El estulto secretario de Salud de Tlaxcala, René Lima Morales, ahora trata de culpar a los ciudadanos del elevado número de contagios de Covid-19 que se registran en el estado, bajo el pueril argumento de que éstos se han movido de más y han relajado las medidas sanitarias una vez que el gobierno federal decretó el fin de la jornada nacional de Sana Distancia.
En la entidad siempre ha sido escasa la firmeza de las autoridades estatales y municipales para hacer valer el confinamiento y limitar el movimiento de ciudadanos y ciudadanas en las calles. Hay zonas y regiones que nunca respetaron la sana distancia y menos el quedarse en casa.
Los tianguis nunca se suspendieron, los eventos religiosos tampoco, así como las fiestas y reuniones masivas. La pésima operación y sin medidas sanitarias de las pocas instituciones bancarias que abren siempre ha provocado aglomeraciones de personas en plena pandemia.
Lima Morales miente y maneja la información a su conveniencia para justificar los millonarios recursos que se están gastando aceleradamente para atender la actual emergencia sanitaria.
Miente porque a pesar de que en Tlaxcala se optó por adelantar una semana (el 16 de marzo) el confinamiento y las medidas restrictivas de ciertas las actividades económicas, éstas no cumplieron con el objetivo de contener los contagios de coronavirus, porque desde esa fecha y hasta la actualidad el número de personas enfermas ha ido en aumento y no se ve para cuando se alcance el pico de infectados.
Resulta ilógico asegurar que el elevado índice de contagios se debe porque los tlaxcaltecas se empezaron a mover una vez finalizada la jornada nacional de sana distancia, cuando los datos revelan que desde mayo Tlaxcala registra una marcada tendencia a la alza de pacientes enfermos de coronavirus.
Y más cuando el limitado funcionario estatal sostiene que “gracias a las acciones que se han tomado en Tlaxcala logramos que la curva sea con una tendencia estable de crecimiento y, pese que tenemos un número acelerado de contagios, no tenemos un número acelerado de defunciones y no tenemos saturación hospitalaria”.
Ahora resulta que la Secretaría de Salud presume el haber logrado una curva de crecimiento estable de enfermos de Covid-19, la cual resulta aceptable para esa dependencia porque a pesar de ese fenómeno no se han saturado los hospitales y tampoco se ha acelerado la muerte de pacientes, como si los 205 tlaxcaltecas que han perdido la vida por ese virus se lo hubieran merecido por ser obesos, tener diabetes, padecer hipertensión o ser mayores de edad.
René Lima nunca ha dejado de mostrar su enorme interés por los recursos públicos. Ayer destacó que un enfermo tratado por Covid-19 en una cama hospitalaria de la Secretaría de Salud de Tlaxcala implica un gasto diario de 45 mil pesos, de ahí que la administración de Marco Antonio Mena Rodríguez haya destinado una partido de 50 millones de pesos para solventar esa atención médica.
Sin embargo, el responsable de la Sesa omitió informar cuántos pacientes han recibido un tratamiento de tal naturaleza y de esos cuántos se han recuperado y cuántos perdieron la vida. Y de la partida de 50 millones de pesos cuánto se ha gastado a fin de verificar si hay congruencia en los datos y la transparencia que se requiere para evitar especulaciones o sospechas de malos manejos, sobre todo porque el personal que atiende a los infectados no ha dejado de quejarse de la falta de equipo de seguridad y de medicamentos.
Otra evidencia de que en Tlaxcala no hay firmeza y que cada quien hace lo que quiere, es la información dada a conocer por el sumiso y comparsa dirigente de la Coparmex en Tlaxcala, José Noé Altamirano Islas, quien reveló que 70 por ciento de las 125 empresas afiliadas a ese organismo empresarial ha reiniciado operaciones en la llamada nueva normalidad, cuando es evidente que no hay condiciones para haber llevado a cabo esa decisión, porque además es obvio que no se trata de empresas esenciales.
Tlaxcala como el resto de los estados que conforman el país se encuentra dentro del semáforo epidemiológico establecido por el gobierno federal en color rojo, lo que implica que sólo deberían estar laborando las actividades económicas esenciales.
Los contagios de Covid-19 siguen a la alza, así como el número de muertes provocadas por esa enfermedad, situación que resulta grave porque aunque no se quiera se deberá prolongar el confinamiento y mantener suspendidas las actividades económicas.
Solo basta con ver y escuchar al secretario de Salud de Tlaxcala para entender por qué en la entidad los contagios de coronavirus están incontrolables.
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