Aunque Tlaxcala no tiene el número de contagios de Covid-19 y de fallecidos que reportan otras entidades que también permanecen en rojo dentro del semáforo epidemiológico establecido por las autoridades federales, la realidad es que los infectados por ese mortal virus siguen incrementándose y los servicios médicos de los hospitales donde se atienden a esos pacientes empiezan a saturarse.
La relajación de las medidas de prevención para contener los contagios y la nula firmeza de las autoridades estatales y municipales en la entidad para que las actividades no esenciales siguieran suspendidas, provocará que el número de personas enfermas se mantenga elevado y se posponga por otras semanas más la nueva normalidad.
En la Ciudad de México y en Puebla las autoridades ya entendieron que la pandemia estará presente por varias semanas y meses, de ahí que ya analizan los esquemas a seguir para la nueva normalidad que establecerá la reducción de las afluencias en zonas comerciales, instituciones educativas, oficinas gubernamentales, restaurantes, centros de entretenimiento, gimnasios y en la vía pública.
En Puebla, por ejemplo, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla ya determinó que en otoño no habrá ingreso de nuevos alumnos y que las clases presenciales se podrían reanudarán hasta enero del 2021 debido al elevado número de contagios de coronavirus que registra la capital poblana y su zona metropolitana.
Las Universidades privadas tienen semanas capacitándose y realizando inversiones en equipos para adaptarse a la nueva normalidad. De entrada aplicarán un Modelo de Educación Híbrido que considera clases presenciales y en línea, además de que sólo una tercera parte de los alumnos y maestros que asisten normalmente a la institución podrán estar en las instalaciones, pero con el uso obligatorio de cubrebocas y mascarilla.
En los salones no se permitirán aglomeraciones y la distancia que deberá haber entre uno y otro es de dos metros. Habrá detectores de temperatura y el personal académico que sea catalogado de alto riesgo de enfermarse no podrá dar clases presenciales.
En Tlaxcala la UATx seguramente ya sigue esos protocolos o algunos similares. Por el número de alumnos que atiende la Universidad es probable que pueda llevar a cabo el Modelo de Educación Híbrido y establecer los mecanismos que le permitan cumplir con sus actividades académicas.
Sin embargo, el resto de las instituciones públicas y privadas de educación superior del estado tendrán problemas para adaptarse a la nueva normalidad, porque no se observa que esos centros de enseñanza vayan por ese camino ni que tengan la capacidad financiera para llevar a cabo las inversiones que se requieren en equipo e instalaciones.
La misma problemática enfrentarán los subsistemas educativos del Cobat y Cecyte que en conjunto atienden a cerca de 30 mil estudiantes tlaxcaltecas.
La incapacidad del secretario de Educación Pública de Tlaxcala, Florentino Domínguez Ordóñez, es evidente y demuestra que su interés está más en su proyección política con miras a las elecciones del 2021 que en atender la problemática provocada por la actual pandemia.
El mediocre político que tiene dificultades para articular sus escasas neuronas debería considerar que encabeza a un sector importante y que éste debería estar diseñando las nuevas acciones y medidas de seguridad a seguir para proteger a los estudiantes y maestros, sobre todo porque para agosto se tiene previsto el regreso a las actividades educativas.
En la entidad urge revisar la estrategia que se ha seguido para enfrentar la pandemia porque es evidente que no ha dado los resultados esperados. La Secretaría de Salud a cargo del ineficiente René Lima Morales debería pugnar por llevar a cabo un programa de pruebas masivas que permita detectar a enfermos a fin de romper la cadena de contagio y establecer como norma obligatoria el uso de cubrebocas.
Si bien se conoce el número de infectados de Covid-19 por cada uno de los 60 municipios de la entidad, valdría la pena que las autoridades informaran si hay zonas de alto riesgo de contagio y que se ha hecho para controlarlas.
De nada sirve que en Tlaxcala se hayan impuesto y tomado a tiempo las medidas preventivas para enfrentar la pandemia, si nunca existió la firmeza y la voluntad para hacerlas valer.
En mayo y junio los contagios de coronavirus estuvieron a la orden del día y julio amenaza con seguir con esa tendencia, por lo que es claro que Tlaxcala permanecerá por unos días más en el color rojo de semáforo epidemiológico.
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