La incredulidad de los tlaxcaltecas para tomar en serio las medidas de prevención respecto a la pandemia de Covid-19 empiezan a pasar la factura a la población, pues ayer no sólo fue el día que se confirmaron más casos de personas infectadas con 10, sino que para desgracia también se registró el mayor número de muertes provocadas por ese virus al sumar cuatro para acumular 13 fallecimientos.

Los pronósticos de las autoridades sanitarias en el sentido de que el país enfrentaría en breve un incremento exponencial de casos y la probable saturación de los servicios médicos en los hospitales dispuestos para atender a los pacientes son una realidad.

De permanecer el actual comportamiento del número de contagios por ese letal virus pronto se tendrá el abarrotamiento de las camas hospitalarias que existen en Tlaxcala, situación que será una consecuencia de la imprudencia mostrada por ciertas personas de diferentes municipios del estado que no acata ni cumplen con el aislamiento social ni la sana distancia impuesta por las autoridades.

Hasta este momento, en la entidad se registran 619 casos negativos, 267 se encuentran en espera de resultado y 100 dieron positivo. Ayer fue el día con más pacientes confirmados con 10 y se comprobó que casi la mitad de los municipios del estado ya tenían por lo menos un enfermo de coronavirus.

Y así como a nivel nacional se han cuestionado las cifras de personas contagiadas y fallecidas porque según algunos expertos y gobernadores las autoridades esconden casos y trabajan con datos que tienen varios días de retraso, en Tlaxcala pareciera que también se ha optado por esa situación porque curiosamente en el renglón de sospechosos se reporta una mínima disminución comparada con la información dada un día antes, lo cual para un sector de la población no resulta creíble.

El martes la Secretaría de Salud de Tlaxcala informó que había 269 casos que estaban en espera del resultado de su prueba y ayer en ese mismo rubro sólo reportó 267 personas, situación que genera dudas porque el resto de los datos se movieron hacia arriba en lo que se refiere a personas contagiadas, fallecidas, recuperadas y de casos negativos.

Los perores días de la pandemia están por venir. Pronto comprobaremos si el sector salud de Tlaxcala se preparó correctamente tal y como lo ha asegurado no sólo ayer, sino a lo largo de las últimas semanas.

La cifra de tlaxcaltecas infectados aún crecerá y lamentablemente también la de personas fallecidas. Ojalá que éstas no se disparen tan estrepitosamente como ha sucedido en otras partes.

Lima López, el Covid-19 de los notarios

El anejo pleito que el último manchifuncionario existente en la administración del gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez sostiene con los notarios que recibieron su patente en el gobierno de Héctor Ortiz Ortiz pareciera que nunca terminará, porque ese poderoso y autónomo servidor público de nombre Sergio Cuauhtémoc Lima López está empeñado en hacerles la vida de cuadritos a esos fedatarios.

Para evitar que las operaciones notariales se vieran interrumpidas por la pandemia del coronavirus, el titular de la Dirección de Notarías y Registro Públicos del Estado de Tlaxcala, Sergio Cuauhtémoc Lima, adquirió un sistema electrónico para impedir los trámites presenciales en las oficinas y agilizar los movimientos administrativos que llevan a cabo los notarios, sin embargo tal avance no fue compartido a todos los fedatarios, sino a los que son amigos y aliados de ese nefasto funcionario.

Pese a que ese comportamiento y actitud discriminatoria fue expuesta al secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, éste no pudo hacer nada y terminó por reconocer que Lima López es más poderoso que él, al grado que no sólo puede darse el lujo de ignorar sus órdenes e instrucciones, sino que es capaz de hacer y deshacer en la dependencia que controla desde la administración de su verdadero y único jefe Mariano González Zarur.

Lima López está convertido en el Covid-19 de los ortinotarios. Cada que puede los perjudica con revisiones y auditorías. En la actualidad está empeñado en evitar que la población conozca que los fedatarios están laborando normalmente y que éstos están en posibilidades de llevar a cabo cualquier trámite, pues su intención es aprovechar la actual crisis provocada por la pandemia para provocar la quiebra de quienes considera que son sus enemigos.

Absurdo, pero real.