La actual sucesión gubernamental en Tlaxcala está marcada por dos comportamientos que serán determinantes para debilitar una legítima aspiración y para apuntalar un proyecto que sigue avanzando.
Hace un par de días le comentaba que Morena llevaba a cabo un proceso desaseado y que la elección de su candidata al gobierno de Tlaxcala provocaría una fractura, debido en gran medida a que no se respetaron los términos de la convocatoria y a que nunca hubo una operación para planchar la designación de Lorena Cuéllar Cisneros.
Nadie duda que la ex delegada de programas de desarrollo del gobierno federal sea la morenista mejor posicionada y con más puntos positivos entre los electores tlaxcaltecas, sin embargo a la dirigencia nacional que encabeza Mario Delgado Carrillo le faltó experiencia y capacidad para operar el nombramiento de Lorena Cuéllar, el cual está siendo severamente cuestionado por sus adversarias Ana Lilia Rivera Rivera y Dulce Silva Hernández que lo consideran como una burda imposición.
Aunque hay quienes inventan que la encuesta para medir el posicionamiento y simpatías de los aspirantes a la candidatura de ese partido nunca se hizo y que Morena impuso a Cuéllar Cisneros sin tener un estudio demoscópico que respalde tal decisión, se equivocan porque si existe ese documento y los resultados fueron expuestos entre los integrantes de los órganos internos de ese instituto político que avalaron y reconocieron a la ganadora.
Morena se precipitó y no supo llevar su proceso interno para elegir candidato a gobernador en Tlaxcala. Permitió la confrontación y al final la dirigencia nacional sólo fue un espectador más de ese ejercicio que toleró la guerra sucia, el derroche de recursos, las descalificaciones y las posiciones radicales que hoy en día terminarán por fracturar a ese partido.
La senadora Cecilia Margarita Sánchez García que fue designada como delegada en el estado del Comité Ejecutivo Nacional de Morena sigue sin asumir realmente su encargo y su responsabilidad. El lunes acudió a las oficinas nacionales del partido para tomarse la foto de la designación de Lorena Cuéllar, pero es la fecha que no ha dado la cara en la entidad y menos ha iniciado un acercamiento con los grupos inconformes para tratar de recomponer las cosas.
Dudo que Morena cambie de decisión en torno a Lorena Cuéllar, pese a que seguramente habrá recursos de inconformidad que llegarán a las autoridades electorales, mismas que podrían ordenar la reposición del proceso, el cual tendría la misma conclusión, es decir, que la ex delegada será la candidata al gobierno de Tlaxcala.
Resulta ridículo que hoy Ana Lilia Rivera se ponga exigente y reclame democracia interna, cuando en el 2018 ella fue impuesta como candidata al Senado por Morena, pese a que era una desconocida y sus niveles de posicionamiento y aceptación eran nulos. Si ganó ese cargo de representación popular fue por el arrastre del hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien es el responsable de que esa política tan beligerante exista y se sienta un portento cuando en realidad es una fundadora más del partido que llevó al poder al tabasqueño.
La inexperiencia de Morena es evidente y su costo será muy caro porque ese partido está envuelto en los vicios que tanto criticaron de los otros institutos políticos, lo cual está siendo asimilado poco a poco por los ciudadanos que se están decepcionando de esa fuerza política que prometió un actuar diferente.
En contraparte, el bloque opositor amplio conformado por el PRI, PAN, PRD, PAC y el PS llevan procesos internos en orden y sin divisiones. Aprovecharán el tiempo y el espacio legal para tener presencia mediática a partir del 23 de diciembre y durante enero del 2021, lo que seguramente les permitirá crecer varios puntos porcentuales en su aceptación ciudadana.
La madurez con que vienen operando les está ayudando no sólo a ampliar su red de intereses y para reforzar sus estructuras, sino que les está dando el tiempo para llegar acuerdos que les permita competir en municipios importantes y en distritos locales que les garantice la posibilidad de arrebatar a Morena y sus aliados el control del Congreso del Estado.
Conforme pasan los días la priista Anabell Ávalos Zempoalteca se perfila para encabezar ese bloque opositor amplio, pues al parecer no sólo el PRI respaldará su nominación, sino también el Partido Socialista y el Partido de la Revolución Democrática.
El PAN impulsará la nominación de la senadora Minerva Hernández Ramos y el PAC estaría por definir si se suma a la propuesta de Anabell Ávalos o si finalmente hace una propia que pueda ser medida en la encuesta que esos partidos políticos llevarán a cabo para determinar quién será el abanderado oficial de la alianza entre el PRI, PAN, PRD, PAC y PS.
El severo conflicto interno de Morena está representando una gran ayuda para el bloque opositor amplio que está más que feliz por la crisis que enfrenta su principal rival rumbo a los comicios del próximo 6 de junio.
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