Al mandatario estatal le dio por iniciar anticipadamente la campaña negra contra sus adversarios; en consecuencia su fuerza se diluyó. Hoy ve como los expertos del PAN en destruir, están causando un terrible daño al mito llamado Enrique Peña Nieto.


La campaña negra contra Enrique Peña Nieto, apenas inició y, los daños ocasionados ya son perceptibles. Se desvanece el mito creado en los foros de telenovelas bajo el calificativo de: “mentiroso”, y si no fuera por la pésima campaña de Josefina Vázquez Mota, con un titubeante y confrontado inicio, la distancia entre ambos a estas alturas no alcanzaría los dos dígitos.

Para bajar al ex mandatario mexiquense los expertos panistas en la descalificación –comandados por Juan Ignacio Zavala, cuñado del presidente Felipe Calderón y gerente de la edición global de El País- hacen el intento por superar el babelesco caos entre su partido, el PAN y el equipo de la temperamental Josefina “la jefa Vázquez Mota”.

Y la atropellada mesa de la verdad realizada ayer martes en Tlalnepantla, mostró la artillería tras la jefa, combinando la inflexibilidad de Roberto Gil (y sus 120 pruebas de compromisos de Peña incumplidos como gobernador del Edomex), del presidente del albiazul Gustavo Madero (ahora sí, clavado en la campaña de Chepina) y del propio carnal de Margarita Zavala, cuyo principal mensaje a la contraparte priísta fue que cuenta con una caja de pandora para seguir mellando la imagen de Peña Nieto.

El equipo tricolor, comandado por el líder nacional Pedro Joaquín Coldwell y por Luis Videgaray, coordinador de la campaña peñanietista, tuvo que retirarse al percibir un ambiente hostil en el los ataques de sus contrarios se acompañaron por viles agresiones de simpatizantes supuestamente acarreados y por vecinos de Tlalne, molestos por la obra inconclusa que tantas molestias les ocasiona.

Solá al acecho

Es tan amplia la ventaja de EPN que aun con la campaña negra panista podría conservar la distancia, a decir de expertos que observan a detalle el comportamiento de los candidatos.

Sin embargo, el apuesto político de Atlacomulco tiene ante sus ojos las experiencias del pasado, cuando suponer al silencio como respuesta adecuada a la descalificación fue el peor error cometido por el entonces puntero Andrés Manuel López Obrador, a quien acabó por reventar el famoso: “es un peligro para México”, bajo la autoría de Antonio Solá, presente por cierto en la reciente reunión de Cartegena y, sin duda muy atento a ofrecer sus servicios en Puerto Vallarta, aprovechando por cierto, que viene en la comitiva del presidente del gobierno español, Mariano Rajoy.

Guardando proporciones

Es evidente que en Tlaxcala, la falta de orquestación y la ausencia de buenas individualidades, aportó pésimos resultados a la campaña negra desatada por el gobernador Mariano González Zarur, en contra de aquellos a los que casi considera enemigos a muerte.

Los nombres: Lorena Cuéllar y Héctor Ortiz.

Contra los dos, los ataques fueron anticipados, faltos de una coordinación y acabaron por aislarse ante un cúmulo de fracasos legales ocasionados por la inexperiencia de su equipo, sometido a la más terrible presión imaginada en su vida para dar el ancho a la expectativa de alguien como Mariano, que visualizó el desgaste de sus oponentes mediante la descalificación, pero que ahogó esos intentos con el aislamiento en el que ha sido planteada su metralla, parte fundamental del narcisismo que al día de hoy lo tiene en una suerte de burbuja distante de la realidad.

Ese estilo, pasado de moda corre el riesgo de estorbar a su propio hijo Marianito, cuando este deba bregar en consonancia con la directriz de Luis Videgaray, y a salvo de las acometidas setenteras de alguien tan parecido a Vicente Fox y su locuacidad incontrolable, al grado de ser tema de los mismísimos analistas de El Vaticano, que así lo plasmaron en el argumento para desconocer el matrimonio con Lilián de la Concha, para dejar el camino libre a Martita Sahagún.

Es buen tiempo (setenta y tres días) para que el mandatario reserve sus ímpetus de jovenazo a mejores propósitos que no sean seguir dañando las campañas.

Comenzó mucho antes de la fecha indicada, y como nadie le puede hacer la mínima observación, se recetó a sí mismo el amargo sabor que proviene de la sabia voz: “nadie experimenta en cabeza ajena”.

Si hoy fuera la elección

Vale la pena echar un vistazo a los resultados de Demotecnia, firma encuestadora que encuentra los siguientes resultados:

Acudiría a votar 53% de los electores y la elección para Presidente la ganaría Peña Nieto con 39% de los votos, el PAN obtendría 31%, López Obrador 29% y Quadri apenas alcanzaría 1%.

Puedo decir que es un escándalo la diferencia entre este ejercicio –publicado en unotv.com- y las encuestas que dan a Peña una diferencia de dos dígitos. Los autores de este trabajo sostienen lo siguiente:

“En la encuesta de Demotecnia, al igual que en todas las otras encuestas publicadas, las respuestas directas a la pregunta «si tuviera que decidir ahorita ¿por qué partido o candidato votaría para Presidente de la República?» fueron 23% por JVM, 37% por EPN, 23% por AMLO y 1% por GQ. El resto respondió que no votaría por ninguno, que no sabía por quién votaría o de plano dijo que su voto era secreto”.

“Si realmente fueran a votar todos los que nos dijeron el nombre de un candidato, tendríamos una participación de 84%, lo cual, dada la historia electoral, es una cifra muy poco probable de alcanzar, sobre todo si consideramos que sólo 61% estaban conscientes de que habría elecciones en julio, es decir, que de entrada hay 23% de electores que nos dijeron por cuál candidato votaría, pero no sabían cuándo”.