Analizar el regreso de las actividades económicas en Tlaxcala en estos momentos en que los contagios de coronavirus siguen a la alza y asumir una actitud triunfalista por los buenos resultados que ha obtenido el personal médico, enfermeras, camilleros y otros para atender a los pacientes de Covid-19 es un despropósito, porque pareciera que tiene más un afán de resaltar la figura del gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez que en realmente ver por el bienestar de los ciudadanos y ciudadanas.
La entidad ya tiene un mes con elevados índices de personas contagiadas a consecuencia del mortal virus. La economía local se encuentra moribunda, la pérdida de empleos formales es inédita y el número de tlaxcaltecas que viven en pobreza extrema se incrementará pese a los millonarios recursos que se reparten a través de diferentes programas sociales del gobierno federal.
Aunque se habla que en la siguiente semana Tlaxcala podría ubicarse en el color naranja del semáforo epidemiológico establecido por el gobierno federal, en los hechos el número de tlaxcaltecas infectados por Covid-19 no ha disminuido y tampoco se ha frenado el deceso de personas.
Hasta ayer, se tenían mil 774 casos positivos y 243 fallecimientos, sin que tales números hayan comprometido la capacidad hospitalaria o los servicios médicos de la entidad.
En un evento donde el gobernador Marco Mena entregó créditos del Programa Emergente de Apoyo a la Economía Estatal ante Covid-19, a Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Mipymes) del sector taurino se resaltó que Tlaxcala “tendrá números destacados en comparación con la región y el país. Vamos a ser referencia por la manera en la cual defendimos la salud y la economía”.
Según el mensaje del mandatario, lo anterior será posible por “las acciones preventivas en materia de salud y de respaldo a la economía que ha emprendido la administración estatal, de ahí que Tlaxcala volverá a ser referente nacional y regional por el manejo de la pandemia.
Aunque parezca increíble ahora resulta que la competencia entre los gobernadores es por ver qué estado del país y específicamente del centro es el que tiene el menor número de contagios, fallecidos y personas recuperadas, lo cual representa una burla y una afrenta para las familias de los 243 tlaxcaltecas que perdieron la vida por Covid-19 porque para las autoridades forman parte de una estadística favorable.
Si en Tlaxcala a alguien se le debe reconocer su entrega y profesionalismo es a los médicos, enfermeras, camilleros y demás personal que atiende en los hospitales a los infectados de coronavirus, porque a pesar de la falta de equipo, medicinas, bajos salarios, acoso laboral y otros problemas siguen trabajando para salvar la vida a los enfermos.
El personal que labora en los hospitales de San Pablo del Monte y Nativitas a cargo del gobierno de estado ha tenido problemas porque los ventiladores no funcionan correctamente, porque medicamentos importantes como midazolam y bromuro de vecuronio escasean y se dificulta tener estables a los pacientes que son intubados, mismos que sólo reciben propofol.
La escasez de personal es la constante y en la actualidad una enfermera es obligada a atender a 12 pacientes en terapia intermedia y por cada siete enfermos intubados a éstos se les asigna dos enfermeras. La política del nefasto secretario de Salud, René Lima Morales, es sólo ver la cantidad y no la calidad que reciben los enfermos.
Pero la cosa cambia si tienes la fortuna de ser amigo o amiga de la líder del sindicato de los trabajadores de salud de Tlaxcala Blanca Águila Lima, porque su conocida que enfermó de Covid-19 de nombre María Alejandra N. recibió una atención envidiable mientras estuvo intubada. A su cuidado estuvieron siempre atentos un grupo de enfermeras y médicos especialistas, de ahí que se recuperó y libró la enfermedad.
A las enfermeras de los mencionados hospitales las obligan a trabajar doble turno y en condiciones poco seguras. Perciben a la quincena 2,300 pesos y los bonos prometidos que supuestamente recibirían nunca se los han pagado o entregado. En cambio las enfermeras contratadas por el Instituto de Salud para el Bienestar que perciben 19 mil pesos al mes no son molestadas ni enviadas a atender a los pacientes de coronavirus.
En Tlaxcala no se debe hacer caravana con sombrero ajeno ni asumir un falso triunfalismo, porque la realidad que dejará la pandemia será muy dura.
Decir que se han salvado más de 5 mil empleos con más de 43 millones de pesos entregados en créditos puede ser cierto, pero esas cifras jamás podrán ocultar la pérdida inédita de los miles de empleos formales que se cancelaron durante abril y mayo, lo cual es lo que realmente debe preocupar a las autoridades.
El espejismo triunfalista de las autoridades en Tlaxcala es simplemente desalentador.
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