, en la tumba donde descansan los restos de Zapata.
Aquí en cambio fue hasta aclamado cuando echó sus porras a la abanderada perredista, una Lorena Cuéllar que del desayuno en el Mesón Taurino, se trasladó a Ocotlán, para dar a Graco Ramírez, el más peñista de los gobernadores, una cálida recepción.
Dos semanas y no vemos claro
Digamos que son dos momentos: el round de sombra –mis operadores son mejores que los tuyos, a mí me quiere más la raza- y el de las encuestas, una clandestina y las demás con interesantes coincidencias, pero considerable adelantadas para decantar por alguno de los participantes.
A estas alturas no hay favorito o favorita. Exaltar las encuestas es precipitarse con calificativos que no demuestran sino la parcialidad de quien así lo estime.
Sí hay que reclamar a los candidatos el silencio sepulcral que han guardado respecto a temas tan manoseados, como el debate, tan pendientes como la redistritación y tan delicados como el activismo de consejeros electorales, a quienes mejor les convendría incorporarse a la campaña de Marco Antonio Mena.
Que se notan cortos cuando hay que señalar lo hostigoso de un Mariano González, quien por salud propia debería –como Vicente Fernández– despedirse de los escenarios porque en el caso particular del apizaquense, su presencia ya es muy molesta.