En el fondo, se trata de someter al país completo a través del Estado Violento, para ponernos en charola de plata como los vasallos de los grandes interesados en nuestros recursos.

Conago Mando Unico, Miguel Angel Osorio Chong, Mariano Gonzalez Zarur, Tlaxcala Online

La conciencia de los gobernadores, que es el Pleno de la Conago, tiene en Tlaxcala un formidable caso de análisis, con sus policías-acreditables-secuestradores, y los pros y contras del mando único.

Por eso, la propuesta del mandatario Mariano González Zarur, presidente de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), para dialogar el tema del mando único en el Senado, es de lo más valioso que ha aportado en su nuevo encargo.

No se trata de un apoyo ciego de los mandatarios a la propuesta de Peña Nieto para un mando único, sino de encender el proyector, sacar las palomitas y las cocas, y ver con detenimiento la película protagonizada por Jorge el lobo, y Orlando el pelochas, cuyo triste final seguro los va a hacer llorar (uno resultó en el frescobote y el otro tomó sus chivas se… dejó largado).

La complejidad del país es abrumadora. Los decretos en semejante geografía tienen un resultado muy relativo. Ni todas las plazas son afines a un mando único, como tampoco dejan de padecer deslealtades de quienes, armados y preparados por la superioridad, se dedican a sembrar el mal.

Somos un país manirroto cuando buscamos innovaciones, como la Gendarmería. Ya existe y sus resultados son magros. Y si no fuera por el Ejército y la Marina, seguiríamos perdiendo la lucha contra los grupos del narcotráfico y demás formas de crimen organizado.

Mas mientras sigamos siendo el traspatio de los Estados Unidos y su gusto por las drogas, y su mejor mercado de armas, los mandos únicos y las gendarmerías solamente serán pretextos para seguir tirando el dinero, mientras nos matamos a nosotros mismos.

Llevar, como dijo Mariano, el tema del mando único al Senado, y ponerlo en un contexto democrático seguramente decantará en decisiones menos ineficientes que el autoritarismo a través del cual vivimos ya un virtual Golpe de Estado, en entidades como Tamaulipas, ya aplica el toque de queda.

Se va aclarando la intención de Peña Nieto: un federalismo violento con los suyos, para seguir en el papel de vasallos , primero del millonario gurmet de la mariguana, nuestro vecino de aquí arriba, y luego de las potencias como la Gran Bretaña, a cuya majestad regalamos hace poco nuestras ingenuas poses de pedinches pobres, pero eso sí con honores.

Despertar del sueño

Y para muestra el botón del intenso cabildeo de Napoleón Ordóñez Carrera, en municipios como Tlaxco e Ixtacuixtla, donde es una realidad el uso de las camionetas de Seguridad Pública para usarlas como unidades de las policías comunitarias.

La Secretaría de Gobierno no las reconoce.

Es tanto como mostrarse intolerante con las comunidades regidas bajo el esquema de Usos y Costumbres.

Es prueba de que los mandos únicos no funcionan en estados con tradiciones arraigadas, como el nuestro, donde la autoridad debe ser sensible, donde los corporativos como el mando único, pues claro que no funcionan.

Imaginen ustedes la que se arma en entidades gigantescas, como Chihuahua o Oaxaca, donde el brazo persecutor del Gobierno no va a lograr el control absoluto por el que pugna.

Por lo pronto, las advertencias del secretario chapis (así lo llaman sus familiares) son como las llamadas a misa. Y las policías comunitarias existen ante la necesidad de llenar los huecos dejados por las policías municipales, estatal o federal.

Iniciativa simulada

Casi pasa desapercibida la iniciativa para normar las percepciones de los servidores públicos, presentada por el presidente de ATAH, y diputado local, Julio Cesar Hernández Mejía.

Es un buen planteamiento, pero presentado por un elemento con expediente negativo.

Cómplice de una cuenta pública llena de polémica y con severas críticas por la manera insana en que se hizo con el puesto de presidente del Consejo de Administración de la línea camionera más poderosa del estado, el legislador panista, dejó de tener el eco que la trascendencia de su propuesta debió haber generado.