Por fin Lorena Cuéllar Cisneros decidió poner fin a la simulación que por más de dos años mantuvo para aparentar una cordial relación con el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, quien en los comicios locales del 2016 y con el respaldo del hacendado Mariano González Zarur, fue capaz de ganarle ese cargo.

 

 

Aunque existía un resentimiento que la ex delegada de programas de desarrollo de la Secretaría del Bienestar se cuidaba de no ser público o evidente, la realidad es que acató sin gestos la instrucción del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de no confrontarse como funcionaria federal con el mandatario Marco Mena, de ahí que ambos optaron por trabajar coordinadamente por casi dos años para aterrizar las acciones y programas del gobierno federal en Tlaxcala.

 

En los meses Marco Mena fue respetuoso del presidente López Obrador y de su administración, así como también supo guardar el equilibrio para evitar un pleito anticipado con su adversaria Lorena Cuéllar, quien ayer sorprendió cuando ante los medios de comunicación arremetió contra el gobierno del estado y lanzó amenazas veladas de que los funcionarios de la actual administración podrían ir a la cárcel por llevar a cabo, según ella, conductas consideradas como delitos electorales.

 

Alguien le inyectó veneno de más a la virtual candidata de la coalición “Juntos Haremos Historia en Tlaxcala” conformada por Morena, PT, PVEM, Nueva Alianza y el PEST, pues sin aportar pruebas o datos duros se aventó la arenga de exigir a Marco Mena que saque las manos de las elecciones locales y que su gobierno deje de repartir despensas que, según la ex funcionaria federal, se hace con fines políticos electorales.

 

Lorena Cuéllar hizo lo que tanto le molestaba hace unas semanas cuando sus adversarias por la candidatura de Morena al gobierno de Tlaxcala (Ana Lilia Rivera Rivera y Dulce Silva Hernández) la acusaban de incurrir en presuntos actos de corrupción y de estar beneficiando a su familia como delegada de la Secretaría de Bienestar sin presentar pruebas que respaldaran sus señalamientos.

 

Si la hoy Coordinadora Estatal de Defensa de la Cuarta Transformación acusó al gobernador Mena de estar interviniendo en los comicios y de estar desviando recursos públicos para sacar provecho electoral, entonces está obligada a presentar la denuncia penal correspondiente y respaldar sus acusaciones con pruebas, porque si no lo hace será cómplice de esos supuestos delitos y lo que es peor, evidenciará el gran temor que siente por la coalición “Unidos por Tlaxcala” que integraron el PRI, PAN, PRD, PAC y el PS y que poco a poco viene ganando terreno en las simpatías de los tlaxcaltecas.

 

Lorena Cuéllar está siendo mal asesorada y sus estrategas se equivocan al ponerla a pelear con el mandatario priista Marco Mena, porque para empezar el gobernador no estará en las boletas electorales del 6 de junio y porque la candidata del bloque opositor amplio es la priista Anabell Ávalos Zempoalteca, quien sigue marcado la agenda de la sucesión y haciendo los amarres que requiere para ser competitiva.

 

La virtual candidata al gobierno de Tlaxcala fue expuesta y obviamente no logró los resultados que se esperaban del evento organizado en las instalaciones de Morena, porque la ausencia de José Antonio Álvarez Lima, Ana Lilia Rivera, Dulce Silva, Claudia Pérez Rodríguez, Víctor Manuel Báez López y los seguidores del fallecido Joel Molina Ramírez fueron evidentes.

 

A Lorena Cuéllar nadie la está ayudando para lograr la unidad interna en Morena. La delegada del Comité Ejecutivo Nacional, Martha Guerrero Sánchez y el Comisionado Nacional en la Cuarta Circunscripción de Morena, el diputado federal Armando Contreras Castillo, sólo simulan que operan porque en los hechos han sido incapaces de sumar a la militancia disidente con la candidatura al gobierno de la super ex delegada federal.

 

Para Martha Guerrero es suficiente con hacer una invitación a sumarse a las aspirantes perdedoras como Ana Lilia Rivera y Dulce Silva, cuando tendría que mostrar capacidad y hacer política para convencerlas y entonces demostrar que si se está realmente trabajando por la unidad de Morena y de la Cuarta Transformación.

 

A Lorena Cuéllar se le percibe incómoda. No encuentra la armonía en su equipo de trabajo. Tampoco define la estrategia a seguir y sus asesores siguen experimentando con ella, lo cual es muy claro porque sencillamente a su proyecto no se le ve ruta ni objetivos claros.

 

El tiempo para corregir se le está agotando y en unos meses más podría estar lamentando el desorden que muestra su proyecto para alcanzar la gubernatura de Tlaxcala.

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