La lucha por el poder en Tlaxcala será encarnizada y la polarización de la sociedad será inevitable. Dos grandes alianzas electorales se enfrentarán en las urnas el próximo 6 de junio. Se trata de dos proyectos que se contraponen y que se rechazan mutuamente.

 

 

Morena y sus aliados el PT, el Verde Ecologista, Nueva Alianza y Encuentro Social de Tlaxcala representan la Cuarta Transformación. Su intención principal es aterrizar el proyecto de gobierno que ejerce a nivel federal el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

 

El PRI con el respaldo del PAN, el PRD, el PAC y el Partido Socialista pretenden conservar el poder en Tlaxcala, según ellos, para mantener la ruta del crecimiento, la estabilidad y la continuidad.

 

Los tlaxcaltecas tendrán que elegir entre la transformación o la continuidad.

 

Más allá de que los ciudadanos y ciudadanas acudan a las urnas para dar su respaldo a uno u otro proyecto, también ese ejercicio implicará un referéndum para las administraciones tanto del presidente López Obrador como para la del gobernador de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, que en los últimos meses ha logrado aceptables niveles de aprobación.

 

AMLO sigue conservando altos niveles de popularidad y respaldo ciudadano en la entidad, pero las divisiones internas en Morena provocadas por la designación de Lorena Cuéllar Cisneros como su candidata al gobierno del estado y los conflictos que está generando el reparto de los distritos locales al resto de los partidos políticos que forman parte de la alianza, son factores que podrían incidir en el debilitamiento de esa fuerza electoral que no está mostrando la fortaleza y organización que se esperaba.

 

En las elecciones locales del 2016 Morena y su candidata al gobierno del estado, Martha Palafox Gutiérrez, no entraron a ninguna escala de competencia. Dos años después, es decir, en el 2018, el partido de López Obrador arrasó en Tlaxcala, pero para el 2021 existe la duda si ese instituto político enseñará la misma fuerza o hará evidente que está perdiendo presencia y aceptación ciudadana.

 

El PRI, PAN, PRD, PAC y el PS han llevado a cabo de mejor forma la integración de su alianza y sus respectivas negociaciones. Tres de los cinco partidos que participan en ese bloque opositor amplio han mostrado su respaldo a la ex alcaldesa capitalina Anabell Ávalos Zempoalteca para que se convierta en la candidata a la gubernatura, por lo que se da como un hecho su nominación pese a los intentos desesperados que realiza la senadora panista Minerva Hernández Ramos para disputar tal representación.

 

La ventaja que tiene esa alianza es que cuenta con una estructura que sabe operar y ganar elecciones, organización territorial, cuadros, estrategia, ruta y un enorme deseo de vencer a Morena y sus aliados y al mismo presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que no se cansa de desacreditar y atacar al PRI, PAN y al PRD.

 

La polarización de los electores tlaxcaltecas será inevitable, al igual que las campañas negras para golpear a las principales candidatas a la gubernatura de Tlaxcala.

 

Los equipos de campaña ya están velando armas y quizá durante las fiestas decembrinas y de fin de año cuiden las formas, pero después se verá de todo.

 

Morena y sus aliados deben entender que la elección en Tlaxcala no está definida y menos ganada, porque si observan bien comprobarán que el bloque opositor amplio viene avanzando y no tarda en entrar a la zona de competencia, donde nadie imaginaba que llegaría porque lo daban por muerto.

 

Hay que tener presente que la vida te da sorpresas.