Hablar de diputados camaleónicos y ausentes de cualquier rendimiento ya no es noticia, sí en cambio, ver al monstruoso submundo de corrupción anidado en oficinas de funcionarios ladinos, letales, ¿panistas?
Cualquiera se escandaliza con el camaleonismo, el escaso rendimiento, desde luego la falta de transparencia, pero sobre todo la nula voluntad de los integrantes de la actual legislatura, para hacer un papel por lo menos decoroso, ante un pueblo sorprendido por el 2.9 de calificación otorgado por la Caiptlax.
El “camaleonismo legislativo” tiene dos indignantes ejemplos: Aristeo Calva, el priísta más panista, o mejor dicho, dócil instrumento del Ejecutivo, dispuesto a activar al submundo latente en Allende 31, para merecer alguno de los estímulos que lo ponen tan pero tan alegre, como hoy lo es su priísmo a toda prueba y, a los pies del gobernador electo, “para ver qué se ofrece en la casa” (sí en la casa tricolor).
De tan repugnante hechura, Antonio Mendoza, habrá labrado su nombre en piedra maciza como el perredista presto a la división de su grupo parlamentario, según le llegase la instrucción del Poder al que sumiso sirvió, en la medida que el banco lo consideraba más importante.
Del escaso rendimiento quién se salva. Tenemos casos patéticos como el del quijote fumador, ¿digno representante? del magisterio. Con el propósito personal de aparentar que se hace mucho, más con una evaluación acorde con lo que puede aspirar el señor diputado Enrique González Sandoval, el de las tantas iniciativas y de los tantos fracasos.
Oiga usted, ni qué decir de los diputados que, maltrechos, regresaron a cobrar tras abandonar una nave, con la que se comprometieron a hacer leyes, a velar por los intereses del pueblo, y abordaron otra, la de la aventura electoral, la que les dio el aprendizaje más caro de sus, “carreras políticas”.
¿Qué me dice de Irma García Izozorbe, y sus planes irrefrenables de poder? Sus notas son indignantes. El fracaso electoral le hará madurar.
¿En qué contribuyó Edgar Carvajal, a lo largo de estos casi tres años de cobrar, eso sí muy puntual?, ¿Usted lo sabe?
De qué sirvió a Víctor Hugo Cahuantzi, el cobro adelantado de su sueldo para perjudicar a su suplente, si de todas formas tronó el cuatro de julio.
Es que en esta legislatura, salvo contadas excepciones ha campeado la frivolidad.
Y cuando uno piensa que todos estos ejemplos de cómo no debe ser un legislador, comprende las razones esgrimidas por la Comisión de Acceso a la Información (Caiptlax) para condenar por tercer año consecutivo a este colectivo de grillos, unos peores que los otros, pero todos con fuero constitucional.
Oiga, y ¿qué desempeño tienen los funcionarios de esta legislatura?
Creo que responden a los intereses de sus jefes.
Un área, la administrativa, merecería por el bien de Tlaxcala, que su titular, Félix Solís Morales, apartara las manos de chequeras y nóminas, para que estas se analicen peso por peso, acto por acto.
En la vida del Congreso ningún ex diputado panista había concentrado semejante poder, hasta que llegó Solís. Trae encima –y lo reconoce – desde señalamientos de acoso, hasta sospechas de aberrantes actos de corrupción.
Mas la conciencia del secretario administrativo, suponemos, se halla a salvo de cualquier acusación. Y sobre todo, ahora que al PAN no le ha ido nada bien, pues debe ser el primero en abrir sus libros de par en par para que los nuevos diputados, sobre todo los priístas, sepan si la Legislatura LIX, peca de algún exceso que, pudiera heredarles indeseadas deudas adquiridas en el nombre del PAN ¿mal utilizado?, y con la aparente protección del Ejecutivo.
Hemos sabido que Solís se asociaría con un diputado, también panista, para editar miles de ejemplares con la legislación electoral –por cierto con incontables errores – con dinero aportado por ¿el IET, el Congreso?
He aquí un verdadero monstruo con piel de oveja panista. Ladino, responsable de sembrar un clima asqueroso, con planes de permanencia y crecimiento, no sabemos si a costa del dinero del pueblo (bueno, al menos así se le llama al presupuesto del Legislativo).
Cada que, sé de él, imagino aquella tira cómica de pinky y cerebro, es decir a nuestro persojane, el ladino y su pareja, el próximo derrotado de Apizaco, con alguna de sus formidables frases: Pinky:- Cerebro, ¿qué vamos a hacer esta noche? Cerebro:-Lo mismo que hacemos todas las noches, Pinky. ¡Tratar de conquistar el mundo!
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