Disponen de unos cuantos días para superar sus diferencias, apostar a una dirigencia casi de trámite y ver, sin hipocresías el promisiorio futuro si curan sus profundas divisiones
Del aquelarre albiazul ayer miércoles en el Congreso, no nada más se contrastó en la iniciativa de Reforma presentada por el PRI, por ejemplo la reducción a 27 y no a 21 legisladores, entre otras cosas, sino que los grupos y sus cabezas, hasta afables se mostraron entre ellos, como quien dice, fueron capaces de manifestarse en público… y la sangre no llegó al río.
Debería ser el momento de los acuerdos, porque la tercia Adriana-Damián-Aurora, dispone cada una por su lado de los mecanismos para socavarse entre sí. Y han crecido tanto, según la circunstancia de cada uno que, más valdría anteponer la disposición que seguir jalando en rumbos contrarios.
¿Cómo?
Dejando de ser hipócritas, y dar paso a la distribución, no nada más de carteras en la dirigencia, sino de cargos en lo que puede ser su retorno a la gubernatura.
¿Y quién será el o la candidata?
Bueno, ese sería el siguiente paso.
A los panistas los atrasa su incontrolable adicción a apostar pensando en ganar todo, o perderlo todo. Y conscientes que cada grupo por su lado es vulnerable, aguardan a ver quién tira la primera piedra.
Así, los dos restantes unidos, lo devorarán.
Lo malo es que después entre ellos harán lo propio. Y no dejarán piedra sobre piedra.
Les convendría, creo, una dirigencia producto de ese acuerdo de alto nivel… en abierta complicidad dirigiendo una mirada sin limitaciones al puro ejercicio del partido, sino viendo más allá… al campo, a la industria, al turismo… a la administración.
Y cada quien podrá alegar lo que vale según sus alcances.
Más que una visión febril, podría ser este el mecanismo para superar el enfermizo culto de Adriana y Aurora a si mismas. Insisto, crecieron según su circunstancia, pero ahora, ante la monumental ayuda del sedicente coordinador de los esfuerzos de todos, diantres serán los panistas si no logran superar la marcada división que les tocó.
Voto allende las fronteras
Es una de las propuestas panistas que mira con atención el comportamiento de los paisanos fuera del estado, viviendo experiencias productivas, lejos de la política barata, atestada de corrupción y falsos discursos.
Ese voto es valioso. Muchos que envían remesas, sueñan con ejercerlo. Y como son miles, electoralmente en verdad valen la pena.
Aligerar ayuntamientos
Es otra novedad. De un tiempo a acá, regidores y presidentes de comunidad cambiaron el ejercicio espontáneo y honorífico del cargo, por eso que llaman carrera política, sangrando al presupuesto y haciendo rehenes de sus chantajes a los ediles.
Al grado que ser alcalde es la frustración en su máxima expresión. Muy de traje, muy solemnes, pero obligados a ceder a las vilezas de los grupos enquistados en el Cabildo.
Es bueno generar las condiciones para que esos vividores se abstengan por Ley, de seguir depredando en las comunas.
El que la hace no la consiente
A propósito de la iniciativa marianista de Reforma Electoral, es obsesivo su deseo de acabar con las diputaciones plurinominales.
No repara en casi siempre que ha cobrado en la nómina del Congreso de la Unión, lo ha hecho con el fuero alcanzado gracias a la matemática electoral.
Y todavía peor. ¿Hasta dónde estará dispuesto a llegar o a pagar, con tal de conseguir una diputación pluri a su retoño?
Creo que cueste lo que cueste.
¿A instancias de quién?
Pues de Tlaxcala.
Su carácter excluyente
Mientras la Presidencia ha enviado una contrarreforma, a punto de discutirse, para asegurar vida a los partidos pequeños (su extinción era un hecho con la distribución de votos en las alianzas), aquí en Tlaxcala, eso es lo primero que combate la iniciativa mariana a la que así de rápido se sumaron tricolores y verdes.
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