Panistas, perredistas, priístas, orticistas, en fin, muchos caben en las filas de Todos Unidos Contra Mariano (TUCOM)

¿Quién duda que el manchiestilo unifica criterios? Bueno, hasta a los de casa…

Un poco por necesidad, para detener su caída libre, pero el PAN, al buscar aliarse con sus adversarios ideológicos, los perredistas, pasa por alto sus principios motivado por una causa del tamaño del autoritarismo e impopularidad del actual mandatario tlaxcalteca.

Y aunque dependerá de la deliberación tomada en instancias superiores de ese instituto político, lo cierto es que se ve la determinación de los albiazules para dejar a un lado su inmaculada ideología, con tal de aspirar a unos cuantos triunfos electorales en los cotejos de julio.

No piense usted que las divisiones y los pisotones de los perredistas sean cosa superior. Andan en las mismas, y hasta están dispuestos a una tregua con los persignamientos a los que tanto critican.

Lo más seguro es que el panismo supere las limitaciones con maña de la senadora Adriana Dávila Fernández, empeñada en encerrar al albiazul en una bodeguita del tamaño de su academismo, donde le sea posible reafirmar su calidad de reina… la reina de las candidaturas pluris (porque está visto que una constitucional, no gana ni con la ayuda de El Vaticano).

En Puebla, en Oaxaca, izquierda y derecha se despojaron de prejuicios y no dudaron en aliarse con otras fuerzas para conformar un híbrido electoral ganador. Y les dio resultado con Rafael Moreno Valle y Gabino Cué Monteagudo.

La intención era arrebatar el poder al PRI. Y lo consiguieron. Alcanzaron la meta de comunicarse, a señas, en la Babel habitada hoy por una nueva clase política… a la que no disgusta aquello de el poder… al pueblo, como tampoco les molesta el criterio ciudadano-empresarial de los conservadores a la mexicana.

Y si por un lado el PRI en su más pura expresión tiene con el peñanietismo y sus frecuentes pifias, una creciente presencia a lo largo y ancho del país, para poder confrontarlo hace falta unir a los amarillos con los azules, y añadirles el tono turqueza de Nueva Alianza. Y créame, esas mixturas de coyuntura dan resultado.

Ahora, cuando se tiene un generador de insidias como don González, hablamos de un poder superior adverso a cualquier propuesta para hacer política. Entonces hay química. Los astros se alínean y, por necesidad tumultuaria han de caer las voluntades opuestas a las alianzas de dulce, de chile y de manteca. O sea, de una forma y otra, a la seño Adri la van a hacer a un lado, aunque patalee.

Las delegaciones federales

No es que la relación de Mariano sea mala con el Gobierno Federal. Es que es pésima.

En consecuencia, las delegaciones federales podrán a prueba el poder de un mandatario estatal que antes opinaba de ellas de manera muy negativa y hasta proponía su desaparición. Ah, pero hoy, viéndolas como una parte más del botín, digo, de la estructura administrativa que duplica funciones mediante cotos paralelos que, en otras circunstancias serían importantes aliados.

Pero como en este régimen la máxima es el distanciamiento, pues los futuros delegados federales tendrán otras prioridades… ni el saludo, ni el respaldo de Mariano.

¿Nombres? Pues los ex candidatos tricolores (a excepción de Guadalupe Sánchez Santiago y Joaquín Cisneros). Todos los beatricistas que se sientan capaces de ejercer ese gobierno paralelo al del hacendado mandamás. Y aquellos, cuya cercanía al gobierno de Peña Nieto les garantiza el necesario voto de confianza para pasar por alto las malas vibras marianistas.

Ahora, quien se sorprenda del uso clientelar y electorero de las delegaciones, es que no vive en este planteta. Esa es su función. Vamos, hasta cuentan con importantes talleres de impresión propios, donde se maquila propaganda político-partidista. ¿Dónde?, En el Centro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (para empezar).

Ah, pero esa infraestructura funcionará con la directriz del peñismo. Es mucho poder para dejarlo en las manos erráticas y malhumaradas de un gerente con la visión tan pero tan corta, que ni siquiera se da cuenta del polvorín en el que está parado.

Veremos a Anabell Ávalos, Enrique Padilla, Perla López Loyo, gente de Rubén Flores Leal, también de genética orticista, en fin, una amplia gama, con la única condición de tener una sana distancia del gobernador en turno.