Con aun 18 meses que le quedan en el poder a la actual administración estatal, la priista y dirigente de los trabajadores de la Secretaría de Salud, Blanca Águila Lima, evidenció que Tlaxcala cuenta con un gobierno débil, sin carácter y con un nulo liderazgo que está acostumbrado a asumir decisiones erráticas e improvisadas que confirman que la mayoría de los secretarios del actual gabinete son mediocres, mentirosos, prepotentes y carentes de cualquier habilidad política.
Una semana de plantón acompañado de manifestaciones y protestas por parte de los sindicalizados de la Sesa fue suficiente para doblegar a la actual administración que terminó cediendo a un movimiento que logró su propósito principal que consistía en la remoción de la directora Administrativa de la dependencia, Guadalupe Zamora Rodríguez, quien pese a contar con la recomendación y protección del “hermano incómodo” fue sacada de esa área.
Esa conflictiva mujer que según su historial laboral ha pasado por diferentes dependencias estatales dejando a su paso problemas por su arrogancia y prepotencia, ahora fue designada en la dirección Administrativa del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado (Cecyte), donde a las pocas horas recibió el rechazo del sindicato que pidió al gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez no castigar a esa institución enviando a personal de segunda que puede alterar la armonía y el desarrollo académico que se tiene en estos momentos.
Tal nombramiento implica un error y por eso pedimos que sea reconsiderado, se puede leer en un documento que los trabajadores de Cecyte hicieron llegar al mandatario tlaxcalteca.
Es una realidad que el gobernador Mena carece de un equipo y de aliados en su administración.
El conflicto con los sindicalizados de la Sesa tuvo que ser resuelto por la intervención del jefe de Ofician del Gobernador, el poblano Alberto Amador Leal, quien tuvo que hacer la chamba que el inútil, torpe y arrogante secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, no pudo hacer porque lo suyo es hacerse tonto, buscar posiciones en la administración y acomodar a su familia en la nómina estatal.
Blanca Águila no sólo describió ayer lo que acabo de comentar en la reunión informativa que previamente sostuvo con sus seguidores para levantar el plantón que tenía instalado en el zócalo capitalino, sino que además lamentó que al gobernador le mientan sus funcionarios, quienes son muy dados a ocultarle los problemas y la realidad.
La lista de funcionarios que sólo están de adorno en el gobierno de estado es amplia, empezando por el inepto y gris secretario de Salud, René Lima Morales, quien ante sus constantes errores y decisiones equivocadas debería ser removido de su cargo junto con José Aarón Pérez, porque sencillamente no sirven para nada.
Y como suele suceder en las mejores familias, en esta ocasión fue una priista con cierto peso y trayectoria la que puso muy mal al gobernador priista que, ante el conflicto con el personal sindicalizado de la Sesa, se mostró débil, sin autoridad y carente de un equipo eficiente que lo ayude y respalde.
También se evidenció que el “hermano incómodo” ya se excedió y que sus ambiciones y negocios pronto se convertirán en un serio problema para la actual administración que ya dio claras señales de debilidad y vulnerabilidad.
Si la sucesión está adelantada, también es innegable que el gobernador ya dio muestras de que empezó a perder poder y que de aquí en adelante las cosas ya no serán igual que al principio.
Y ya que salió el tema de la sucesión, déjeme contarle que ayer la presidenta municipal de Tlaxcala, Anabell Ávalos Zempoalteca, fue apapachada y cobijada no sólo por el gobernador Marco Antonio Mena y por los funcionarios federales de la administración de Andrés Manuel López Obrador durante su visita a la zona arqueológica de Xochitécatl, ubicada en el municipio de Nativitas.
La frialdad de Mena hacia la representante del gobierno federal en Tlaxcala, la “super delegada” Lorena Cuéllar Cisneros fue notoria y no pasó desapercibida.
Una vez que el mandatario se enteró que Lorena Cuéllar sería sentada en el presídium programado inicialmente para seis personas (Dra. Olga Sánchez Cordero, Secretaria de Gobernación del Gobierno de México, Alejandra Frausto Guerrero, Secretaria de Cultura, Marco Antonio Mena Rodríguez, gobernador, Nadine Flora Gasman Zylbermann, Presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Aida Castilleja González, Secretaria Técnica del INAH y Yahaira Mariana Gómez, Subdirectora de Cacaxtla-Xochitecatl ) ordenó que se incluyera una silla más que fue destinada para la alcaldesa capitalina Anabell Ávalos.
Los lugares de Lorena Cuéllar y Anabell Ávalos estaban ubicados en la primera fila del evento junto con otros trece invitados entre los que estaban funcionarios federales y estatales, así como legisladores.
Al terminar el acto oficial, Cuéllar Cisneros se retiró rápidamente del lugar, en cambio Anabell Ávalos fue invitada a la selecta comida que se ofreció a 20 personas, en donde estuvieron presentes los funcionarios fifís del gobierno de López Obrador y obviamente el gobernador Mena.
Por lo que se ve si hay cariño para la priista.
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