Según la presidenta de la Comisión Electoral, todo marcha sobre ruedas para que el 30 de este mes veamos otra mayoría calificada, como la de la Permanente espuria.

e3822

 

Es extraño que quien pugna por los derechos de la comunidad lésbico-gay, mostrándose sensible a la diversidad, tenga prisa por llevar al exterminio a otro sector, fundamental en el marco de la democracia: las minorías.

Porque en eso consiste la iniciativa de Reforma Electoral del gobernador Mariano González Zarur, proponiendo reducir a veintiuno el número de curules en un Congreso, reservado a la práctica de un tripartidismo que precisamente ahuyente la diversidad de pensamientos.

Porque es más fácil tratar con pseudo izquierdosos, o con sujetos francamente rústicos, cuyo apego a los cajeros electrónicos supera su necesidad de entender la concomitancia entre democracia y diversidad.

La avenencia de la presidenta de la Comisión de Asuntos Electorales, a la interesante propuesta mariana, acaso elaborada por su propio equipo, ha dispuesto irrumpir en la parcela de la confrontación.

Y a mí me parece francamente hipócrita la navegación suya con la bandera que prioriza a la gente, cuando lo medular de su actuación la lleva a despejar de obstáculos el camino que ha de recorrer el magnánimo de la intolerancia en Tlaxcala.

Entonces cobra valor aguzar el oído a las voces que no por ser minoría  deberían significar menos en los cambios estos que se preparan para enmendar a la Constitución.

Y a pesar del espontáneo respaldo de tricolores y verdes al mandato de su patrocinador, ánimas porque en el proceso de dictaminación algo quede de ética y no solo se facilite la venganza esta de González, por cierto dentro de una especie de equino troyano con poco parecido al de Homero y mucho de los funestos virus contra los que todos tenemos alguna queja.

Porque es una mezcla de asertivos cambios con los infaltables resentimientos del empresario gobernador, a quien fácil se facilita el herodiano precepto decapitador de primogénitos para acabar con la vida nada más de uno.

Y la BMW

Durante el Tercer Encuentro Proméxico Global, salió a relucir la inminente llegada de BMW a lo que ya se configura como un clúster automotriz, según lo definió en ese aquelarre el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.

Ciertos oídos quisieron escuchar del poblano que la planta de autos de lujo se instalaría en Tlaxcala.

Sería fenomenal. Como no lo fue el rostro de Mariano, quien con otras prioridades –su reforma electoral por ejemplo- carece de tiempo y gusto como para celebrar el cuchicheo de Moreno Valle.

Tal vez otro habría mostrado su entusiasmo.

Este nos afianza a nuestra acostumbrada actuación de reparto.

Ha de ser la edad. La falta de ganas para hacer las cosas.

Y si Fausto Vallejo, debido a los males que lo aquejan ha renunciado al gobierno de Michoacán, para no ser un factor que se contraponga al progreso de ese estado (dicen que el crimen organizado de plano lo hizo a un lado), yo no sé este qué espera si el mal que lo aqueja: la inacción, puede ser más grave que el hepático de Fausto.

Conspicuo

A propósito de michoacanos de mala vibra, mire usted dónde anda uno de nuestros asesores, según el periódico Reforma:

COMO SI los michoacanos no tuvieran de qué preocuparse, ahora ya se desató la especulación política para saber (o, mejor dicho, adivinar) quién ocupará el lugar que dejó Fausto Vallejo.

ALGUNOS PRIISTAS, más con ilusión que con certeza, promueven al senador Asunción «Chon» Orihuela, uno de los más conspicuos operadores del viejo PRI.

POR PARTE de los tricolores locales, se dice que la opción es un empresario de nombre Antonio Guzmán.

SIN EMBARGO, todo indica que la decisión ya fue tomada en Los Pinos y que el nombramiento previo de Marco Vinicio Aguilera Garibay como secretario de Gobierno no fue mera casualidad.

Sobre la Reforma

Es interesante el límite de edad propuesto por el autor de la manchi iniciativa, para ser gobernador de Tlaxcala: de 35 a 64 años.

¿Por qué 64, si él tiene 65 cumplidos?

El mínimo atado de cabos me lleva a explicarme la falta de iniciativa para hacer las cosas, al grado que recomienda, por debajo de la percepción, no llegar tan acabado.

Con razón la diferencia con el inquieto y tembloroso Moreno Valle.

Por cierto, qué barbaros los diputados tricolores, que se suman a una iniciativa y carecen –casi todos- de la mínima idea de su contenido.