Del planteamiento de campeones en inversiones pública, privada e internacional, pasamos a los coleros en la materia, desesperados a recibir lo que sea… ¡lo que sea!

Es encantadora la candidez de la secretaria de Desarrollo Económico, Adriana Moreno Durán, al mostrarse tan segura respecto a futuras inverisones de Marruecos en Tlaxcala porque al embajador de esa nación, Abderramán Leibek, le latió llegar a tierras de Xicohtencatl: “no habló al respecto, solamente les gusto el estado y vamos a estar al pendiente para darle seguimiento”.

Dos detallitos, nada más:

1.- Un gobierno local que ha viajado insistentemente al extranjero y que dispone de recursos como si de veras trabajara, comete una grave falta al especular sobre una inversión por el solo hecho que el visitante en cuestión nos favoreció con comentarios positivos tras la acogida que en cualquier estado las autoridades darían a una representación diplomática.

2.- La funcionaria con más millas acumuladas podría irse de bruces cuando conozca el historial, no negro… digamos entre intolerante y persecutor de la monarquía marroquí en contra de los derechos humanos y quienes los pregonan, utilizando precisamente al profesional de la violencia -como lo es Leibek de acuerdo con su expediente- quien entre otras cosas fue puntal del rey Hassan II en la ocupación militar del territorio sahauri.

O, deberíamos entender este mensaje como: «bienvenido el represor a las tierras de la represión (de petatiux), donde a los trabajadores se les premia dejándolos sin chamba y a los subalternos se les castiga a zapes pero no a latigazos.

En 2009, siendo el cónsul general de Marruecos en las Islas Canarias, el señor Abderramán Liebek, jugó un infausto papel en la persecución de la defensora sahauri de los derechos humanos, Aminatou Haidar, quien se convirtió con el concurso de Canarias y España en foco mundial de las miradas, al encabezar reiteradas protestas pacíficas, en aquellas islas y en el país ibérico.

A Haidar le prohibieron viajar a su país y la consideraron una chantajista por el hecho de iniciar múltiples huelgas de hambre ante la impotencia de reunirse con sus dos pequeños hijos, confinados a vivir con su abuela en Marruecos y sin posibilidad de encontrarse con su madre, cuyo peor pecado ha sido pensar y su peor acción instruirse.

Basta decir que a Aminatou Haidar se le conoce como la «Ghandi de Marruecos», que ni Marruecos, ni el gobierno español, ni Canarias por supuesto, imaginaban que la mujer recibiría el impresionante de activistas, académicos, artistas, vamos al grado que el escritor José Saramago, la visitó en una de sus huelgas de hambre y se solidarizó con ella, como decenas ya lo habían hecho.

Pero cuando el señor Liebek pisa tierras tlaxcaltecas, donde vivimos en un desierto, en el tema de la inversión internacional, a las autoridades les enciende la pequeña flama de justificar los millones tirados al caño en viajes internacionales y, con resultado nulo en materia de arribo de euros, yenes, dólares u otra moneda.

Y en el peor escenario, la seño titular de Sedeco, habla de una inversión marroquí, sin conocer un ápice, ya sea respecto a los estilos del actual monarca marroquí, Mohamed VI, y su visión internacional, digamos tlaxcalizada merced a los «buenos oficios» de la señora Adriana.

Beatriz aplicaría su máxima: «es usted tan pen… pero tan pen… que no se da cuenta de lo pen… que es».

Y, ¿cuando llega la primera recua de camellos?

Peña, el inexorable encuentro

Ojalá la visita del presidente Enrique Peña Nieto a tierras tlaxcaltecas, no se acompañe de aquél espantoso culto a la figura presidencial, apenitas llevada al extremo en una gira por el Estado de México, para conmemorar el aniversario luctuoso de Don José María Morelos y Pavón. Ahí a Peña lo menos que le hicieron fue chulearlo al cansancio, elogiarlo hasta el límite, y ¿para qué?, pues para nada porque en nada de eso se fijó, mucho menos en las loas de Eruviel Ávila, el gobernador que no alcanza a convencerlo aunque se coloque como alfombra cada vez que pueda.

Aquí, Peña se va a ver la cara con los portentosos promotores de su persona. Los mismos que garantizaban una cantidad brutal de votos pero a la hora de la verdad se fueron a la lona. Los mismos que aseguran a enero como la hora cero para dejar el rancho y sumarse al gran equipo peñista (aunque aquí hayan sido cabeza de león y allá deban conformarse con ser cola de ratón)…

No es una visita en el mejor momento.

Significa que Tlaxcala está en la agenda, pero no por quien la gobierna, sino por su gente, por su enorme necesidad y por su ubicación estratégica.

Ojalá nos vaya bien con él. Y aquella suspensión del proyecto del tren ligero entre Apizaco y Puebla, pueda ser revivido entre los escombros de la mala fe a nuestra región, ganada por cierto a pulso por el gobernador con el sino de la ineficiencia en los dos ámbitos: el de gobernar y el de hacer política.

Viene en los meros fríos. En la temporada de la promesa de chamarritas a cambio de útiles escolares, no le aunque haber empeorado el status de rechazo popular porque de todas formas el responsable de todo esto ha quedado mal.

Bienvenido Presidente, de todos modos lo recibimos con gusto.