Si bien los diputados locales de Morena, el PT y el PES tuvieron una serie de pretextos y justificaciones para evadir el debate que los dirigentes panistas de Tlaxcala y sus legisladores habían convocado el pasado 13 de septiembre frente a Palacio de Gobierno para discutir la política y resultados del actual gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador, lo cierto es que difícilmente podrían evitar la confrontación de ideas en la tribuna del Congreso del Estado donde por ser mayoría tendrían la posibilidad de defender con fuerza y argumentos el proyecto de la Cuarta Transformación.

 

Pero no fue así. Optaron por hacer el ridículo. Se exhibieron y demostraron que lo suyo es correr y evadir sus responsabilidades.

 

Sencillamente temblaron cuando el coordinador de la bancada del PAN en el Congreso local, Omar Milton López Avendaño, subió a la tribuna para defenderse de las descalificaciones que había recibido, aunque también aprovechó el momento para cuestionar al gobierno de López Obrador y sus supuestos fracasos en la lucha contra la corrupción, el descontrol que existe en torno a la pandemia de Covid-19 y el mal estado en que se encuentra la economía del país.

 

Aunque parezca increíble, los diputados de Morena, el PT y el PES no sabían qué hacer ante los trillados argumentos del panista. Su temor a debatir era evidente y empezaron a buscar cualquier pretexto para evitar la confrontación.

 

Fue entonces que el destituido presidente de la Junta de Coordinación y Concertación Política, el morenista Víctor Manuel Báez López, decidió usar su magia de gran operador político y tras una serie de órdenes a sus lacayos reventó la sesión ordinaria del Congreso del Estado que desahogaba en ese momento el punto de Asuntos Generales.

 

Sin cuestionar la instrucción de su líder, el torpe ex verde priista que hoy se dice morenista, Ramiro Vivanco Chedraui, decidió abandonar el pleno demostrando porque dejó hace unos días sin pena ni gloria la presidencia de la Junta de Coordinación y Concertación Política, pues es obvio que ese galán tiene el encanto para conquistar a mujeres, pero es evidente que carece de liderazgo, presencia y capacidad política.

 

La torpe acción de Vivanco Chedraui fue replicada por el gris Miguel Piedras Díaz, presidente de la Comisión de Finanzas y Fiscalización, así como por el desprestigiado huamantleco José María Méndez Salgado, la conflictiva Ana Bertha Mastranzo Corona, la intrascendente Mayra Vázquez Velázquez y la convenenciera Luz Vera Díaz.

 

Todos hablan pestes y dicen detestar al petulante Víctor Manuel Báez, pero ayer quedó demostrado que ese diputado es el auténtico líder de Morena y de los legisladores de la Cuarta Transformación, el mismo que hace una semanas dijo en tribuna que tenía razón el pueblo al tachar a los diputados de pendejos y corruptos.

 

Lo anterior explica claramente porqué los legisladores en Tlaxcala que conforman la Cuarta Transformación rehúyen el debate, pues sencillamente carecen de ideas y atributos para defender el proyecto que dicen representar y que encabeza López Obrador.

 

Su mejor decisión fue reventar la sesión y romper el quórum, obligando a la improvisada presidenta de la Mesa Directiva del Congreso del Estado, María Isabel Casas Meneses, a suspender los trabajos, demostrando que tampoco tiene la fuerza ni la inteligencia para ordenar un receso y obligar a sus compañeros a cumplir con sus responsabilidades.

 

De pena ajena el espectáculo que dieron ayer los diputados locales.

 

El pleito que dejará mal parados a todos

 

La cada vez menos soterrada confrontación que José Antonio Aquiahuatl Sánchez, procurador de Justicia sostiene con el magistrado de la Sala Penal y Especializada en Administración de Justicia para Adolescentes del Tribunal Superior de Justicia en el Estado (TSJE), Mario Antonio de Jesús Jiménez Martínez, pronto podría escalar y sacar a relucir trapos sucios y malos manejos en ambas partes.

 

Se desconoce cuál es el motivo del pleito, pero se dice que desde la procuraduría se están alentando una serie de acciones para descalificar y cuestionar el trabajo del ex presidente del TSJE, ya que hace unas semanas se le culpó por liberar a un presunto tratante de personas y ahora por intervenir directamente para que un homicida de Nanacamilpa dejara la cárcel pese a que existen todos los elementos para que siguiera preso.

 

Sin dudas, el magistrado Jiménez Martínez ha quedado muy mal parado y su reputación está siendo destrozada. Veremos si la familia de la persona asesinada presenta los recursos legales correspondientes y se corrige las presuntas anomalías registradas en el proceso penal, situación que de darse afectará el dañado prestigio de ese miembro del Poder Judicial de Tlaxcala que se encamina a dejar en los primeros meses del siguiente año su cargo.

 

El pleito existe y no dude que pronto empiecen a conocerse cuestiones poco agradables de lo que sucede al interior de la Procuraduría General de Justicia en el Estado.

Al tiempo.