La presencia del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sin dudas genera un extraño efecto entre los tlaxcaltecas que nadie puede negar.

De entrada motivó al gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez a sostener un encuentro “inédito” con los dirigentes de todos los partidos políticos en Tlaxcala y a ofrecer entrevistas a modo después de noventa días de evitar cuestionamientos de la prensa, pero de aquella que desea conocer por qué el programa “Supérate Mujeres” sólo quedó en un anuncio, por qué su gobierno no ha dado ningún estímulo o bono al personal médico que atiende a los pacientes de Covid-19 y sólo se les reconoce con palabras, por qué las obras principales de su administración siguen inconclusas como el estadio Tlahuicole y la modernización de la carretera Tlaxcala-Apizaco.

Por qué ahora sostiene una reunión con los líderes de los partidos políticos y por qué nunca lo hizo antes, por qué ha evitado tener un encuentro con los integrantes de la actual legislatura local con mayoría de Morena, el PT y el PES, por qué nadie sabe de las compras que ha realizado su administración en la actual emergencia sanitaria y que tienen que ver con la adquisición de equipo médico, medicinas, automóviles y otros insumos.

Tampoco nadie tiene detalles de cómo se han ejercido los recursos para atender a las familias que han perdido a un miembro por contraer coronavirus y cómo se han distribuido los créditos otorgados para salvar y defender el empleo.

Por qué funcionarios de su administración y de su partido como el aspirante a poeta y encargado del Sepuede-Icatlax, Manuel Camacho Higareda, el pesado director del ITC, Juan Antonio González Necoechea y el coscolino líder estatal del PRI, Noé Rodríguez Roldán pueden disponer de recursos públicos para presumiblemente pagar páginas en una revista del corazón y promoverse como “papás ejemplares” mostrando sus lujosos hogares cuando hay cientos de tlaxcaltecas que se truenan los dedos para llevar algo de comer a sus casas.

Por qué apenas se tuvo la brillante idea de poner a consideración del Subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell Ramírez, el tratamiento que han aplicado a pacientes de Covid-19 y que según los resultados médicos obtenidos ha ayudado a la recuperación de los pacientes.

Por qué ahora si se hace un llamado a los ciudadanos tlaxcaltecas para que asuman su responsabilidad ante la actual pandemia provocada por el Covid-19 cuando por 91 días las autoridades siempre evidenciaron su falta de liderazgo y firmeza en ese tema y sobre todo en el confinamiento.

Por qué la inseguridad se encuentra desbordada y por qué los robos armados van a la alza, por qué siguen apareciendo cuerpos de personas con señas de haber sido ejecutadas, por qué su administración no alienta la creación de la Fiscalía General del Estado y cuáles han sido los resultados de la inversión millonaria realizada en la compra de patrullas y cámaras de video vigilancia porque los criminales siguen haciendo de las suyas.

Por qué en el estado se simula el combate a la trata de personas cuando es evidente que se deja libre a los padrotes y los operativos para supuestamente terminar con ese problema no sirven para nada.

Por qué un día antes de la llegada del presidente López Obrador el mandatario tlaxcalteca desea mostrarse abierto y atento con un sector de la prensa local y con los dirigentes partidistas cuando ese comportamiento si es algo inédito.

Es una realidad que Marco Mena es un gobernador ausente, que gobierna sin estar, que le gusta sólo aparecer en momentos cómodos y bajo control, que opta por dejar a otros la responsabilidad de tomar decisiones y que no le gusta atender ni sostener reuniones ni con su equipo de colaboradores.

Lo que vimos ayer en Tlaxcala no es lo que en realidad sucede en este estado.

López Obrador tiene la radiografía de Tlaxcala. Difícilmente alguien puede sorprenderlo.

El presidente de México estará en el estado que después de Tabasco más votos les dio en las elecciones del 2018 y en donde su popularidad es real y efectiva.

Por la pandemia tendrá muy poco contacto con los tlaxcaltecas. A su tradicional conferencia de prensa de todas las mañanas no asistirán los medios locales y a su recorrido por la obra referente a la modernización de la carretera Tlaxcala-Apizaco sólo se permitirá la presencia de unos cuantos.

Se dice que después de los eventos oficiales, el tabasqueño sostendrá un encuentro privado con colabores que trabajan en el gobierno federal y más tarde comerá en la casa de la super delegada Lorena Cuéllar Cisneros.

Veremos si en las siguientes horas el presidente de México provoca otros cambios de comportamiento en uno que otro tlaxcalteca.