Tlaxcala vive un proceso electoral difícil de creer, con el yugo del señor manchis y sus subordinados, amagando con despedir a todo aquél burócrata con la mínima idea de democracia

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El manchifraude electoral es un vivo retrato del eterno aprendiz de estadista: retrógrado y violento, amenazante y despiadado.

Da puntual seguimiento al listado de votos en potencia, arrancados por la fuerza a miles de burócratas, además de todo afectados en sus salarios. Cuando aquellos anotaron nombres y folios de credenciales del INE, no se imaginaban el calvario por venir.

Si esa agudeza la aplicaran en los programas para ayudar a los pobres, seríamos un estado modelo. Pero se trata del alarde de control que el retrógrado manchis ejecuta sin oposición alguna.

Debe haberse tomado un tiempo para planear la detallada maniobra que invariablemente nos lleva a un: “serán comparadas las listas entregadas con los votos del día de la jornada”.

Lo que parecía un simple acto de persuasión se fue convirtiendo en un compromiso ineludible y complejo, cuya eventual desobediencia significa el despido automático.

Crudos testimonios describen la manchioperación: personas que se identifican como  trabajadores de la USET, SEGOB e ITC, visitan a su objetivo en el domicilio particular en horas de la tarde y noche, entregan hojas que están foliadas y dan santo y seña de quién es la persona de la casa, quién es tu familia, cuánto ganan y desde hace cuántos años trabajas para el gobierno del estado, y de inmediato dan la indicación de qué hacer con los formatos entregados.

Como puede apreciarse va desde la intimidación y amenazas veladas, al involucramiento sin más alternativa, para a su vez hacer presión sobre aquellos votantes a quienes preocupa el status laboral de quien los ha involucrado… “por favor, vota por tal candidato y ayúdame a asegurar la manutención de mi familia”.

Esto es inverosímil.

¿Y que hacen los líderes de la oposición?

Mírelos: el señor Carreón, del PAN, con un autismo que sólo le da ojos para obedecer las órdenes de su inventora y superior, en la preparación del caminito que le facilite volver a contender por la gubernatura.

Manuel Cambrón, del PRD, está peor. Con un discurso pseudo académico se la pasa inventando una suerte de distractores que obnubilen la sumisión amarilla ante la anticipada violencia del gran delincuente electoral: el señor manchis.

Qué vergüenza tener opositores tan pasivos, aun con los recursos que deberían aprovechar en la defensa de la democracia. Pero esto es un tema desgastado.

Como pueden ver, desde hoy, cuatro de mayo, hay quien ya vislumbra los resultados del siete de junio. El brutal atropello de los subordinados del señor manchis, ante la sospechosa pasividad de los opositores, entablando un diálogo de sordos, cada cual jalando agua a su molino.

¿Alguna reacción de Sánchez Anaya, de Ortiz, de Dávila, de Lorena?

No, sencillamente las manos libres a un delincuente con el poder de dejar sin trabajo a quienes osen anteponer algún pero, apoyados en su concepto de democracia.

Nos debería dar vergüenza. Ni las atrocidades plasmadas en cintas tan crudas como La Ley de Herodes (Luis Estrada, 1999) dan el ancho a las infamias urdidas y ejecutadas por el eterno candidato a estadista.

Aquí, no hay pierde. Todos los que tienen ingresos del gobierno aparecen en listas perfectamente controlables. Quien se opone pierde la chamba. Ya les pasó a muchos. Incluso planean manifestaciones públicas.

¡Oigan, no puede ser posible semejante estercolero!

Ahí los tienen: PRD y PAN, como el chinito. Y el PRI peor… afectado, utilizado y vejado. Sus principios son para manchis el papel sanitario y la democracia y justicia social, su retrete.

¿Qué hace el INE?

Se hace tonto. Los jóvenes lo dirían más claro… se hace buey.

Eunice y sus nostalgias

La célebre consejera del ex instituto electoral de Tlaxcala, Eunice Orta Guillén, y sus compañeros de pena, por supuesto que deben abstenerse de participar en la conformación del nuevo organismo encargado de sancionar las elecciones del siete de junio.

Su ineficiencia y parcialidad son puntos en contra, y como lo sostiene el diputado local Armando Ramos, de Nueva Alianza, abundan los agravios en contra de estos autores de los peores cochineros registrados en la historia de Tlaxcala.